Resultaba impensado que una empresa intentara reactivar un proyecto de relleno sanitario sin antes hacerse cargo del problema ambiental que generó en el sector de Quilmo la clausura por parte de la Autoridad Sanitaria del anterior vertedero de la empresa Enasa.
Este relleno nunca tuvo un programa de abandono de sus instalaciones, pese a la exigencia de la autoridad a la empresa de gestionar el sellado definitivo. Dicha empresa fue demandada por su competencia, Hera Ecobío, por daño ambiental. Tras un largo proceso, el Primer Juzgado Civil de Chillán emitió su dictamen del 16 de octubre de 2007, en el cual el juez Héctor Heinrich Ebensperger estableció que "Enasa ha provocado daño ambiental". Pero el perjuicio nunca fue reparado.
Posteriormente, desde el año 2009 fue la empresa Inser la que intentó en diversas oportunidades reactivar su proyecto presentándolo ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de la Región del Bío Bío.
Tras varios intentos, la empresa comunicó ayer a través del encargado de la iniciativa, Víctor Amado, que la sociedad no persistirá más en el proyecto y que dispondrá que el terreno de Quilmo pueda venderse o arrendarse.
De acuerdo al proyecto presentado al SEA, Inser pretendía levantar un relleno sanitario a escasos metros del vertedero clausurado de Enasa, en un terreno de aproximadamente 80 hectáreas, que aspiraba a lograr una capacidad de recepción de 4.400 toneladas de basura. La iniciativa recibió un total de 145 observaciones, entre ellas de la Municipalidad de Chillán Viejo, que exigía hacerse cargo del "pasivo ambiental" de su antecesor.
Si bien para los vecinos de los sectores Quilmo y Llollinco, que han venido siendo afectados en su calidad de vida por la presencia de otro relleno sanitario (Biodiversa) y planteles porcinos, resultaba impracticable la presencia de un nuevo relleno. En realidad, no resulta prudente que una sola comuna absorba proyectos de tanto impacto ambiental en un espacio acotado y ponga en serio riesgo la salud de las personas y la sanidad de sus fuentes de agua potable, en este caso el estero Quilmo, que debería recibir la carga de los desechos.
Es cierto que Ñuble debe ir buscando nuevos mecanismos para fomentar el reciclaje, ante la creciente la carga de residuos que emite, sin embargo la institucionalidad vigente no puede permitir que uno de los derechos garantizados por la Constitución Política (Artículo 19 n° 8), como el vivir en un medio ambiente libre de contaminación, se ponga en entredicho.