Estos días previos a Navidad donde el ambiente se llena de una hermosa sensación de paz y armonía, de amor por los demás y en especial a nuestros niños, nos ponemos a pensar en muchos que están sufriendo y la amargura nos aprieta la garganta. Hace unos días en una extensa nota, un diario nacional informo que a las organizaciones colaboradoras del Sename se les adeuda un total de $8.700 millones, el doble de lo que había informado hace dos semanas el Ministro de Justicia.
Sin duda esta debió ser una de las prioridades presupuestarias del Gobierno. Por el contrario, ha permitido que la deuda se multiplique y que hoy sea equivalente al 36% de los $3.780 millones que se destinarán en 2017 al Consejo Nacional de la Infancia, organismo creado por la Presidenta Bachelet y que preside Estela Ortíz, cuyo rol es difuso y genera enormes dudas respecto de la justificación de su existencia. Solo en personal, el Consejo para la Infancia destinará para el próximo año poco menos de la mitad de su presupuesto, $1.740 millones.
A pesar de que la información que se ha estado conociendo durante todo el año, el Instituto Nacional de Derechos Humanos aún no visita el centro en el que falleció la niña Lissette en abril; no ha emprendido acciones ante los Tribunales y la investigación que, según su director, se inició hace unos meses, tampoco parece estar muy avanzada, una desidia inexplicable.
La administración de la Nueva Mayoría sigue mostrando enormes déficits de gestión y criterios equivocados en sus decisiones y prioridades: el Ministro de la cartera que depende el Sename no maneja información respecto de una deuda considerable y evalúa la situación de sus centros de manera superficial; en las prioridades presupuestarias del Gobierno no está contemplada una de las mayores urgencias de Chile; y, hasta ahora al menos, la nueva Subsecretaría de DDHH no tiene contemplado asumir un rol frente a las vulneraciones que podrían estar padeciendo hoy los menores bajo la custodia de Sename, ni frente a las que afectaron a los niños fallecidos en los últimos años.
También hay que recordar que en los primeros días de su mandato, el gobierno congeló la tramitación de la Reforma que terminaba con el Sename y creaba un Servicio Nacional de la Infancia, a cargo de los niños en situación de vulnerabilidad; y un Servicio de Responsabilidad Adolescente, para los menores infractores de la ley. La reforma, de haberse contado con voluntad política, estaría hoy promulgada y en plena implementación. Otra vez para los niños del Sename no llego el Viejito Pascuero.
Frank Sauerbaumx Ex Diputado por Ñuble.