Mabel González
El Gobierno de Donald Trump afronta una nueva y dura polémica después de que se revelara que el fiscal general (o secretario de Justicia), Jeff Sessions, mantuvo reuniones con el embajador ruso en Estados Unidos durante la campaña presidencial, algo que no explicitó más tarde durante su confirmación ante el Senado, a pesar de que se le preguntara específicamente por el asunto.
El diario The Washington Post reveló que los encuentros de Sessions, entonces senador por Alabama y asesor de la campaña de Trump, con el embajador Kislyak se produjeron en julio y en septiembre del año pasado, justo antes de las elecciones presidenciales de noviembre.
El líder de la minoría demócrata en la Cámara Alta, Chuck Schumer, pidió ayer, "por el bien del país", la dimisión de Sessions, acción que, de concretarse, significaría para Trump la segunda baja de su gabinete en menos de un mes, después de la salida del Consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, también por una polémica en torno a sus contactos con representantes del Kremlin.
"Por el bien del país, el fiscal general Sessions debería dimitir (...). Las revelaciones que conocimos la pasada noche (del miércoles) son especialmente problemáticas", aseguró Schumer en una rueda de prensa desde el Capitolio, sobre los encuentros del fiscal general con Sergey Kislyak, embajador ruso en Estados Unidos.
Tales reuniones transcurrieron en medio de una agitada tormenta política por la supuesta injerencia del Kremlin a favor de Trump, en la forma de ataques cibernéticos contra los servidores del Partido Demócrata y de la campaña de Hillary Clinton.
Inhabilitación
Luego que estallara la polémica, la Casa Blanca le entregó su pleno respaldo a Sessions y Trump afirmó tener "total confianza" en el funcionario. Poco después, en un punto de prensa, Sessions anunció que se inhabilitará de la investigación que se está llevando adelante sobre la posible injerencia rusa en los comicios presidenciales de EE.UU. y que él mismo estaba encargado de supervisar. De esta forma, cedió a los llamados de varios representantes, incluida una buena cantidad de republicanos, que pedían que se apartara de las indagatorias.
A través de un comunicado enviado horas antes de su comparecencia, el titular de Justicia aseveró que "nunca me he reunido con funcionarios rusos para hablar asuntos de la campaña. No tengo ni idea de qué se trata esto. Es falso". En el punto de prensa reafirmó sus palabras y aseguró que "nunca" se reunió "con ningún funcionario o intermediario ruso" para abordar los comicios de noviembre, por lo que no piensa dimitir del cargo.
El fiscal general alega que sus encuentros con Kislyak no tuvieron nada que ver con la campaña de Trump y que se enmarcaron únicamente en su rol como miembro del Comité de Servicios Armados del Senado.
Antes del anuncio de Sessions, el senador Schumer había solicitado que se designara a "un fiscal especial que no tenga relación con este Gobierno" para encabezar la investigación sobre el Kremlin. "No puede haber la más mínima sombra de duda sobre la imparcialidad y legitimidad del fiscal general, el primer garante de la ley del país. Después de esto, está claro que el fiscal general no pasa esta prueba", agregó Schumer.
La designación de un fiscal especial también encontró el apoyo del senador Lindsey Graham, un habitual entre los republicanos críticos con Trump.
Estas revelaciones amenazan con abrir una nueva crisis en el Gobierno de Trump, que ya vio hace unas semanas cómo los contactos con Kiskyak antes, durante y después de los comicios, le costaban el puesto al entonces asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, el general Michael Flynn.
"Un espía de categoría superior"
El nombre del embajador Sergey Kislyak empezó a sonar con fuerza en el resto del mundo después de que en febrero se conocieran sus nexos con el entonces consejero de seguridad nacional, Michael Flynn. Medios estadounidenses perfilan a Kislyak como un "curtido diplomático" y un embajador de "amplia experiencia" que se encuentra en su tercera misión diplomática en Washington. Funcionarios de inteligencia de EE.UU. lo describen como "un espía de categoría superior y un reclutador de espías", según recogió CNN.