Durante los actos de conmemoración de los 240 años del natalicio de O'Higgins, el Presidente de la República se reunió con las autoridades provinciales, regionales y parlamentarias de esta zona, con el fin de analizar lo que vendrá después del 6 de septiembre, convertidos en Región.
En esa reunión, el Mandatario hizo el anuncio de que el Tren Rápido va a llegar pronto a Chillán. No sólo sacó titulares, sino que también dio motivos para comentar que las cosas no deben hacerse así, porque demuestra que no hay una planificación previa para nuestra Región, una visión amplia y participativa de la realidad
Queremos dinamizar nuestra economía, acelerar el progreso, reducir las inequidades. Por eso, debemos definir antes las prioridades que vayan solucionando los problemas más acuciantes.
Necesitamos bajar las cifras de cesantía, los niveles de pobreza que nos tienen en los puestos de cola de la realidad nacional. Descontaminar nuestro medio ambiente, que se encuentra gravemente saturado. Debemos dotarnos de infraestructura vial, de salud, de viviendas dignas, de planes integrales de desarrollo local, para reducir la brecha existente entre nuestras 21 comunas.
Antes del tren rápido, necesitamos que se aumente la frecuencia de los trenes hacia y desde Chillán, con capacidad de romper el abusivo monopolio de los buses; que se alargue la pista del Aeródromo para que aterricen aviones comerciales; que se modernice la labor agrícola y se la dote de buenos caminos, con el fin de que los productos agrícolas lleguen bien y rápido a los puntos de venta y de exportaciones. Que nuestras escuelas públicas estén dotadas de edificios dignos y que los docentes cuenten con posibilidades permanentes de perfeccionamiento. Que nuestros artistas tengan lugares adecuados para mostrar sus cualidades y academias para que las desarrollen y puedan demostrar que somos "cuna de talentos".
Si queremos abrirnos al turismo, que significa riqueza económica y cultural, debemos dotarnos de una mentalidad especial para recibir a gente que debe transformarse en amigos que vuelven, entregarles hospitalidad y satisfacer sus necesidades para que disfruten de nuestras tradiciones y bellezas naturales que nos distinguen.
En fin, necesitamos planificar, marcar nuestra hoja de ruta, pero hacerlo entre todos, sin improvisaciones y con los más capacitados al frente, aplicando la misma transversalidad y generosidad de quienes lanzaron la primera idea de convertir a Ñuble en Región.
Miguel Angel San Martín González Periodista.