Gratitud por la formación
Señor director: No cabe duda que la formación durante la Enseñanza Media es determinante en la continuidad de Estudios Superiores y de incorporación al mundo del trabajo. Ello, considerando la relevante labor formativa que nos inculcaron nuestros padres, educadores por antonomasia.
Mi paso por las aulas del Liceo Narciso Tondreau, definió tanto mis opciones futuras como las de varios de mis compañeros de curso. Entre ellos hay docentes, nutricionistas, enfermeros, tecnólogos médicos, profesionales audiovisuales, miembros de las Fuerzas Armadas, abogados, guardias de seguridad, ingenieros, entre otros y es que la educación pública acoge a jóvenes de distinta condición social, aspiraciones y logros de vida.
Recuerdo que en Primero Medio el profesor Ernesto Vásquez nos exhortaba con rigor y una dosis de fina ironía acerca de la necesidad de cultivar la mente y el espíritu con saberes de la cultura clásica, hablándonos en francés y latín. Y nosotros, en medio de nuestras preocupaciones concretas e inmediatas como todo adolescente, nos dábamos cuenta de que había mucho que conocer y aprender.
En Ciencias Naturales, el profesor Barrientos nos hablaba de las maravillas de la biología, como también el profesor Jorge Petersen en lo relativo a los fenómenos de la Química.
Y qué podríamos decir acerca de la actividad física y valores humanos que nos impartía el profesor Luis Quijada, quien como profesor Jefe de Tercero Medio nos llevó a conocer la Feria Internacional de Santiago, Fisa, en ferrocarril. Conocimos de la relevancia de manejar una segunda lengua, como el inglés, para la vida laboral por parte de las docentes Ruth Candia y Ma. Teresa Saldías. En tanto la belleza y técnica del arte pictórico lo conocimos con la profesora Mirta San Martín. La exigencia por una buena articulación del hablar en Francés y su belleza idiomática lo pudimos experimentar de parte de la profesora Norma Serrano, en tanto que la motivación por conocer obras y autores y a asistir a valiosas presentaciones teatrales locales, la recibimos de la profesora Balderes Tiznado, como también de los profesores ya fallecidos, Sres. Mario Castro y Carlos González.
No puedo dejar de destacar a los docentes del ámbito de las Ciencias como el profesor Alonso Carmona, quien, con mucha mística nos infundía valores con un toque de trascendencia espiritual. Un sentido paternal tuvo la labor como profesor Jefe de nuestro Cuarto D- 1981, el Sr. César Labra San Martín, con quien seguimos en contacto.
El deceso esta semana del profesor Sr. Juan Venegas Gacitúa nos retrotrajo a gratas conversaciones en el aula con la alegría y jovialidad que le caracterizaron.
Así, enumerando las cualidades pedagógicas de este selecto equipo de maestros y, cuando se acerca la fecha del natalicio del educador Narciso Tondreau Valín de octubre próximo y arriben a Chillán sus restos mortales al Patio de los Artistas del Cementerio Municipal, (que esperamos sea un recibimiento a la altura del connotado personaje), esperamos poder asentir en nuestros corazones los ex alumnos y chillanejos en general, que estos educadores fueron nuestro faro en el navegar hacia nuestra meta como hombres y mujeres de bien, ya sea como sencillos obreros, hombres de armas o profesionales que hoy retribuimos a la sociedad las enseñanzas y principios de vida recibidos en este establecimiento público de educación.
Quienes culminamos nuestro paso por aquellos pabellones y aulas de la antorcha encendida, anhelamos que ella siga iluminando los espíritus de quienes vienen más adelante en esta nueva Región de Ñuble, bajo ese portal que da la bienvenida a todo aquel que ingresa al Liceo Narciso Tondreau de Chillán.
Luis Gavilán Rojas Profesor de Castellano y Literatura
"O'Higgins: el nacimiento de un héroe"
Señor director:Un otoñal día de agosto, en Chillán, nacía nuestro principal héroe patrio, llamado Bernardo por su madre, tal vez por ser el día de dicho santo, o porque era el segundo nombre de su padre.
Pero llegaba al mundo en difíciles circunstancias, era fruto de un amor clandestino, ya que su padre, funcionario de la corona, no podía casarse con una criolla, al menos que estuviera dispuesto a perder su cargo y prerrogativas. Ese niño, nervio y motor del proceso independista nacional en su vida adulta, estaba condenado al nacer a largos años de soledad. Recién llegado al mundo lo sacaron de la casa del abuelo materno, enviándolo por cuatro años al cuidado de la familia Olate en el mismo Chillán, para luego, por orden de su padre, partir por seis años a Talca, donde lo crio la familia Pereira de la Cruz. Sería luego enviado interno a Chillán, para después partir a Perú, España e Inglaterra a educarse. Llegaría de regreso al hogar materno después de haber estado más de veinte años apartado de su familia. Sin proponérselo, la soledad y la lejanía habían formado un héroe.
Antonio Yakcich Furche Presidente
Instituto O´Higginiano de Rancagua