Estamos viviendo momentos claves para poder avanzar en una nueva etapa histórica de nuestra convivencia social. La protesta popular iniciada el pasado 18 de Ocubre en forma espontánea, ha llegado a un punto de no retorno. Debemos poner toda nuestra inteligencia para alcanzar el marco ideal de convivencia con justicia, equidad y paz.
La nueva Constitución, cuya acción participativa se ha puesto en marcha también un tanto espontánea, pero cargadas de razones, entusiasmo e iniciativas novedosas, es un buen comienzo. Muchísima gente se está congregando en cabildos abiertos, a veces organizados por especialidades, con una gran ilusión. Esto significa que se ha comenzado a caminar en una dirección anhelada mayoritariamente, en busca de los aspectos que regirán nuestra vida ciudadana en forma más equitativa. La vía es la participación popular, es la forma de que el pueblo se exprese y su voz sea escuchada, que tenga repercusión y sus ideas tomadas en cuenta.
Esto constituye una primera manifestación de voluntad política por avanzar, por buscar las fórmulas de entendimiento que nos conduzcan a una forma de vida mejor, más tranquila y con mayor progreso.
Ahora se hace necesario que desde las cúpulas, ya sea de Gobierno o de los estamentos políticos que nos rigen, que también den muestras de que quieren lo mismo. Aquel "Acuerdo por la Paz" conseguido entre cuatro paredes, aunque no contara con las organizaciones sociales y de trabajadores, se ha transformado en un buen comienzo. Todo es mejorable, todo es perfectible. Lo importante es que ha sido una señal válida. Es necesario, en consecuencia, que se impulsen las medidas urgentes para satisfacer la agenda social que está sobre la mesa de las deliberaciones, desde comienzos de la efervescencia social. Y en eso, es el Gobierno el que tiene en sus manos la solución. Y, además, tiene el dinero para hacerlo.
Humildad y Generosidad es lo que falta. Humildad para reconocer errores y Generosidad para corregirlos. Pero todo con rapidez y con participación general. Creo que el Gobierno tiene la oportunidad de solucionar la crisis y echar las bases para que Chile avance con la participación de las grandes mayorías. Corregir errores, escuchar a la gente y construir entre todos la democracia que mayoritariamente exigimos, para que no se vuelva a la injusticia lacerante, a la inequidad que ofende, a la corrupción que nos destruye. Merecemos una sociedad mejor y no descansaremos hasta conseguirlo.
Miguel Ángel San Martín Periodista.