Muchas horas nos hemos puesto en estos días en lugar de nuestros vecinos pensando en lo suyo y en lo nuestro. En estos últimos meses, la vida nos está poniendo a prueba, porque los desastres son tantos y de tan mala condición que nos da mucha indignación comprobarlo. Me refiero específicamente a los asaltos y robos.
Cuesta aceptar los desastres de los estudiantes, cuando rompen una escultura o cuando se rebelan contra nuestros próceres o padres de la patria como la historia los nomina. Hay tanto por lo cual protestar, que difícilmente agotaremos el tema. Nos ha tocado un mal tiempo, donde ha habido catástrofes de todo tipo. En momentos positivos esperamos que la educación haga el aporte que le corresponde y las cosas mejoren.
De todos modos lo que hasta el momento ha ocurrido, está entregando cosas positivas, como serían algunas reacciones surgidas de las lecciones que los políticos enfrentaron el 18 de octubre y que ellos han nominado como "El despertar de Chile" y que todos pretendemos que no se duerma de nuevo.
Mientras eso transcurre y muchos otros acontecimientos han culminado con felicidad, yo en mi pequeño dominio, he seguido con gran cariño, el término de sus estudios de medicina de la Universidad de Concepción. Se trata de uno de mis nietos, que recibió su título, precisamente cuando yo, su abuelo, soportando una odiosa enfermedad; espero de él la primera receta. Seré su primer paciente. El texto de su título así lo autoriza:
UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN
CHILE
Certifico que por decreto U.de C. N°2019-4308 del
Señor Rector, se confirió con fecha 10 de diciembre
De 2019, el título Profesional de:
MÉDICO CIRUJANO
A don HERNÁN MATÍAS QUINTANA IBACACHE.
Concepción, 10 de Diciembre de 2019.
Así como hay cosas que nos abruman y ofenden, también hay otras, como la de estos papás, mi hija Patricia Ibacache y mi yerno, Hernán Quintana, que con su apoyo y compañía entregan un médico a nuestro país.
Por Carlos René Ibacache I. Miembro correspondiente
por Chillán de la Academia Chilena de la Lengua.