Derechos de las mujeres, un gran paso de la humanidad
Señor Director:Han pasado 143 años desde que fuera firmado el histórico y revolucionario Decreto Amunátegui, el 6 febrero de 1877, el cual permitió a las mujeres egresadas de la enseñanza media postular a los exámenes de admisión a la universidad. Con esto se inició un trascendental cambio, bajo la constante resistencia de nuestra sociedad patriarcal y de grupos políticos de todos los sectores.
Recordemos también que el 10 de diciembre de 1948 el Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señaló que «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos», en el contexto de que la mitad de la población mundial hoy está conformada por mujeres que siguen luchando por los mismos derechos que han sido privilegio de los hombres por siglos. Así, hace 72 años, las naciones del mundo adoptaron el compromiso de fomentar los derechos humanos y libertades sin distinción de sexo, raza, idioma y religión. Desde entonces se han puesto en marcha numerosos mecanismos y leyes, a nivel internacional, regional y nacional, para asegurar que dichos derechos y libertades llegan de manera efectiva a esa mitad de la población, las mujeres. Entre estos derechos está el no sufrir discriminación ni violencia por el hecho de haber nacido mujeres, a no ser maltratadas ni asesinadas por sus parejas o ex parejas, a no vivir con el miedo constante a ser agredidas, a no ser discriminadas en el trabajo ni en el acceso a los recursos económicos, a estudiar lo que quieran, a expresarse libremente por sus derechos sin miedo a ser encarceladas, perseguidas o asesinadas por ello. Un primer gran hito fue la aprobación, en 1979, de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, instrumento clave de Naciones Unidas en la protección de los derechos de las mujeres. Un nuevo paso hacia la igualdad entre hombres y mujeres fue la creación, en 2010, de ONU Mujeres, organismo de Naciones Unidas centrado en impulsar la igualdad de género en el mundo. En 2011 se aprobó el Convenio de Estambul, con el objetivo de abordar todas las formas de violencia hacia las mujeres. Por su parte, el Foro Económico Mundial hizo un llamado para que el pasado 2018 fuera "el año en que las mujeres prosperen", dando luz a otro ámbito, el laborar y económico en el que también son profundamente discriminadas. Las mujeres son las grandes artífices del cambio, la innovación y la creatividad, su actitud perseverante es fuente de inspiración para todos nosotros. Hoy tenemos una muy buena noticia: son cada vez más numerosas las mujeres que asumen el liderazgo y hacen oír sus voces en los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la educación y las artes.
Así, en conjunto, mujeres y hombres podemos fortalecer las capacidades de la humanidad para enriquecer nuestro acervo cultural común y resolver con urgencia la pobreza cultural en que nuestra sociedad está entrampada y que le impide comprender los procesos de manera integral y estratégica.
José Albuccó Accadémico de la Universidad Católica Silva Henríquez
Fútbol y violencia
Señor Director:La normalización de la violencia en el contexto del fútbol aparece como un fenómeno social que no debiera dejar indiferente a nadie.
El acontecimiento acaecido en el partido entre Colo Colo y Universidad Católica se inscribe en una violencia que tiene una data de ocurrencia en Chile y que no podemos desconocer.
En el mundo y en nuestro país, existe una larga y compleja relación entre fútbol y violencia, la que toma forma, en la mayoría de las ocasiones, de enfrentamientos polarizados entre hinchas, barras bravas y en algunas ocasiones afectando incluso a los jugadores, como en ese evento en el que un jugador de Colo Colo salió maltrecho, producto de las esquirlas de una pirotecnia arrojada por un miembro de la barra de su mismo equipo, en un encuentro deportivo que -por disposición de las autoridades- se jugó sin público visitante.
También hemos sido espectadores de la violencia generada por barristas fuera de los estadios, a propósito de la muerte de un hincha atropellado por un carro policial. Las manifestaciones también se han visibilizado en la Plaza Italia, donde las banderas de los equipos de fútbol han tenido un protagonismo nunca visto, por sobre las tradicionales banderas partidistas que solían acompañar a las manifestaciones sociales. No obstante, sería una audacia establecer alguna relación causal entre estallido social y violencia en el fútbol. Sin embargo, negar que podría existir una influencia entre ambos fenómenos, sería también desconocer la multifactorialidad del complejo fenómeno de la violencia social en el país. El sujeto hincha y el sujeto manifestante -en muchos casos-, no están separados, se hacen carne en el mismo sujeto históricamente excluido y postergado, que ve y vivencia en la "tribu" y en la violencia, una posibilidad de reivindicación y visibilidad social, frente a la cancha dispareja donde le ha tocado jugar.
Iván Echeverría, Director Psicología UDLA