Los medios de comunicación repiten a diario que los adultos mayores son la población más vulnerable a infecciones graves derivadas del contagio del coronavirus. A nivel general, han entregado medidas de prevención enfocándose en el cuidado sanitario del virus, mas, poco han recomendado acerca de los cuidados de la salud mental o bienestar de las personas mayores de 60 años que, de forma casi obligatoria, deben pasar por un periodo largo de aislamiento.
A nivel global, todo el mundo está en un momento de incertidumbre, algunos enfrentan este contexto de forma positiva intentando sacar lo mejor de sí, otros aumentan día a día su ansiedad producto del alto nivel de estrés que les conlleva estar en cuarentena, no manejar el contagio, sentirse vulnerables frente al riesgo, entre otras variables personales que evidentemente en las personas mayores se ven acrecentadas.
Por tanto, proteger a nuestros adultos mayores a nivel afectivo se traduce en hacernos responsables de ellos y su cuidado, como también de empoderarlos para que tomen medidas de resguardo emocional durante periodos de crisis.
En cuanto a las recomendaciones, podríamos señalar primero la importancia de mantener el cuerpo y la mente activos, junto con continuar realizando las actividades rutinarias a las cuales están acostumbrados. Hacer actividad de ocio activo, buscar actividades placenteras y ejercitar el cuerpo, podrían actuar como factores protectores que aumenten el nivel de bienestar percibido.
Otra recomendación tiene relación con el grado de conciencia que se tiene de las propias emociones y ello condiciona nuestra actitud frente a la vida. Si en la evaluación que realizan existen emociones negativas displacenteras, se debe observar si son de utilidad o simplemente son reacciones derivadas del exceso de información o de pensamientos catastróficos poco realistas. Por cada pensamiento negativo, hay que ayudarlos a pensar en uno positivo. Finalmente, es importante cuidar los hábitos de alimentación y sueño, ello mantendrá su cuerpo funcionando de forma adecuada, evitando los golpes de estrés.
En cuanto a aquello que el entorno social puede hacer por ellos, aconsejo ayudarlos a organizar su rutina, ir al supermercado por ellos, ayudarlos a buscar actividades recreativas en casa como bailar, jugar cartas, ver una película o jardinear, entre otras acciones. Y, lo más importante, siempre mantenerse en contacto y buscar la forma de promover la comunicación y la preocupación por su bienestar, puede que en este tiempo se sientan muy solos y aislados.
Carolina Hernández Fernández
Psicóloga Universidad San Sebastián