"La sala de clases dejó de ser protagonista"
El contexto actual nos plantea a quienes trabajamos en instituciones educativas, el desafío de que la sala de clases deje de ser la protagonista del aprendizaje de los estudiantes. Ahora más que nunca tenemos la oportunidad de valorar otras prácticas educativas fuera de los espacios de educación tradicionalmente considerados como formales. Tenemos la oportunidad de trabajar con las herramientas virtual disponibles, y el desafío imperante de ir construyendo con mayor énfasis las competencias del S.XXI necesarias para generar aprendizajes a la distancia en nuestros estudiantes e incluso en nosotros mismos que trabajamos con ellos.
Las Tecnologías de la información y la Comunicación (TIC'S) no son para nada nuevas. Llevamos varios años en educación hablando y analizando desde diversas perspectivas la incorporación de dichas tecnologías al aula. Sin embargo, hasta ahora, no todos habíamos asumido la responsabilidad de desarrollar estas herramientas. Hoy, la consigna es "quédate en casa" para evitar el riesgo de contagio de ti y de quienes te rodean. Es en este contexto, en que el uso de las TIC'S no sólo es importante o una alternativa, sino que se vuelve imprescindible y casi obligatorio para poder ayudarnos a todos como sociedad a seguir funcionando.
¿Estábamos preparados para dar este paso? El caso es que es ya es algo inevitable: nos vemos en la obligación de cambiar nuestros estilos de vida, nuestra forma de concebir el trabajo y de desarrollar la educación. Quienes trabajamos en educación nos vemos interpelados entonces a validar nuevas formas de aprendizaje y a seguir trabajando para disminuir las brechas sociales que hoy más que nunca se cristalizan en el acceso a las plataformas virtuales, el nuevo canal para aprender.
Definitivamente esta crisis, ha sido una de las más importantes que nos ha tocado vivir en mucho tiempo; sin embargo, nos permitirá generar cambios sustanciales sobre nuestra forma de aprender. Tal como la Nueva Ecología del Aprendizaje señala, esta crisis nos permitirá generar una mirada distinta sobre cómo aprendemos, qué enseñamos y el lugar que ocupa la educación en nuestras vidas.
Mg. Cristian Dacaret Mg. Fabiola Melo
¿Es solo economía?
Llama la atención como ciertos grupos señalan que preocuparse por la situación económica del país, especialmente en tiempos de covid-19, significa ponerla por sobre la salud o las vidas de los ciudadanos.
Es un buen momento para recordar que "economía" no es solamente lo que hace el gran empresario desde su oficina en Las Condes, o las ganancias de un habilidoso inversor en la bolsa. Es el precio del pan, el pasaje en la micro y la cantidad de productos que tienes a disposición en el supermercado. No menos importante: economía es el funcionamiento del sistema de salud, así como la capacidad de comprar insumos, medicinas y equipos para cuidar a los enfermos.
Sí, se deben tomar medidas para contener el virus, pero debemos ser conscientes de que cerrar el país por completo, arriesgando la producción, es un arma de doble filo. Lo dice el prestigioso economista Thomas Friedman: cerrar la economía por completo podría provocar incluso más muertes que el COVID-19 en un futuro no tan lejano.
Bárbara Haas, Fundación para el Progreso
Niños en casa
Las restricciones que nos tienen a gran parte de la población en cuarentena, y a un 100 por ciento de los escolares en casa, se han convertido en un desafío para los adultos que deben quedarse con ellos y (tratar de) seguir con las obligaciones habituales, en un proceso de adaptación que todos estamos viviendo.
No obstante, también es un desafío para los niños. El caos o vivir "eternamente" en vacaciones es confuso para ellos. Los niños y niñas necesitan rutinas para sentirse seguros. Esto no significa instaurar horarios para todo y de manera rígida, pero sí crear ambientes que sean predecibles. Las rutinas y la regularidad les permiten manejar el estrés propio de situaciones de cambio o crisis.
Un punto fundamental es que estos menores deben saber a qué atenerse y no que cada día sea un misterio. Algunos consejos para esto son:
1)Instaurar (o mantener) un horario para organizar distintas actividades: Desayuno, juego libre, ver TV o pantallas, ida a acostar, entre otros.
2)Crear un orden en que las cosas suceden. Por ejemplo, después de tomar desayuno, vestirse. Luego de la comida, nos preparamos para dormir.
3)Dejar un espacio físico y de tiempo determinado para temas educativos. Una vez finalizadas esas actividades, ordenar y guardar el material y dar por cerrada la actividad. Recuerden que leer en conjunto, realizar manualidades y jugar también son espacios de aprendizaje.
4)Tratar de ser consistentes con estas medidas (en lo posible), pero también flexibles y adaptarse al día a día. El objetivo es transmitir una sensación global de orden.
Daniela Aldoney, directora del Laboratorio en Familia, UDD