La crisis sanitaria en el mundo, producto de la pandemia por el Covid-19, ha enfrentado a la población mundial a nuevos hábitos de vida, tanto en materia laboral, como de consumo, trámites y también en el campo escolar y universitario.

Muchas tareas cotidianas se están realizando vía online y las presenciales cada vez son menos.

En ese escenario, y particularmente en nuestra Región y país, los estudiantes están viviendo un panorama inédito en su sistema educacional.

Esto ha motivado que muchos especialistas entreguen recomendaciones para asumir las clases no presenciales y se evite una baja en la calidad del aprendizaje de los escolares y universitarios.

Frente a este nuevo modelo de aprender y estudiar en el hogar se aconseja distribuir en breves jornadas la materialización de las tareas.

Según la especialista Claudia Figueroa, académica de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello, "hay hogares en que al ser varios hijos, el computador deben usarlo en turnos para que todos accedan. Si ese es su caso, entonces desarrolle un plan de uso que les permita a todos el acceso sin importar el logro, sino más bien mantener una rutina posible".

Supervisar cómo va el avance, pero sobre todo, converse cómo se siente con este sistema nuevo, qué cree que puede mejorar y qué cree que ha hecho para hacerlo bien. Eso es más importante que tener todo terminado".

La experta plantea que no hay aprendizaje escolar ni sistema que asegure hoy que los contenidos curriculares así como se entregan se asentarán. Hay que replanteares el sistema escolar así como está porque si fuera eficiente, claramente no estarían los hogares así de angustiados como están lidiando con la incertidumbre de lo vivido y la exigencia escolar que supera cualquier límite.

Un tema que nuestro país y Región deben resolver que es que hay un porcentaje no menor de familias totalmente excluidas de este sistema al no tener las herramientas básicas para aplicar este modelo. Es una tarea fundamental poder integrarlas.

Hemos recorrido muchos años en el mundo que nos tocó vivir y que nos ofrece y sigue ofreciendo distracciones y entretenciones de la más variada índole. Quienes, como personas mayores, hemos cargado nuestra vida de experiencias y costumbres de este siglo, ha sido difícil cambiar las viejas normas y costumbres ya timbradas con las prácticas de nuestro tiempo. Aquí se nos ha pedido una especie de distanciamiento social, que incluye un distanciamiento físico que sugiere un metro de distancia entre nuestro cuerpo y la persona con la cual conversamos. Estábamos acostumbrados a que frente a una tragedia nuestro compromiso era acercarnos a quienes fueran nuestros vecinos, amigos o interlocutores.

Integrar a nuestro comportamiento el alejamiento, reemplazando el acercamiento, que fue la lección que recibimos, es muy difícil, tanto como negarse al apretón de manos o al beso en la frente o mejilla. Antes se nos pedía acercarnos a quienes habían sufrido las angustias de un temblor o una tragedia. Ahora es lo opuesto. Cuesta acostumbrarse a los consejos tradicionales de antes, donde el compromiso era el acercamiento y no el alejamiento como se pretende hoy y que la niñez y juventud de hoy, está haciendo lo suyo.

Son tiempos distintos y lo comprobamos cuando algún sismo nos comprometía. Cuando era muy fuerte, la mayoría lo fue, hasta los países amigos nos visitaban y nos ayudaban. Ojalá esta fórmula, la del acercamiento, no desaparezca.

Cuando se trata de preocuparnos de la situación que viven los adultos mayores, se habla mucho de prestarles una atención personal, que les brinde mejores días para el tiempo que les queda. Por ahora, uno de los consejos más frecuentes que les damos a los adultos mayores es que no se aíslen. La compañía y la atención a sus menesteres del día a día. El aislamiento social en los adultos mayores es muy complejo. Perder los contactos y no mantenerse activos es muy riesgoso. Así lo hemos entendido los socios de una organización, que en Chillán funciona hace más de 20 años. Es la "Red Comunicacional del Adulto Mayor", que semanalmente se reúne y que constituye un ejemplo para quienes valoramos la vida en plenitud, que es el acercamiento y la amistad.

ALGO SOBRE LA AMISTAD:

Es un valor real. Lo comprobamos recientemente, cuando nueve amigos nos reunimos para disfrutarla. La amistad es el más perfecto de los sentimientos del hombre, pues, es el más libre, el más puro y el más profundo. La amistad es un alma que habita en un cuerpo y un corazón que habita en dos almas, escribió Aristóteles hace muchos siglos - aún tiene validez.

Carlos René Ibacache I. Miembro Correspondiente por Chillán de la Academia Chilena de la Lengua

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