La reconocida incapacidad comunicacional y la escasa comprensión de los mensajes son dos características de buena parte de nuestra población. En las últimas semanas de miedo, angustia y ansiedad quedaron ratificadas, sobre todo en relación con los adultos mayores.
El mensaje que se quiso transmitir fue, sin duda, cuidemos a nuestros viejos, porque son factor de riesgo de coronavirus. Es decir, corren mayor peligro de enfermar gravemente y morir. Pues bien, muchos no lo entendieron, y por amargo contraste, creyeron -y siguen haciéndolo- que los adultos mayores son la principal fuente de contagio. En virtud de esto, en numerosos puntos comenzaron a ser discriminados. Indisimuladamente, se evitó el contacto con ellos, arrancaron a los niños y otros seres queridos de sus brazos y los convirtieron en seres peligrosos. Con ello, no han logrado otra cosa que aumentar el grado de soledad y estrés que sufre ese tramo etario, al que todos dicen respetar. Ignoraron abiertamente que loa vejez no es necesariamente sinónimo de enfermedad.
Sería un exceso calificar el daño provocado como irreparable. Los veteranos también son resilientes y saben recuperarse con éxito los momentos de crisis. Es muy sabia la frase: "El joven aprende. El viejo entiende".
¿Cuál es la finalidad de esta columna? Lograr que se entienda que la vejez es una etapa normal de la vida, a la cual, con ayuda del ser supremo y con un buen estilo de vida, todos llegaremos, en buenas, medianas o malas condiciones. Ser adulto mayor no es sinónimo de ser transmisor de enfermedades graves, como el cáncer, la hipertensión arterial o la diabetes. Tener muchos años no es equivalente a sufrir alzheimer, una de las formas de demencia senil más conocidas.
En el caso del coronavirus, un informe de la prestigiosa Universidad John Hopkins precisó que sólo del 30 por ciento de los casos de coronavirus en el mundo se concentan en los adultos mayores. Ese preciso dato debería hacer comprender a muchos que, la próxima vez que se encuentren con alguien de 70 o más años no corren más peligro de contagio que si lo hacen con personas de 25, 30 ó 40 años.
Por último, recordar una frase afortunada de una película de vaqueros: "Si esos hombres llegaron a ser viejos, fue porque supieron sobrevivir". Pasaron por muchas amenazas, muchos peligros,muchas pestes. ¡Pero siempre salieron adelante!
A dejar atrás los muchos mitos y mentiras del último semestre. Enfrentar mirando los ojos lo que hoy se llama "el corona miedo! Es la única forma de salir adelante. La palabra clave es valor.
Raúl Rojas, periodista y académico