F. Arbulú / Agencias

El misterio que imprimió en cada una de sus novelas fue el mismo que marcó la vida del escritor Rubem Fonseca, un revolucionario de las letras que con un lenguaje directo, violento, erótico y vulgar imprimió de "brutalismo" a la literatura brasileña.

Tan intrigante como la trama de sus obras, el autor de "Agosto", "El cobrador" o "El gran arte", vivió como una especie de ermitaño, narrando las truculentas historias que marcaron su estilo hasta ayer.

El autor, que este 11 de mayo cumpliría 95 años, murió ayer producto de un infarto al corazón. Según informó su familia, el autor estaba en una comida en su departamento de Leblon, en Río de Janeiro, cuando sufrió el ataque, siendo trasladado al hospital Samaritano del barrio de Botafogo, al que llegó sin vida.

Desde lo policial

Nacido en la ciudad de Juiz de Fora de Minas Gerais, se mudó siendo un niño a Río de Janeiro, donde comenzó una carrera profesional lejos del mundo de las letras. Según informa O'Globo, a principios de los años 50 se convirtió en comisario de la policía de un Barrio de San Cristóbal, pero era más bien de escritorio que de calle. En algunos otros medios aseguran que, además, estudió Derecho y que incluso postuló para ser juez. Lo cierto es que todas estas experiencias fueron la materia primera de sus relatos.

Es así como en 1963 salió a la luz su primer libro de cuentos, llamado "Los prisioneros", al que le seguirían "El collar del perro" (1965) y "Lucía McCartney" (1967). Su primer novela fue "El caso Morel" (1973), que trata sobre un artista encarcelado por ser el principal sospechoso del crimen de una de sus cuatro amantes -con las cuales vive una experiencia comunitaria en la que está presente el sadomasoquismo-, y pide ayuda a Fernando Vilela, un célebre escritor, exabogado y funcionario policial, para escribir un libro en el que narre su verdad.

Pasaría una década antes que sacara otra novela -"El gran arte"-, lo que no implicó que dejara de escribir, pues publicó dos libros de cuentos, entre ellos "Feliz Año Nuevo", el que fue censurado por la dictadura brasileña, acusado de atentar contra la moral y las buenas costumbres.

Según un documento del Ministerio de Justicia de Brasil de la época, el libro retrata personajes con "vicios y taras, con el propósito de ilustrar una cara oscura de la sociedad, basada en la delincuencia, el soborno, el latrocinio".

Sobre su rol durante el régimen militar nunca fue esclarecido totalmente. Según el diario "Folha de Sao Paulo", el autor trabajó durante ese periodo en el Instituto de Investigación Económica y Social (Ipes, en sus siglas en inglés), organización que ofreció ayuda del Golpe Militar de 1964 y al régimen posterior. Fonseca llegó a ser su director.

El escritor, sin embargo, habría explicado que había dos vertientes una que defendía una solución política por la vía de la fuerza y otra por la democrática, que era por la que él apostaba; y que se habría alejado del Instituto en 1964.

Más allá de esto, Fonseca se dedicaría a escribir. De su pluma saldrían los títulos "El salvaje de la ópera" (1994), "Historias de amor" (1997), "Diario de un libertino" (2003) y "Amalgama" (2013), por nombrar algunos.

Sus obras, en su mayoría policíacas, describen el día a día de la criminalidad, la prostitución y las desigualdades sociales y protagonizan la realidad de un submundo ficticio "Lo mejor de la obra de Rubem Fonseca es no saber adónde nos va a llevar. Siempre que comienzo un libro suyo es como si sonara el teléfono a medianoche: 'Hola, soy yo. No vas a creer lo que está sucediendo'. Su escritura hace milagros, es misteriosa", escribió Pynchon en 2001 para la tapa del libro "La cofradía de los espadas" del brasileño.

También llegó al mundo audiovisual de la mano de Mandrake, el abogado criminalista que fue uno de los personajes centrales de los libros "El gran arte" -llevado al cine por Walter Salles-, y "La biblia y la bengala", el cual además inspiró la serie "Mandrake", producida por HBO y protagonizada por el actor brasileño Marcos Palmeira en 2005.

El mismo Fonseca, además, se dedicó a pasar a guiones para el cine algunas de sus obras como "Bufo & Spallanzani", "Informe de un hombre casado" y "Diario de un libertino"; así como algunos originales ("Stelinha", "La extorsión") y adaptaciones de novelas de otros como "El hombre del año", basado en el libro "El matador", de Patrícia Melo, dirigido por José Henrique Fonseca, su hijo.

El recluso

El autor ganó múltiples premios, como el Juan Rulfo, el Jabuti, o el Camoes, considerado el Nobel de la lengua portuguesa. En Chile también fue reconocido, siendo el primer autor en llevarse el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas.

Aspecto que recordó la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Consuelo Valdés, quien a través de Twitter comentó que "nos sumamos al pesar por el fallecimiento del escritor brasileño Rubem Fonseca"; a lo que el subsecretario de las Culturas y las Artes, Juan Carlos Silva, agregó: "Con tristeza nos enteramos de la muerte del brasileño Rubem Fonseca, primer ganador del Premio de Narrativa Manuel Rojas. Escritor y destacado penalista, ocupó su experiencia en ese mundo para crear obras cumbre como 'El gran arte', protagonizada por el icónico abogado Mandrake".

En aquella ocasión el autor no asistió a recibir el galardón. Algo nada extraño si se considera la reclusión en la que vivía el autor, mucho antes que comenzara el confinamiento por el covid-19, y que se convirtió en una anécdota folclórica tanto en la escena literaria como popular.

Al cierre de esta edición se desconocía cómo y cuándo serían sus funerales.

"Nos sumamos al pesar por el fallecimiento del escritor brasileño Rubem Fonseca, quien en 2012 se convirtió en el primer galardonado con el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas, entregado por nuestra institución".

Consuelo Valdés, Ministra de las Culturas

"Con tristeza nos enteramos de la muerte del brasileño Rubem Fonseca. (...) Escritor y destacado penalista, ocupó su experiencia en ese mundo para crear obras cumbre como 'El gran arte', protagonizada por el icónico abogado Mandrake".

Juan Carlos Silva, Subsecretario de las Culturas