Luis Valenzuela Castro
Apenas una semana de clases alcanzaron a tener los alumnos de Ñuble, antes que se decretara la suspensión de las mismas y luego la cuarentena.
La contingencia obligó a modificar los sistemas de enseñanza y la entrega de guías a través de internet parecía ser la solución, pero no para todos y así lo entedió la profesora Martiza Figueroa quien con absoluta decisión imprimió las guías para llevárselas a sus alumnos que no disponen de una impresora, un computador, ni menos de internet.
Esta docente de la Escuela Virgen del Carmen de la comuna rural del mismo nombre, se transformó en noticia cuando se conoció su historia, un relato que incluyó recorrer caminos de tierra, ripio, en un recorrido que involucró más de 150 kilómetros, hasta llegar a los hogares de los niños que la esperaban para comenzar a hacer sus tareas. "Estoy súper contenta, nunca me espere algo así, yo solo dije pucha como van a hacerlo algunos estudiantes para seguir con sus tareas y sus cosas, por eso agarre a mi marido y mi hijo en la camioneta y junto a ellos salí a repartir las tareas", dijo sobre e reconocimiento público que de paso involucró a su esposo, Aldo Pacheco, con quien anduvo repartiando las tareas por cerca de cinco horas.
"Recorrimos más de 150 kilómetros en una tarde, pero no es nada en comparación con lo que me entregan los niños. Uno cuando está en esto es por vocación y por eso estoy agradecida de la oportunidad de poder ayudarlos", relató la profesora que se desempeña hace más de diez años en dicha profesión y cinco en la Escuela Virgen del Carmen.
Maritza relató que cuando se comenzó con la distribución de tareas a través de internet, se percataron que a lo menos 15 niños simplemente no iban a poder acceder a las labores escolares y que como tal sintió que su misión debía ir mucho más allá del aula escolar. "Tu trabajo no termina a las 6:00 de la tarde, esto sigue funcionando, hay que estar pendiente si los niños se enferman, si tienen la ropa o si tienen las zapatillas para volver al otro día a la clase o que la ropa no se alcanza a secar, es por eso que es un trabajo que llena el alma, es el amor el trabajo el que lleva a hacer estar cosas".
La labor de Maritza fue aplaudido por sus pares, por el director del establecimiento, Hernán Arriagada y el gobernador de Diguillín, Enrique Rivas, quien valoró el actuar de la docente. "Los buenos ejemplos hay que reconocerlos y repetirlos. Maritza es una profesora con vocación y amor por lo que hace, por sus niños, y entiende la importancia que tiene para ellos el poder contar con su material pedagógico. Por eso reiteramos las felicitaciones y esperamos que muchos otros se sumen a este tipo de causas".
"Recorrimos más de 150 kilómetros en una tarde, pero no es nada en comparación con lo que me entregan los niños".
Maritza Figueroa, Profesora, Escuela Virgen del Carmen