Comerciantes textiles mutaron al negocio de las mascarillas
EMPRENDIMIENTO. Mujeres chillanejas diseñaron productos son reutilizables, lavables, pero por sobre todo necesarios para los tiempos de pandemia.
En los emprendimientos de las mascarillas, son las mujeres las que están liderando este nuevo mercado que tras la pandemia del coronavirus se ha intensificado, ya que son indispensables para evitar contagios.
En Chillán Lorena Lagos, fue testigo de cómo el negocio de indumentaria deportiva de su marido se iba a pique, primero tras el estallido social y luego, ver como lo cerraban, por la propagación del coronavirus, el que ha afectado a gran número de emprendimientos en la región, los que se han visto con la obligación de bajar la cortina de sus locales.
"El estallido social nos trajo problemas en cuanto a costos como el arriendo y los sueldos del personal. En enero y febrero, la situación se tranquilizó, pero la venta estaba baja. Marzo fue duro, porque se declaró la cuarentena. Nosotros nos vimos en la obligación de cerrar de nuevo. Ahí fue cuando hice click", recuerda Lorena.
Vio el déficit de mascarillas que había en la región y el país. Ella ya tenía conocimientos de confección y diseño, los que adquirió en el negocio de su marido. Así que se puso a investigar modelos de plantillas y empezó a hacer pruebas con diferentes tipos de telas.
"Un día, en que ya me sentía más segura con lo que había creado, decidimos hacer publicidad de este producto en nuestras redes sociales, a los segundos nos empezaron a hacer preguntas y a encargar. La ofrecimos a $990 con la intención de que estuviera al alcance de todos los bolsillos", detalla la emprendedora.
Diseñaron una mascarilla que además de cubrir lo necesario, es atípica, ya que no es desechable como la mayoría, esto fue con la intención de no seguir generando deshechos y que su compra fuera una inversión, por el simple hecho de que se puede reutilizar después de lavarla.
"Fue su intuición femenina ver este tipo de opción y de no soltarle la mano a las mujeres que trabajan en la empresa, ya que gracias a esta idea las funcionarias del otro negocio siguen con nosotros, pero desde sus casas. Le vamos a dejar los materiales, después cuando terminan el producto lo vamos a buscar", dice José Campos marido de Lorena.
Confeccionó una mascarilla estéticamente bonita y pensando en la economía, sobre todo, en estos tiempos, ya que es difícil que una persona gaste $990 todos los días. Por eso, no le dejan de llegar pedidos de personas de la comuna, pero también de otras partes del país.
"Despachamos vía encomienda y presencial mente. Conseguimos un permiso para repartir días de semana en los domicilios, pensando en la gente que no podía salir por la cuarentena", comenta Campos, cuyo negocio original dice relación con la confección de indumentaria deportiva. Una forma de contactarlo es al facebook Matluc.
Nélida Ortega es otro ejemplo, desde su profesión como técnico en enfermería vio la falta que había de este utensilio en los servicios de salud. Ya tenía una empresa de diseño de uniformes clínicos llamada Confec Chillán y usó este mismo canal para ofrecer este producto.
"Justamente nació la idea con mí esposo, porque ambos somos técnicos en enfermería y sentimos el deber de ayudar a la ciudadanía con nuestras confecciones. Primero porque notamos que no había stock de este utensilio y segundo porque las que habían eran muy caras. Por eso, decidimos sacar un molde, fabricarlas y venderlas a un precio razonable", cuenta Nélida.
Por sus redes sociales, además de explicar que son reutilizables, ellos con sus conocimientos en salud recalcan a sus clientes lo importante que es, ante todo, el lavado de manos y los cuidados que deben tener al lavar la mascarilla.
"Todas están confeccionadas con doble género, las telas que más usamos es poplin y taslan ambas pasan las dos pruebas que es la de fuego y el spray. Esto las hace más confiables para nuestra comunidad. Ahora, hace poco, sacamos una nueva que es para los días de lluvias, con materiales impermeables", explica Ortega.
"La última que diseñamos protege las tres áreas por donde el virus puede ingresar, ojos, naríz y boca. Es la que ha tenido más aceptación", añade la empresaria.
Este negocio, en la semana vende, aproximadamente, entre 300 a 500 mascarillas. Esto quiere decir que, en este periodo, la venta de este producto es uno de los nichos más sustentables por la necesidad que existe de protegerse en contra de esta enfermedad. Es una de las opciones a la cual se ha adaptado la mayoría de las empresas textiles.
Seguridad en su diseño
"Mi emprendimiento siempre ha estado enfocado en accesorios personalizados para niños y la familia. Estaba trabajando con la confección de accesorios escolares y me vi en la necesidad de reinventarme, porque todos los pedidos de ese tipo los tuve que detener. Ahí me puse a averiguar, me percaté que los materiales que usaban para hacerlas se estaba acabando, por eso no quise lanzarme a diseñar de manera precipitada, sin tener conocimiento para que cumplieran la función que requiere", sostiene Verónica Montoya, de accesorios "Vicky".
Así fue como eligió hacer mascarillas de poliéster que tienen entre un 50% a 60% de algodón para que tenga una mayor protección, pero que sean respirables, ya que según ella es necesario que el cuerpo pueda botar las toxinas que elimina por medio de la respiración y exhalación, efecto que impiden algunas mascarillas.
Otro de los procesos que Verónica utiliza para que estas mascarillas sean mucho más óptimas es someterlas a más de 260 grados de temperatura para esterilizarlas, ofrece modelos personalizados, en que invita al cliente a pedir el diseño que quiera.
"La apariencia es muy parecida a las mascarillas desechables porque tiene una mayor protección, ya que cubre más, te tapa debajo de los ojos, casi llegando al cuello hasta las orejas. Lo importante es que fueran cómodas, que al momento de hablar no se corrieran dejando al descubierto la nariz", finaliza la empresaria.