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El virus crece con la movilidad

En las últimas semanas se han incrementado los contagios, porque las disposiciones estrictas que se han implementado no se respetan.
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La alta movilidad de personas que no hacen caso de los persistentes llamados de las autoridades sanitarias para evitar la propagación de la pandemia de covid-19 ha significado que las cifras de contagiados y de fallecidos se hayan disparado.

En las últimas semanas hemos visto cómo se ha incrementado el número de casos, porque las medidas estrictas que se han ordenado no se respetan, como el uso adecuado de mascarillas, lavarse bien las manos y el distanciamiento físico. Esto es posible ver en las filas que se realizan frente a bancos, locales comerciales, servicios públicos, o al subir y bajar de buses. Luego de tres meses desde que se declaró la emergencia sanitaria, parece que la población ya relajó las medidas de cuidado, justamente en momentos en que se preveía el auge de contagios. Se aproxima el invierno, las temperaturas son más bajas y en esta época comienzan a circulan virus que provocan enfermedades respiratorias que afectan más gravemente a niños, adultos mayores y enfermos crónicos, por lo que son pacientes más críticos frente al covid-19.

Mientras en algunos países de Europa los contagios ya comienzan a descender y se inicia una flexibilización de las medidas de protección, luego de que hubo un buen cumplimiento de las cuarentenas, América del Sur es considerado el nuevo epicentro de la pandemia de coronavirus, según han señalado directivos de la Organización Panamericana de la Salud, quienes ven con preocupación el notable incremento de casos en Brasil, Chile y Perú. El organismo ha anticipado que el coronavirus traerá semanas muy duras a Latinoamérica, por lo que no es momento de que las familias relajen las medidas de resguardo o que las autoridades accedan a esos requerimientos.

El Ministerio de Salud ha dado a conocer que en todas la regiones se redoblará la fiscalización a las personas y al comercio, considerando que las multas pueden llegar hasta mil UTM (50 millones de pesos) y penas de cárcel.

A la población solo se le pide algo tan básico pero importante, como actuar en forma responsable para no seguir acelerando la cantidad de contagios y de fallecimientos por el coronavirus.

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Médico- paciente

La desaparición de los "diostores" y el retorno de los doctores.
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Uno de los impactos más profundos de la pandemia covid -19 se producirá en la relación médico-paciente. Lo anticipó un distinguido infectólogo chileno, en directo en TV, muy afectado por la muerte de su cuñada, debido a la enfermedad.

Su vaticinio cobra profunda validez en Chile, donde esta alianza casi desapareció en los últimos cincuenta años. La transformación económica y tecnológica, el individualismo, el estilo de vida que asumimos, en el que prima más el tener que el ser, golpeó directamente los antiguos estilos de atención de la medicina. Desapareció el trato personalizado, se perdió el vínculo amistoso, casi cariñoso, que caracterizaba las consultas y atenciones.

No es ningún misterio que lo impera hoy, particularmente en la medicina privada, es el bono, que abre sin problemas las puertas de las consultas privadas o en centros médicos. Tampoco es un misterio que el pago del bono dará derecho a 15 minutos de conversación, durante los cuales el facultativo estará más pendiente de llenar la ficha-tipo que de escuchar los síntomas del enfermo y, sobre todo, de hacerlo sentirse acogido emocionalmente. Van quedando atrás los tiempos en que la gente, sólo con ver al doctor se sentía mejor. ¡Y vaya que es importante ese estilo. Una investigación norteamericanas comprobó que casi el 90 por ciento de las consultas se deben a trastornos emocionales. Entre ellos, la soledad. La gente paga un bono para tener con quien conversar y desahogar los múltiples conflictos internos que sufre.

También va quedando en el pasado esa acogida afectuosa que comenzaba desde la puerta de la consulta. Hoy, la acogida es fría, casi solemne. El recurrente es considerado "un caso". Con dificultad, muchas veces ni siquiera se recuerda su nombre.

La primera entrevista, esto lo saben todos, es un símbolo de la deshumanización que comentamos. El médico escucha con actitud casi aburrida. Luego, ordena una batería de exámenes, muchos de ellos tremendamente costosos y pide al paciente que vuelva dentro de diez o quince días. Muchas veces, no se interesa por sus dolores o síntomas, bajo el pretexto de la "certeza". Naturalmente, la segunda entrevista representará el pago de un segundo bono. ¿Qué será de esos antiguos galenos capaces de diagnosticar sólo con una buena anamnesis o una sencilla exploración del cuerpo de quien recurría a ellos?

Bien lo dijo el infectólogo mencionado al comenzar esta columna: una de las consecuencias positivas del coronavirus puede ser la desaparición de los "diostores" y el retorno de los doctores.

Aclaración: esta columna no se refiere a los buenos médicos, que en los últimos meses han estado en la primera línea de combate contra el covid-19, incluso con el costo de sus vidas.

Raúl Rojas, Periodista y académico