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Consumo y tráfico, males a enfrentar

Ya está en el Congreso un proyecto de ley presentado por el Ejecutivo que busca fortalecer la persecución y el combate de los delitos vinculados al narcotráfico. Ojalá toda la sociedad en su conjunto entienda la necesidad de luchar contra el consumo de drogas, retomando una idea que la ONU planteó hace ya tres décadas.
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La Asamblea General de Naciones Unidas decidió en 1987 celebrar cada 26 de junio el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y Tráfico Ilícito de Drogas, por lo que el tema ha estado siendo abordado desde diferentes puntos de vista durante todos estos días, más aún al considerar que la actual pandemia de covid-19 nos advierte que el uso de drogas incrementa el riesgo de contagio y empeora el pronóstico de pacientes con coronavirus.

En ese sentido, uno de los últimos estudios que elaboró el SENDA revela que durante 2018 el 50,4% de los estudiantes universitarios de Chile admitió haber consumido marihuana, con especial prevalencia entre los jóvenes de 23 y 24 años. Pero más lamentable resultó ser que sólo el 28,5% entendía el riesgo que representa para su salud el consumo frecuente de marihuana.

Por lo mismo, el Gobierno puso en práctica el año pasado el programa "Elige vivir sin drogas", con el fin de prevenir el consumo de estas sustancias entre los escolares, con un plan inspirado en un exitoso modelo de prevención desarrollado en Islandia, que se ha replicado en 22 países y recoge el aporte de las sociedades médicas y científicas e incorpora la experiencia de la sociedad civil, municipios y Gobiernos, entre otros; sin embargo, y debido a las actuales circuntancias es un esfuerzo que está congelado en su ejecución.

Como aspecto positivo tenemos que el Gobierno presentó un proyecto de ley que -de aprobarse- fortalecerá la persecución y el combate de los delitos vinculados al narcotráfico. La iniciativa del Ejecutivo plantea la modificación de la actual Ley de Drogas (ley Nº 20.000) aplicando con mayor rigor la legislación contra quienes los tribunales establezcan que pertenecen a organizaciones narcotraficantes, y coloca acento en acciones destinadas a limitar la capacidad económica de esos grupos.

Por lo mismo, y a la espera que iniciativas como esta tenga una buena recepción, resulta más necesario que nunca que no solamente las autoridades, si no toda la sociedad en su conjunto acoja el llamado a luchar contra el consumo indebido de drogas y retome una idea que la ONU dejó sobre la mesa hace ya más de tres décadas, pero en estos días de emergencia sanitaria está más vigente que nunca.

De esta pandemia salimos juntos

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Alemania ha sido uno de los países que ha concitado el interés de la población mundial, por su pragmatismo y efectividad en su lucha contra la pandemia. Ángela Merkel, la líder del gobierno alemán, en su discurso de marzo 2020, dejó establecido el principio rector de como la sociedad unida enfrentaría la grave crisis sanitaria.

Primero transmitió el nivel y profundidad de los efectos de la pandemia sobre la vida pública de la nación. Lo que se consideraba normal en la interacción social previo a la pandemia, había sufrido un cambio radical y permanente. "El coronavirus está cambiando la vida de nuestro país en forma dramática", fue la sentencia de la Canciller, equiparando los desafíos comunitarios al nivel de lo que se vivió durante el proceso de reunificación de Alemania.

En segundo lugar, reafirmó la importancia de la democracia para enfrentar la emergencia y sus consecuencias posteriores. Para ello refirmó su compromiso y el del Gobierno Federal de conducir la crisis con transparencia en las decisiones políticas, sociales y económicas.

En tercer lugar, transmitió a la población que serían los primeros en estar involucrados e informados de las acciones de política. Para ello, asumió el compromiso no solo de explicar las medidas sino también de justificarlas y comunicarlas en un lenguaje que fuera comprensible para la nación.

En Chile hemos fallado en cada una de las directrices que el gobierno alemán, en forma acertada, asumió como prioritarias desde el primer día. Las consecuencias de lo que hicimos mal, están a la vista. El sectarismo y el individualismo han sido los peores aliados para nuestro esfuerzo en conseguir la unidad en momentos que la población enfrenta más dudas que certezas tanto en la profundidad de la crisis como en sus efectos posteriores.

La comunicación que emana del ejecutivo, responsable de alinear los esfuerzos colectivos para enfrentar la crisis y sus consecuencias, es confusa y contradictoria. El poder legislativo, donde están representadas la mayoría de las sensibilidades políticas y sociales de una nación democrática, trata de hacer su tarea tensionado por la asimetría de información, el sectarismo, el individualismo y un sistema presidencialista brutal que brega por eximir al presidente de la falta de unidad nacional.

Cuando arrecian las preguntas y la preocupación de los chilenos y chilenas sobre cómo seguir adelante, hago un enérgico llamado a la unidad. No es la primera vez que Chile llama a sus hombres, mujeres y personas de diversidad de género, a trabajar unidos en conseguir una fuerza viva para resolver los problemas urgentes y construir el Chile del mañana.

Debemos recordar que la recuperación de la democracia y la reducción de la pobreza, considerados como los mayores hitos del Chile contemporáneo, fueron producto de la unidad. La recuperación de la democracia no hubiese sido posible sin el formidable acuerdo social que surgió en medio de la brutal represión a nuestro pueblo. La significativa reducción de la pobreza no hubiese sido posible sin el amplio consenso que Chile no es propiedad de algunos, es de todos.

Felipe Harboe

Senador