Inmersos en un escenario caótico de pandemia, contagios, muertes, camas críticas, y catástrofe, la mayoría del mundo, y Chile en particular, parece no tener tiempo o capacidad para entender que la tarea que viene es gigantesca: reconstruir, o mejor dicho costruirl no sólo la economía, sino, lo que es vitalmente importante, lo emocional, lo espiritual, principios y valores y todo lo relacionadon con la vida diaria de las personas.
En el caso de nuestro país, deberemos emprender a levantar una nación más justa y solidaria. Justa, con énfasis en la igualdad el social y el término de las iniquidades que nos han hecho daño durante más de un siglo, pese a las múltiples promesas de redención y ofertas de todas las ideologías. En lo solidario, con el entendimiento real de que , para hacer el bien y ser generoso con el prójimo, no hay que esperar que lleguen las cámaras de televisión ni un terremoto afecte a una o determinadas regiones. ¡La solidaridad verdaderan se construye todos los días!
La reconstrución espiritual deberá incluir, en primer término, el m retorno de principios y valores, como la integridad y la coherencia. Asimismo, el término del individualismo brutal que se incrustó en la sociedad chilena, donde hoy parece más importante tener un automóvil de alta gama o un celular último modelo, que ayudar a los que tienen poco o nada.
Tendrá que ponerse término a la vorágine consumista que mantiene endeudada y abrumada al 70 por ciento de la población. Deberemos terminar con el frenesí de compras y entender, finamente, que la fellicidad es un estado de bienestar superior que no puede comprar.
La agresividad y el sentido de competencia que aplastaron nuestras otrora buenas relaciones humanas tendrán que desaparecer,¡No se puede existir cotidianamente sobre la base de golpear o anticiparse a los demás.
El regreso de lo que se entiende por normaldad tendrá que producirse acompañado de amistad. De la verdadera amistad, que no espera sacar ventajas, sino compartir con el otro lo mejor de sí mismol
Cuando el chileno deje de usar mascarilla, ojalá recupere la voluntad y capacidad de sonreír, que ha ido perdiendo desde tanto tiempo, debido al estiilo de vida desesperado que en mala se len ocurrió cultivar
La tarea es ilimitada. No consiste en construir unn Chile nuevo, sino un Chile mejor, sin virus en el alma, sin pandemias ni estallidos sociales, sin odio, sin violencia, que respire libremente, sin ventilador ni nada artificial. Por sobre todo,sin miedo, sin hacia atrás,capaz de concentrarse en un futuro mejor.
Raúl Rojas Periodista y académico