Quillonino no tuvo paciencia y dejó el fútbol antes de debutar
DESENCANTO. Matías Parra pasó de ser uno de los proyectos de la "U" de Chile a quedar relegado.
No todo lo que brilla es oro, ni siquiera en el fútbol. Esa premisa la tiene más que clara Matías Parra, quien hace algunos años fue catalogado como una de las principales promesas en la Universidad de Chile. Hoy figura retirado, lejos de la actividad y con otros proyectos de vida.
Nacido en Chillán, pero quillonino de tomo y lomo, el ahora ex defensor central asegura haberse hastiado de la competencia tras una serie de desilusiones producidas -entre otros motivos- por decisiones técnicas que lo tuvieron entre la espada y la pared.
Antes de revelar su testimonio, vale recordar cómo llegó a las filas del equipo de Santiago. Corría 2015 y Matías se encontraba jugando un torneo nacional de fútbol en Salamanca, por la selección de Chillán, donde fue contactado por un veedor de Universidad de Chile debido a su gran desempeño y atributos físicos (1,94 metros de estatura). Cuento corto, Parra recibió el llamado de Diego Rivarola, quien por ese entonces se encontraba en la captación de potenciales promesas para el club.
Ese mismo año integró la Sub 16 del cuadro azul, donde a puro esfuerzo adquirió regularidad. "Al principio me costó un poco, principalmente porque yo estaba aprendiendo varias cosas en mi periodo de formación. Se jugaba a otro nivel, distinto al que estaba acostumbrado", rememora.
Pasaron los años y el muchacho llegó a la serie juvenil de la "U", que integra futbolistas de 18, 19 y 20 años. Aquí, según el zurdo, se le hizo complejo tener minutos, especialmente porque se encontró con una camada de experiencia en el primer equipo azul: Iván Rozas (actual delantero de Ñublense), Nicolás Ramírez (defensa de Huachipato), Camilo Moya (figura de la selección chilena Sub 20) y Valentín Castellanos (en el New York City).
Pasó un par de años y el central se había consolidado en la serie juvenil. En eso, el sueño de arribar al plantel profesional se acercaba a pasos agigantados. Y llegó a través de Ángel Guillermo Hoyos, quien lo subió por primera vez. No obstante, fue más efímero de lo que alguna vez imaginó.
"Había alcanzado regularidad y me sentía bien, me había ilusionado con seguir en el primer equipo. Pero por los malos resultados, Hoyos se fue y regresé a la juvenil", asegura el espigado futbolista.
Ocurrió la misma situación tras las llegadas y salidas tanto de Frank Darío Kudelka como de Alfredo Arias. En ese momento, la ansiedad y las confusiones eran cada vez más recurrentes. Y es que subió y bajó al plantel profesional tres veces.
"Me ofrecieron préstamos de varios equipos, como Barnechea y Magallanes, como así también irme al plantel profesional de Cobresal, lo que era una gran oportunidad, pero estaba tan cansado que finalmente no acepté. Sé que cualquiera la habría aprovechado", revela el ex jugador.
Satisfecho
Las desilusiones habían sido tan grandes que ya nada lo motivaba. Incluso, tuvo una reunión con Rodrigo Goldberg, gerente deportivo azul, donde se le prometió que podría jugar más adelante. Pero eso no cambió nada. La decisión del retiro era una realidad.
"No me arrepiento para nada. El último partido serio que jugué fue en julio del año pasado, contra la U de Conce, por el fútbol joven. Ahora cuando lo hago es para divertirme. Sinceramente soy más feliz con la vida normal. Uno sabe lo que implica ser futbolista y las restricciones que conlleva eso", manifiesta con convicción.
En frío, cerca de un año tras tomar la decisión, Matías reconoce que hubiese sido posible emerger en el fútbol. Lastimosamente, vivió decepciones que le afectaron en demasía. "Yo sabía que con mis condiciones y biotipo podía llegar al extranjero y ganar plata, a la liga que sea. Ya me veía así, con contrato y departamento, todo estaba bien encaminado. Pero me di cuenta que no me hacía feliz. En mi casa obviamente no querían que me retirara o que lo dejara. Ahora veo que les cambié el panorama"
El actual estudiante de Ingeniería Civil Industrial en la USS sede Concepción, recuerda momentos que vivió en el Centro Deportivo Azul, que seguramente perdurarán toda su vida. "Entrené con gente bacán. Puedo decir que compartí con David Pizarro, Mauricio Pinilla, Yeferson Soteldo y la "Gata" Fernández, entre otros grandes futbolistas. Me di ese lujo", cierra.
2015 fue el año en que Matías Parra llegó a la Sub 16 de la "U" desde Chillán. Retirado, hoy estudia Ingeniería Industrial en Concepción.