Patrimonio en garantía
Senadores, diputados, partidos políticos y todas las personas que se dedican y viven de la política, y que apenas aprobaron el retiro del 10%, sin perder tiempo cambiaron de tema "hablemos del plebiscito", todo mientras la grave crisis sanitaria en el país aún no es controlada, deberían realizar declaraciones juradas ante notario, responsabilizándose de los daños que sus convocatorias pueden causar en la población, dejando en garantías el 100% de sus patrimonios, para asumir todos los gastos por las atenciones de salud, de los contagiados por la asistencia a actos masivos, que son el mejor caldo de cultivo para el coronavirus.
No puede ser que acciones temerarias con funestos resultados queden sin sanción y sin responsables.
Luis Enrique Soler Milla
Arquitectura del 2021
Una enorme tarea tenemos por delante, la espera ya no tiene cabida y debemos encontrar soluciones sustentables en lo social y ambiental.
Como mejorar el trato, las confianzas sin perder los talentos para buscar propuestas a muchas preguntas y demandas que aun, un poco solapadas por la pandemia, volverán a ocupar nuestro quehacer. Ello nos entrega la enorme responsabilidad de revisar como enseñamos arquitectura, como reenfocar su rol social y toda su fuerza creadora o innovadora para proponer diseños participativos que puedan visualizar mejores formas de habitar en el futuro.
La crisis ecológica, la perdida de biodiversidad y la desesperanza deben acuñar un camino diferente que permita regenerar y visualizar una imagen de espacios existenciales más acogedores, humanizar el paisaje de nuestras ciudades y equilibrar con espacios comunes de encuentro, de juegos para los niños y viviendas que respondan a cuidar la salud y desarrollar los sentidos y valores que acordemos, nos permitan ese vivir digno. Acuerdos transversales que partan por refundar el valor del suelo y una arquitectura de calidad, como un derecho constitucional.
Cada proyecto, cada casa debiera ser un acto de amor de manera que la emoción de recibir una nueva vivienda permanezca en el tiempo, nos permita descansar y despertar llenos de esperanza.
Uwe Rohwedder
La nueva presencialidad
Empezaremos clases con un segundo semestre a distancia, con todas las bondades que representa un sistema on line, para los que pueden acceder a él, pero hay algo que a los profesores y estudiantes les resta en todo el proceso y es la ausencia de presencialidad. A través de la pantalla no se pueden recoger las emociones, los gestos ni la temperatura ambiente de una clase, la imagen aún es pobre en ese sentido y el feedback para el profesor es paupérrimo. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en su obra La expulsión de lo distinto, advierte: "La comunicación digital me interconecta y al mismo tiempo me aísla. Destruye la distancia, pero la falta de distancia no genera ninguna cercanía personal". Eso es lo que todos los profesores extrañamos en nuestras clases: la presencia que genera vínculos significativos. La mirada, el gesto, la cercanía física, el leer al otro en su silencio, son pérdidas que por ahora estamos asumiendo. Esta nueva presencialidad nos obliga a buscar otras formas de estar presentes para que las relaciones no se reemplacen por las conexiones, para que nuestras clases no se conviertan solo en un intercambio de información.
Solange Favereau C. Universidad de lo Andes.
¿Cuál es la razón?
Todas las modificaciones que quisieren serle introducidas a la Constitución Política de la República de 1980 que nos rige -inclusive cambios profundos en la estructura política, social y económica de nuestra comunidad nacional- pueden ser efectuadas con la aprobación de las dos terceras partes de los diputados y senadores en ejercicio, de acuerdo con lo establecido en su Capítulo XV.
Si esto es así: ¿cuál es la razón para perseverar en el proceso constituyente en curso? Parece razonable pensar que la razón principal, además de cambiarle el año a nuestra Carta Fundamental, es saltarse el quórum supramayoritario que la prudencia más elemental exige para introducirle cambios que podrían afectar significativamente la vida de millones de chilenos.
La disposición del artículo 133 que establece que "la Convención deberá aprobar las normas por un quórum de dos tercios de sus miembros en ejercicio" es una trampa, pues al aprobarse dichas normas una a una, las que no alcancen tal quórum no quedarán incorporadas en el nuevo texto constitucional y pasarán a ser materia de ley. Si a ello le sumamos la supresión de los quórum calificados, leyes tan importantes como las relativas a la independencia del Banco Central, al derecho de propiedad, a la libertad de enseñanza o a la libertad de expresión podrían ser aprobadas por mayoría simple.
Adolfo Paúl Latorre