Parto por decir que no suscribo la frase de: "que todo tiempo pasado fue mejor", pero sí creo que una practica de gran riqueza para la vida, es valorar y rescatar todo aquello que genera o impacta positivamente en la vida colectiva de un país. Mi adolescencia se desarrolló en tiempos de dictadura, donde se hicieron grandes esfuerzos por parte de los detractores del régimen por llegar a acuerdos y lograr consensos por el anhelo del bien común. Las cosas se resolvían con intenso diálogo y también ásperas discusiones. Se disentía, pero se escuchaba. No temo decir que admiré a personas como Patricio Aylwin, Enrique Silva Cimma, Sergio Diez Urzúa y tantos otros que antepusieron la idea de país para todos y se sentaron junto a sus adversarios políticos para jugarse por la paz.

Recuerdo esos programas políticos como "De cara al país" donde las ideas se sustentaban con argumentos y no con descalificaciones personales; donde se sentaron adversarios acérrimos pero que fueron capaces de superar diferencias para buscar lo que los unía. Hoy me pasa que cuando miro y reflexiono acerca de nuestra patria veo esto como algo muy lejano.

El diálogo ha sido superado por las funas, la argumentación por la descalificación, la desconfianza es azuzada y utilizada para generar en otros resistencias violentas que luego son distorsionadas y elevadas a manifestaciones sociales románticas sin asumir la destrucción y miseria que dejaron. Así como suscribo que el "No es No" en el ámbito del consentimiento sexual, manifiesto sin dobleces que la Violencia siempre es mala, destruye y nunca podrá ser constructora de un bien, porque el fin no justifica los medios.

Estamos pasando límites peligrosos para nuestra convivencia y viene siendo hora de que la razón vuelva a su cauce. El gran dolor de nuestra patria hoy no es el Covid-19, ni tampoco la pobreza material que nos azota, sino la pobreza en el alma quienes buscan enfrentarnos unos a otros, olvidando o subvalorando el esfuerzo de cientos y miles de personas que se han entregado por hacer de Chile un país para todos, sin exclusiones y sin excepciones.

Paulina Benavente Vargas Obispado de Chillán.

La noche de este viernes el Presidente Sebastián Piñera rindió su Cuenta Pública ante todo Chile. Con un tono firme, y la seguridad que le permite el estar haciendo todos los esfuerzos posibles para superar este momento, nos reafirmó la necesidad de sobreponernos unidos a las adversidades como esta emergencia que enfrentamos.

La pregunta es ¿dónde se encuentra Ñuble en estos desafíos que atañen a todo el país?

La propia cuenta entregó gran parte de la respuesta, las prioridades de nuestra región se mantienen, siendo aquellas que definimos desde el primer momento y que hoy se refuerzan.

Primero la salud, y eso ha quedado de manifiesto este año. Ya dimos inicio a las obras del Hospital Regional, que con 128 mil metros cuadrados de moderna infraestructura, mejor equipamiento y mayor equipo médico, cambiará la cara de nuestra red asistencial.

Continuaremos con el plan 100x10, que busca pavimentar o mejorar 100 kilómetros de caminos anuales en la próxima década. Durante el primer año del plan se pavimentaron 107 kilómetros de caminos básicos.

La necesidad de agua potable nos recuerda que somos una región muy rural, por eso durante 2019, 1.298 hogares comenzaron o inauguraron sus sistemas de agua potable rural, lo que supera el Plan 700x5, anunciados en el Plan Ñuble, que esperaba ejecutar 700 arranques por año.

Y por supuesto nuestra prioridad de asegurar el riego en una región que destina un tercio de sus tierras a cultivos agrícolas. Iniciar la construcción del embalse La Punilla y dejar licitado el Embalse Zapallar como señaló el Presidente.

Además de estas prioridades históricas, nos sumaremos al desafío mundial de impulsar un plan de reactivación económica, enfocado en promover la inversión pública y privada, recuperar los empleos y apoyar a las pymes. Seguiremos estando, con más herramientas, junto a aquellos que lo han pasado mal.

El mejor reflejo es la Red de Protección Social en curso, para apoyar a 14 millones de personas en todo Chile. Son 3 de cada 4 habitantes en nuestro país, los que han sido beneficiados con un apoyo directo a través de transferencias, subsidios, seguros o beneficios.

En Ñuble, por dar un ejemplo, el Ingreso Familiar de Emergencia ha tocado la puerta de 88.225 hogares con un beneficio mensual de 100 mil pesos por integrante. La Ley de Protección al empleo permitirá que 10.003 afiliados al Seguro de Cesantía accedan a él y los beneficios para trabajadores independientes han llegado a 2.307 ñublensinos que trabajan a honorarios. El Bono Emergencia Covid permitió que 36.089 personas pudieran recibir 50 mil pesos y así, una larga lista de apoyos y de vecinos de nuestra región, con rostro y nombre que de alguna manera han podido contar con el Estado.

Ahora comienza una nueva etapa que respetará los tiempos de cada región para controlar la pandemia, y que estará marcada por la capacidad de reactivar la economía y generar empleos.

Martín Arrau

Intedente de Ñuble

Cada día, cada mes que pasa, va mostrando que los efectos de la pandemia que afecta al planeta tiene alcances insospechados y profundos. No se trata sólo de los impactos que hay en las personas, las familias y los sistemas de salud. Hoy también se advierte cómo las economías, ya sea de las personas, de los países y del mundo, están viendo presionadas por esta crisis sanitaria.

Así lo reconocía el fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, quien comentó que la deuda que dejará esta pandemia "será pagada por las generaciones futuras".

"El mundo ya tenía antes una deuda equivalente a aproximadamente al 300% de su PIB, pero los programas de rescate gubernamentales, por unos US$10 billones, se añadirán a ese endeudamiento", dijo Schwab en una conferencia en la que presentó su nuevo libro "Covid-19, el Gran Reinicio".

Claramente la sociedad global no estaba preparada para enfrentar una crisis como la que hoy golpea al mundo. Aun cuando la tecnología y la ciencia han mostrado avances esperanzadores en una serie de ámbitos, en términos sanitarios el Sars-coV2 trajo a escena los más inquietantes temores que incluso, habían sido llevados al cine y la literatura.

Es por eso que Schwab explicó que los efectos que dejará la pandemia, más que parecerse a los que dejó la crisis de 2008, podrían parecerse a los que deja una guerra mundial, debido a los alcances no sólo económicos, sino que sociales y humanos.

Se cree que la pandemia también aumentará la brecha entre los países más ricos e industrializados y los más pobres. De hecho, ya es sintomático que algunas de las economías emergentes del mundo se encuentren entre las más afectadas por los efectos del covid-19. Estos antecedentes confirman el hecho de que el mundo no volverá a ser el mismo después de esta crisis sanitaria. Por ello, es necesario tener en cuenta que la sociedad humana deberá enfrentar desafíos enormes respecto a cómo reducir las desigualdades y abrir oportunidades para los más postergados y que hoy se visualizan más clara y lamentablemente.