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Puede beneficiar al clima laboral

Consejos para poder solicitar colaboración en el trabajo

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Pedir ayuda no equivale a un fracaso. Si está sobrecargado de trabajo, sufrirlo no va a beneficiar a nadie, ni a usted, ni a tu jefe, ni a sus compañeros.

Antes de que se acerque a alguien para pedir ayuda, es importante averiguar por qué la necesita y cómo sería ese auxilio. ¿Está sobrecargado de trabajo porque es una época del año particularmente ocupada? Si es así, debe saber que es probable que todos los demás también se sientan estresados y sobrecargados de trabajo. ¿Un proyecto está consumiendo el tiempo que le asignó a sus tareas diarias? Tomarse un momento para determinar cuánto tiempo necesita de ayuda y qué tareas puede encomendar será un buen punto de partida.

Pedir colaboración puede mostrar más fortaleza que debilidad. Si se aborda con astucia, demuestra, puede demostrar que se esfuerza por la más alta calidad y que se preocupa por los intereses de la empresa. A menos que esté claro que todos los miembros de su equipo están sobrecargados, empiece por pedir ayuda a tus colegas. Si realmente necesita ayuda, la mayoría de la gente se sentirá halagada de que se haya acercado a ellos para pedírsela. Sin embargo, hay que tener cuidado de no aparentar que está descargando tareas en sus colegas.

Cuando le pida ayuda a su jefe, no vaya a llamar a su puerta para rendirse o quejarse de lo mucho que tiene que hacer. Hay que abordar la situación de una manera que demuestre que quiere ser capaz de hacer su trabajo.

Además se debe pensar de antemano en las posibles soluciones al problema, es decir, ¿cómo se puede redistribuir o priorizar el trabajo?

Esto demuestra que se ha esforzado por pensar en el problema por sí mismo y que no espera que su jefe lo resuelva por usted, sino que intenta hacer el trabajo con él. Recuerde, tu jefe puede sentirse sobrecargado de trabajo y estresado también.

Según Asociación de Emprendedores de Chile

Los tipos de clientes que los negocios deben atender

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Día a día, los negocios se enfrentan a diversos tipos de clientes. La mejor manera de brindar una buena atención y concretar una venta, dependerá de cuánto se les conoce y la estrategia para relacionarse con ellos. La Asociación de Emprendedores de Chile los clasifica en:

Regular. Sabe perfectamente lo que busca. No es necesario convencerlo, ya que, si no obtiene lo que necesita, continuará en su búsqueda. Si es que ya ha optado por un producto o servicio, no es necesario dar más antecedentes, pues conoce muy bien sus características. Si no se cuenta exactamente con lo que requiere, la mejor manera de relacionarse con ellos es ofrecer una alternativa similar, sin que parezca que es una compensación.

Leal. Tienen un gran nivel de compromiso y se convierten en embajadores de la marca de manera espontánea. Es probable que no representen a un gran porcentaje de los clientes, pero pueden llegar a significar un importante porcentaje de las ventas. Este tipo de cliente está tan satisfecho con un producto o servicio que, incluso, podría llegar a tolerar algunas faltas, pese a ello se debe siempre se le debe proporcionar un buen servicio.

Impulsivos. Pueden interactuar con su negocio por capricho y comprarán lo que en ese momento les parezca bueno o necesario. Pueden ser, muchas veces, impacientes o incluso indecisos, así que no hay que sorprenderse si cambian de opinión de manera frecuente. ¿Cómo enfrentarlos? Hay que ser paciente, pero al mismo tiempo actuar con rapidez, y mostrar las ventajas de del producto o servicio.

Mercenarios. Muy bajo o nulo compromiso con la marca. No priorizan sus bondades. Por lo mismo, es muy probable que cambien de marca rápida si encuentran una alternativa con un precio más bajo. Con este tipo de clientes será el precio el que dicte el nivel de compromiso.

Rehenes. Son quienes, pese a no estar contentos con la marca, permanecen con ella, ya que no tienen una alternativa o la opción es notablemente más costosa que la marca con la que se relacionan en la actualidad. (Asech).

Richard Alarcón, suplementero

"Es una bendición tener el quiosco en el centro"

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El quiosco que administra Richard Alarcón Vera (52) es uno de los que se encuentra en pleno corazón de Chillán, a media cuadra de la plaza de la ciudad. "Es una bendición", según afirma el suplementero, porque siempre hay movimiento de personas en donde se ubica, el Paseo Arauco de la capital de la Región de Ñuble, lo que ayuda a mantener un nivel de ventas que le permite subsistir, asegura.

Alarcón se empapó de la actividad desde muy pequeño, cuando acompañaba y ayudaba a su padre, René, en el trabajo. Alarcón papá era conocido en la ciudad como "El maestrito", nombre con el cual fue bautizado el local. "Él era un personaje en Chillán, le hacían entrevistas. Trabajó acá durante 40 años", relata el suplementero.

Pese a que Richard Alarcón terminó la carrera de técnico paramédico, lo cual era su sueño, finalmente no ejerció porque nunca logró encontrar trabajo en esa actividad. "Hoy se los pelean por la pandemia", dice. Ante esta situación tuvo que dedicarse a otros oficios, y cuando su padre se enfermó y no pudo ocuparse más de las ventas, Richard Alarcón se hizo cargo del negocio de la familia. "A mí me gusta mucho este rubro, es muy bonito, se conoce a mucha gente, desde la persona más humilde a gente importante y personalidades, empresarios, gerentes, etc. Me he sacado fotos con (Patricio) Aylwin, con (Joaquín) Lavín. Otras personas no pasan tan cerca del quiosco", señala.

En una actividad que es dominada por personas mayores, Alarcón es, quizás, uno de los más jóvenes en el oficio de suplementero en Chillán. Algo que lo demuestra con su actitud optimista y su constante ímpetu, el que aflora al conversar con él. "Otra cosa que me gusta es interactuar con las personas, hablar con ellas", agrega.

Tiene claro que en este trabajo hay que buscar nuevas oportunidades para mantener andando el negocio, reconvertirlo, indica. La venta de diarios y revistas no es como en antaño, por lo que los confites, cigarros y bebidas permiten mantener el sustento todos los días. "Me acuerdo d e que cuando era chico, acompañaba a mi papá a vociferar el diario, eso ya no se hace, pero mientras siga pasando gente por acá, no voy a tener problemas", sostiene.

Casado hace 22 años con Claudia Barra, junto con Alarcón tienen un hijo, Cristóbal, quien estudia Psicología. También tiene dos hermanas, una que es profesora y otra dueña de casa. La madre del suplementero, Sergia Vera, lo ayudaba a atender el quiosco antes de la pandemia, lo que le permitía realizar trámites o compras. Con las restricciones sanitarias actuales, ella ya no acude. Alarcón tampoco atiende hasta tarde, porque la cantidad de personas que circulan por el centro de Chillán disminuye en la segunda parte del día.

Afirma que ya es muy tarde para buscar otro trabajo, y tampoco le interesa hacerlo, asegura que se siente feliz en la actividad y no la va a cambiar.