Correo
Empleo y equidad de género
El Mes de la Mujer en Chile este año es especial, ya que en pocos días por primera vez nuestro país será sede del Women Economic Forum, una instancia para discutir distintos enfoques de género, y el mundo del trabajo es uno de los ámbitos en que mayores desafíos se deben alcanzar. De acuerdo con un estudio global realizado a líderes consolidados y emergentes, los Millennials se muestran confiados en que serán ellos la generación que logre la equidad plena, aunque consideran que dicho objetivo tomará al menos 20 años.
Uno de los grandes obstáculos en el trabajo es la presencia de una arraigada cultura masculina, la cual es independiente del género de la persona y que obliga, en un primer nivel, a tener conversaciones orientadas a sincerar prejuicios, miedos, estereotipos pues todos ellos, en su conjunto, condicionan patrones de relacionamiento que se han normalizado y, por tanto, no se percibe que las organizaciones tengan la tarea de mirar la forma en que se relacionan.
Para conseguir la equidad no basta con establecer un programa, ya que por sí solo puede no ser efectivo. En este sentido, resulta clave partir con un diagnóstico de cultura corporativa para conocer qué se opina y siente en relación a la diversidad y conocer el nivel de adhesión y/o resistencia frente a procesos inclusivos.
Esta instancia es una oportunidad para reflexionar en torno a la sociedad que queremos vivir y la invitación es a partir con conversaciones sinceras y respetuosas respecto a lo que nos pasa al hablar de equidad de género y luego establecer compromisos para el desarrollo de una cultura inclusiva sostenible.
¿Cuándo tendrás la primera conversación?
.
Anabella Capetillo, ManpowerGroup Chile
El agua
En Chile más del 80% del agua se destina a usos productivos, lo que deja a gran parte de los chilenos sin este servicio.
La ONU reconoce el acceso al agua como un derecho humano. La falta de ésta, tiene un efecto devastador en la salud, la dignidad y la prosperidad de las personas, y tiene consecuencias importantes para el ejercicio y respeto de otros derechos humanos.
Los Estados son responsables de proporcionar servicios de agua y los ciudadanos pueden reclamar sus derechos. Las autoridades de nuestro país deben garantizar el acceso a ella por igual y sin discriminación.
La actual Constitución reconoce los ríos y las aguas, que corren por cauces naturales, como de uso público, pero al mismo tiempo permite que los derechos de aprovechamiento estén en el comercio y por lo tanto sean vendibles. Esta contradicción produce efectos negativos para el interés de los chilenos.
La nueva Constitución debe reivindicar esta situación y el derecho al agua debe estar por sobre todo interés de mercado.
Ximena Sabat
Riqueza en el mar
Chile cuenta con más de 4 mil kilómetros de costa, como pocos países en el mundo, y en ellos hay gran diversidad de ambientes, climas, flora y fauna, además de culturas conectadas, que hacen único a cada territorio único.
Pero la extracción humana de recursos se hace difícil, en especial para nuestros pescadores artesanales, quienes deben realizar un tremendo esfuerzo y despliegue, para lograr, muchas veces, una modesta gestión que les permita subsistir.
Actualmente el Estado ha intervenido sin mayor cautela, en normar la extracción del producto marino, y lo hace para evitar la explotación desmedida del recurso, como también aspirando a producir equidad entre los involucrados. Sin embargo, no siempre las decisiones verticales terminan siendo justas para los trabajadores artesanales del mar, por cuanto se exime de la discusión a los principales involucrados; y también se termina legislando para las ciudades costeras de mayor tamaño dedicadas al rubro, sin considerar las desventajas de los más pequeños disgregados en gran parte de la costa chilena.
En este sentido, la nueva Carta Fundamental debe abrir espacios en términos de incluir en su texto la posibilidad de que las decisiones sean consensuadas entre el Estado y los actores relevantes que trabajan día a día en el mar.
La idea es que la Constitución asegure que las leyes para este sector promuevan el desarrollo de una pesca artesanal, de acuerdo a las necesidades de cada espacio marítimo distinto. De lo contrario, se corre el grave riesgo de generar normativas injustas.
Y lo que queremos es un Estado al servicio de las personas.
María Angélica Fernández