Sistema de reparto: "pienso que realmente no tendría viabilidad"
- El mejoramiento de las pensiones está entre las primeras prioridades del país y se la menciona entre los derechos sociales impostergables en el proceso constituyente. ¿Qué piensa usted? ¿Tiene que estar entre los derechos garantizados?
- Para allá hemos ido caminando, pero una cosa son las declaraciones y las proclamaciones y otra cosa son los hechos. Estamos en un periodo donde se ha generado consenso en que tenemos que avanzar en ciertas garantías, y de hecho el pilar solidario es una garantía, fue la primera garantía verdadera que tuvimos en materia de pensiones. Por lo tanto, continuar avanzando en esa dirección me parece que es hacia donde nos encaminamos. ¿Pero qué sacamos con poner garantías cuando lo que hemos estado haciendo en los últimos meses es ir a un deterioro masivo en las pensiones? Creo que ahí ayudaría tener claridad sobre esta materia. Por supuesto, hay distintas miradas de cómo tiene que ser el sistema y deberíamos pasar a una etapa en que ese acuerdo se pueda materializar. Probablemente va a tener que ser más bien hacia el primer año del próximo gobierno que el último año de este gobierno.
- Y si se garantizara de modo tal que derivara en un sistema de reparto, ¿qué viabilidad tendría?
- Yo creo que realmente no tendría viabilidad y básicamente a lo que nos llevaría sería a una letra muerta, donde en la práctica estructuraríamos un sistema basado en una pirámide poblacional "ideal", como la que tenía Chile en los años 50 ó 60. Pero hoy tenemos una "no pirámide", que establece que en los próximos años vamos a tener solamente dos personas activas por cada persona mayor, y hay que pensar que en el año 90 teníamos siete en edad de trabajar por cada dos en edad de pensionarse. Lamentablemente un sistema de reparto depende crucialmente de esos factores y uno tendría que hacer políticas a partir de cómo la realidad es y no a partir de cómo a uno le gustaría. Cuando uno establece un sistema de pensiones lo tiene que hacer mirando en un horizonte de al menos 70 años hacia adelante, y si usamos datos de fantasía vamos a terminar traspasándole un problema aún mayor al que probablemente ya van a tener nuestros hijos y nuestros nietos.