"Yo vendo mucho, pero no escribo para vender"
El novelista Hernán Rivera Letelier juró que sólo haría tres libros sobre el "Tira Gutiérrez", pero -en plena pandemia- resucitó por cuarta vez la trama del detective de la chaqueta de cuero negra.
El Tira Gutiérrez, el único detective privado de Antofagasta, debe resolver un caso complejo para su corazón: la hermana Tegualda, está secuestrada y debe recorrer la ciudad recopilando las pistas que le va entregando el secuestrador.
¿Por qué Hernán Rivera Letelier resucitó al Tira Gutiérrez? Se suponía que la trilogía estaba cerrada, pero el escritor de la pampa estaba en un café cuando llegó una señora que le cambió los planes.
"Ella empezó a tirarme piropos por la trilogía policial, 'que estaba muy buena', 'que tenía que hacer una cuarta parte' y todo eso. 'Pero señora', le dije, 'es una trilogía'. Y ella insistió: 'pero igual haga otra'. Para sacármela de encima, se me ocurrió decirle 'ya, voy a hacer una cuarta que se va a llamar', a ver, 'El secuestro de la hermana Tegualda'. Y, puta, la vieja encontró muy bueno el título. Un año después, yo estaba en la Habana, en Cuba, una mañana con más calor que la mierda, y puse en el computador: "El secuestro de la hermana Tegualda".
Con la historia de este secuestro, Hernán Rivera Letelier (1950) publica el último de sus libros breves, como ha sido la tendencia de estos últimos años. En total han sido 19 novelas que lo han paseado por el mundo y lo han convertido en Caballero de las Artes y las Letras. Entre esa obras están "La Reina Isabel cantaba rancheras" (1994, "La contadora de películas" (2009), "Santa María de las flores negras" (2002) y "Los trenes van al purgatorio" (2000).
- Usted debe estar acostumbrado a escribir con calor, ¿o no?
-Claro, con calor me inspiro, el frío me pasma.
-Los protagonistas se enamoran en un viaje. ¿En qué viaje usted se ha enamorado?
La madre de Hernán Rivera Letelier murió producto de la picadura de una araña de rincón.
-En el viaje que hice a dedo cuando era joven, bello e inmortal. En ese viaje me enamoré todas estas veces.
- ¿Hay alguna ciudad que le parezca perfecta para enamorarse?
-Aquí en Chile, sin duda, Puerto Montt.
-¿Y cómo es su relación con Antofagasta?
-Se puede decir que es uno de los personajes principales del libro es la ciudad. Es una especie de homenaje, pero mi sentimiento por Antofagasta es de amor y odio.
-¿Qué ama?
-Amo su gente, toda gente de esfuerzo. La mitad de la gente es minera o ha trabajado en la mina, o tiene un abuelo o un tío que trabajó en la mina. Y los mineros son gente fuerte, gente áspera por fuera, pero por dentro llevan la belleza como la piedra.
- ¿Y qué odia?
- Odio la poca playa que hay y odio la basura que se junta en las calles.
- La protagonista es evangélica. ¿Encuentra sensualidad en estas mujeres religiosas?
- No hay nada más sensual que, por ejemplo, una monja con su hábito que transmite sensualidad. Algunas no la pueden evitar, son así y punto.
- Para enamorar a la hermana Tegualda, el Tira le coloca boleros y besitos. ¿Falla alguna vez esta técnica de seducción?
-Con música y baile lento ya tienes el 50% por ciento listo. Ahora hay que hacer lo que yo llamo la triangulación.
- ¿Cuál sería esa?
- Cuello, lóbulo y boca.
-¿Cómo está la chaqueta de cuero negra del Tira Gutiérrez después de 4 libros?
-La chaqueta es de buen cuero, así que aún resiste. Algunos dicen que tiene tanto sebo que en vez de mandarla a limpiar tiene que mandarla a freír.
-El Tira es insomne. ¿Podrá dormir o volverá a escribir de él?
-Mira, cuando escribí la primera no sabía que haría la segunda. Cuando hice la segunda no sabía que haría una tercera. Hice la cuarta sin saberlo, e incluso cuando hice la tercera dije nunca más, es una trilogía y no se aceptan más.
-¿Cómo cree que lo hace para tener lectores tan distintos? A usted lo conocen y lo leen grandes y chicos.
-Quizás es la sinceridad para escribir. El público nota cuando uno escribe para vender, o cuando escribe porque tiene que escribirlo, porque le sale de las tripas. Yo vendo mucho, pero no escribo para vender. La gente siente eso. Un escritor busca que lo lean, pero no a todos los leen. Hay algunos que lo leen las mujeres y los hombres no; hay otros que los leen los viejos y los jóvenes no; hay otros que leen los ricachones y los pobres no. Yo soy un afortunado, porque mis libros gustan transversalmente. A veces llegan niños con libros para que los firme; llega gente adulta y viejitos de noventa y tantos años, llegan diputados, senadores, llega gente de la construcción y empleadas domésticas. En la forma está el arte. Yo no estoy escribiendo nada nuevo, sólo estoy escribiendo de forma distinta.
- Usted es una persona inquieta. ¿Cómo lo ha hecho con la pandemia?
-Escapando del tiempo. Y la única forma que sé de escapar del tiempo es escribiendo. Yo me levanto todos los días a las 5 de la mañana, y me ducho, tomo té y me pongo a escribir. En el año y medio de la pandemia escribí 3 novelas cortas. Escribía de la mañana a la noche sin parar.
-¿Cómo llegó a escribir novelas cortas?
-Descubrí que cuando uno envejece se van acortando las novelas. Y eso le pasa a todos los escritores. García Márquez, Philip Roth. Uno envejece y es un eyaculador precoz de libros.
-Usted debe ser el último de los escritores importantes chilenos de oficio. Los que no pasaron por la universidad. ¿Qué le entregan a la literatura?
- Un escritor autodidacta, lo que tiene para entregar y hacer su trabajo son las herramientas que tiene: la memoria, la experiencia, la intuición y la imaginación. En esos 4 elementos se basa el autodidacta, o por lo menos yo. En cambio, el intelectual trabaja con su máster, con su título, con la pura cabeza no más trabaja. Yo para escribir no solo uso la cabeza, sino que escribo con la cabeza, el corazón, las tripas y los cojones.
"El secue stro de la hermana Tegualda"
Hernán Rivera Letelier
Alfaguara
110 páginas
12 mil
Hernán Rivera empezó a escribir en un cuaderno cuadriculado con lápiz mina Faber Número 2.
Por Cristóbal Gaete
"Yo para escribir no solo uso la cabeza, sino que escribo con la cabeza, el corazón, las tripas y los cojones".
Glen Arcos
"El público nota cuando uno escribe para vender, o cuando escribe porque tiene que escribirlo, porque le sale de las tripas".
Glen Arcos