Elecciones
Tras las votaciones del domingo, se viene el camino rumbo a la segunda vuelta, donde deben primar las propuestas y las ideas por sobre los enfrentamientos. Se requiere definir algunas tareas prioritarias y sacarlas adelante para comenzar a dar respuesta a las demandas.
Los resultados de las elecciones presidenciales en primera vuelta han planteado un desafío muy relevante para Chile: conseguir ciertos acuerdos fundamentales que nos permitan sumar voluntades para avanzar hacia el gran objetivo de mejorar la calidad de vida de las familias, en especial de aquellas que tienen mayores necesidades. Es por ello que se espera que la campaña para la segunda vuelta del 19 de diciembre se realice en un ambiente de tranquilidad, con altura de miras, enfocada en las ideas y propuestas que presentan ambas alternativas y no en enfrentamientos personales que no aportan a la construcción del país que todos queremos.
Los comicios de este domingo se han realizado en el contexto de la crisis sanitaria por la pandemia de covid, y las consecuencias que ha dejado en la economía, luego de que en el período más duro hubo cierres de empresas, se perdieron empleos y recién hace unos meses se ha comenzado a recuperar cierta normalidad. En otro plano, la ciudadanía ha dado a conocer por diversos medios su desconfianza y descrédito respecto de la clase política y de otras instituciones, que no se han preocupado de buscar las soluciones a los problemas reales, sino que más bien han promovido las diferencias y las guerrillas verbales que conducen a polarizar aún más a la ciudadanía.
En este escenario, se requiere definir algunas tareas prioritarias y sacarlas adelante para comenzar a dar respuesta a las demandas. La pobreza, la necesidad de mayores oportunidades, la creación de mejores empleos, la salud, educación, las pensiones, la paz social, son tareas urgentes, de mucho esfuerzo individual, pero que necesitan liderazgos que las empujen.
Hay que apuntar a crear un país que avance en la realización de sus sueños fundados y que vuelva a confiar en sus líderes e instituciones tradicionales. Lo que requerimos es definir algunas tareas prioritarias y sacarlas adelante con la participación de todos, sin exclusiones.