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Concluye el retrato de la oscuridad de los centennials

Esta noche termina en HBO la segunda temporada de "Euphoria", una de las producciones más comentadas en los últimos meses. Ya se confirmó un tercer ciclo.
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Luz de Neón, noche, violencia, sexo, drogas, crudeza, sordidez urbana. La serie "Euphoria" -cuya segunda temporada termina hoy en HBO- recuerda en más de un aspecto al cine de Gaspar Noé ("Irreversible", "Climax"). Eso la transforma automáticamente en una producción que puede genera urticarias en quienes rechacen los efectismos. Lo que hay que tomar en cuenta es que en la televisión imperan otras lógicas que en la gran pantalla. Digamos que "Euphoria" -basada en una serie israelí de mismo nombre- podría ser insoportable si fuese una película, pero como serie logra lo que se propone: llamar la atención del espectador en poco tiempo y ser audaz en términos audiovisuales.

Lo importante es que también es desafiante en lo narrativo. Aunque el personaje ancla es siempre Rue Bennett -una adolescente adicta a las drogas que busca su identidad a fuerza de golpes, interpretada por Zendaya-, la mirada omnisciente se amplía a otros personajes dentro de la fauna escolar. No solo se trata de un seguimiento a sus vicisitudes en el presente, sino hay una revisión a sus historias e introspecciones. Las vivencias se cruzan con los recuerdos, los sueños, las fantasías, las alucinaciones. Todo funciona como una suerte de caja rusa de historias que componen un fresco de una adolescencia en crisis. Y esto, desde la exageración y la fatalidad, algo nos puede decir sobre las nuevas generaciones. Esto dota quizás a "Euphoria" de una relevancia mediática adicional. Toda generación tiene su show televisivo y éste aspira acaso a ser el emblema de una juventud centennial que vive aferrada a las redes sociales y los videos de autoayuda en medio de tiempos oscuros para la humanidad. Es un retrato radical y excesivo, sin duda, pero no por eso descartable como lectura de época.

En este temporada se potenciaron tres personajes. Por un lado, Cassie (Sydney Sweeney), chica sexual e insegura que tiene un romance con Nate (Jacob Elordi), el clásico galán/matón de la fauna escolar, quien la somete a diversas humillaciones. Por otro lado, está Fez (Angus Cloud), el vendedor de drogas, personaje entrañable a pesar de su violencia. Y en tercer lugar tenemos a Cal Jacobs (Eric Dane), el padre de Nate, un hombre brutal en busca de venganza. Son tres personajes que funcionan como fuerza gravitacional de una temporada que algo tiene de tragedia griega. Todo en "Euphoria" avanzará hacia la oscuridad.

Un bemol de la serie creada por Sam Levinson es la falta de humor. La producción resulta demasiado densa y dramática como para digerirla con ligereza. Una de las pocas excepciones a la regla es tan hilarante como corrosiva y está en el episodio 2: uno de los personajes, una chica que vive de las recomendaciones de vida sana en internet, se ve acosada por Youtubers (de chicas fitness, a defensoras del Body Positive, pasando por feministas) que, a gritos, le piden que se ame a sí misma. La escena huele a mofa porque sabemos que en "Euphoria" reinará siempre la inseguridad, la depresión, la enfermedad, la autodestrucción. Se podría decir que el eje de toda la serie es, probablemente, la búsqueda de algún tipo de luz en medio de una negrura existencia profunda.

Las actrices Zendaya y Hunter Schafer.


En resumen

Esta segunda temporada tiene 8 episodios.

Por Andrés Nazarala R.

hbo max

Una geografía emocional

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1-¿Cuál es tu geografía más personal? -Si hablamos de geografía propiamente tal, diría que el desierto de Atacama y Florencia. Son geografías que las vinculo a una sensación de reseteo, a soledades desconocidas. Son espacios que abrieron un canal hacia las profundidades de mí misma. A mis sombras y luces. Allí existe un antes y un después. También podríamos abordar la geografía emocional, y esa sí que es la más personal. Donde intento poner la razón sobre el instinto en un entramado que no se puede subdividir, donde aprendí que las intensidades no se pueden reprimir.

2-¿Por qué escribiste del vínculo entre mujeres? -Por la importancia de la memoria ancestral, donde se traspasan conocimientos, sabidurías y soplidos, herramientas relacionadas con lo uterino y lo femenino, con la Matrix. Las mujeres tenemos una otra manera de navegar las mareas, otras formas de hacer tribu, sabemos de frutos y partos, de ciclos lunares ya que los vivimos en carne propia, nos sincronizamos. Es honrar a mis antepasadas, en especial a mi madre, a quien dedico la novela. Conservar significa mantener la hoguera de la memoria encendida.

3¿Cómo influyen tus diversas labores -como la astrología y la terapia transpersonal- y estudios en tu escritura? -No influyen, son mi escritura. Es un todo, un conjunto de factores que se relacionan entre sí y brotan con un lenguaje propio. Es una gran obra en permanente construcción y descubrimientos, tanto de materialidades como de mundos. Estudiar los astros y las propiedades de las flores, observar a los pájaros, andar descalza y dejar que el sol dé en mi espalda son actos que me instan a escribir y me transportan a esa necesaria autobservación.


En resumen

Tras los poemarios "Marea baja"(2016) y "La jabalina"(2019), Alejandra Coz Rosenfeld -hija de la fallecida artista Lotty Rosenfeld- debuta en la novela con "La lava" (Sangría Editora). Coz, quien cuenta con estudios en letras y estética en Chile y de arte en Italia, nos entrega una libro lleno de momentos intensos, las piezas del puzzle de su propia vida.

Alejandra Coz Rosenfeld es autora de "La lava".

3 preguntas

Alejandra Coz Rosenfeld, escritora y artista

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