Aproximadamente 14 años tuvieron que transcurrir para que Ñublense volviera a competir en la vereda internacional. Su primera vez había sido en la edición 2008 de la Copa Sudamericana ante Sport Ancash, cuadro peruano que lo eliminó de la competición en primera ronda del certamen.
Por lo mismo, había mucha ansiedad de cara al 8 de marzo de 2022, fecha que pasará a la historia como inolvidable para el club, así como para sus hinchas. La Copa Sudamericana volvía a teñirse por 90 minutos con los colores de los Diablos Rojos. Sin embargo, se dio una peculiaridad que el 2008 no pudo ocurrir: Chillán albergó por vez primera un torneo a nivel latinoamericano de clubes, considerando que fue sede del Mundial Juvenil femenino donde figuras como Cristiane Endler salieron al orbe.
Y al frente estaba Unión La Calera. El cuadro cementero buscó en todo minuto ser una visita no ilustre en el Estadio Nelson Oyarzún Arenas de Chillán, vacío en sus gradas producto de las medidas sanitarias en contra del Covid-19. Los forasteros fueron un hueso durísimo de roer para los rojos que, de todas maneras, hacían su juego en su cancha.
Sin embargo, faltaba la profundidad. El primer tiempo del partido estuvo algo vacío de emociones. Ambos equipos buscaban controlar el juego, mas no buscaron tanto como pudieron el arco rival, algo preocupante si hablamos de Ñublense, un elenco cuyo estilo es reconocido por irse incesantemente en búsqueda del gol.
De a poco Ñublense se afirmaba en el campo, sufriendo por la parte física, eso sí. Nicolás Guerra y Nicolás Vargas se perdieron el partido por lesión (el capitán fue Federico Mateos) y, para sumar la lluvia sobre mojado, Nozomi Kimura tuvo que salir por dolencias en la recta final del primer tiempo.
Penal errado
Y la emoción principal llegó cerca del minuto 40. Patricio Rubio fue bajado en el área por la zaga calerana y el árbitro no dudó en cobrar penal. Al no estar Vargas, Alexander Aravena acudió a la ocasión, buscando extender su estado de gracia tras el hat trick convertido a Deportes La Serena. Sin embargo, este deporte, así como da tardes soñadas, da otras de dolorosa experiencia que se convertirá en aprendizaje. El formado en Universidad Católica remató al centro e Ignacio Arce se lo tapó. La desdicha se tomó el rostro del delantero, que salió en la primera mitad del segundo tiempo para permitir el ingreso de Iván Rozas.
Es que el formado en Universidad de Chile tuvo impacto inmediato en el juego. Hasta el minuto 70, si bien no había mayores acciones de peligro en favor de ambos elencos, Ñublense tenía control absoluto del juego, mientras Unión La Calera no se encontraba en la cancha. Los forasteros buscaron por medio de contraataques que jamás pudieron concretar, mientras que los rojos no compartían el balón. Fue así como al 72 llegó la más clara del complemento, cuando Arce, afirmándose como la figura del cotejo, le tapó un tiro a quemarropa a Federico Mateos. El balón no quería ingresar y, por ende, el gol no quería salir.
10 minutos más tarde, Mateos probó nuevamente, esta de vez fuera del área, con una gran volea. Era golazo, pero Arce contuvo de gran manera. El rebote de la jugada, a manos de Felipe Reynero, también fue contenido por el portero de Unión La Calera, agigantando el partidazo que el portero del forastero jugó anoche.
Sobre el final del partido, específicamente en los últimos 10 minutos de éste, Unión La Calera siguió quemando minutos, priorizando más irse con el arco propio en cero que con un gol a favor. Ñublense, por su parte, siguió buscando la apertura de la cuenta, con más ganas que juego asociado.
En los cinco minutos de descuento que dieron, los cementeros buscaron más el partido que en todo el partido. Los forasteros se hicieron un puñado de llegadas que llenaron de miedo el área de los Diablos Rojos. Sin embargo, la retaguardia de los de Paso Alejo estaba enchufada y tampoco iban a permitir escapar, cuanto menos, un empate.
Encuentro de vuelta
Ñublense mereció más y lo sabían. Por si fuera poco, a 3 minutos del final, Arce, teniendo una de las mejores noches de su vida, tapó un cabezazo a quemarropa al delantero Patricio Rubio, decretando el empate sin goles. No había por dónde, pero en intenciones y profundidad, el Rojo no escatimó esfuerzos. Quedará en la retina el penal que, lamentablemente, Alexander Aravena erró en el primer tiempo.
El club de la Región de Ñuble está ahora obligado a ir por el triunfo. Esto, ya cuando se midan por la revancha el próximo martes en el Estadio Sausalito de Viña del Mar. Antes, eso sí, visitarán a Coquimbo Unido, este sábado al mediodía.
2 bajas sensibles
40' fueron con las que García no pudo contar ayer: el capitán Nicolás Vargas y el delantero Nicolás Guerra.