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Feria del Libro de Buenos Aires abre su más ansiada edición

LITERATURA. Contará con más de 1.500 actividades volverá a abrir sus puertas luego de dos años de espera.
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La Feria del Libro de Buenos Aires, uno de los eventos culturales más importantes de América Latina, inaugura hoy su 46ª edición, la más "ansiada" de su historia, después de dos años de pandemia que golpearon duramente al sector editorial argentino y a centenares de miles de lectores.

Durante 19 días, el gigantesco predio de la Rural volverá a vestirse de gala para acoger el tan esperado reencuentro entre los escritores y el público, en una fiesta de las letras que contará en esta ocasión con más de 1.500 actividades culturales, incluyendo centenares de presentaciones de libros, talleres literarios y mesas de debate.

"Hay mucha expectativa y mucha ansiedad. Hay un síndrome de abstinencia de la Feria del Libro, la gente sintió esta falta de feria", manifestó Ezequiel Martínez, director general de la Fundación El Libro, la entidad organizadora del evento, quien espera que esta feria vuelva a ser tan "masiva" y "festiva" como antaño.

Casi 200 autores extranjeros viajarán para participar en el evento, entre ellos el Nobel peruano Mario Vargas Llosa, que presentará su último libro, "La mirada quieta", sobre la vida de Emilio Pérez Galdós. El recuerdo a los Nobel fallecidos será para honrar al portugués José Saramago en el centenario de su nacimiento, así como un homenaje a Gabriel García Márquez en el que participará su hijo Rodrigo García Barcha, desde Colombia.

Celebrada por primera vez en 1975, la Feria del Libro de Buenos Aires sobrevivió a casi todas las turbulencias del último medio siglo argentino, reuniendo cada año a un número creciente de lectores hasta llegar a los 1,2 millones de asistentes en su edición de 2019.

Esta tendencia fue truncada por la irrupción del coronavirus en el mundo, que provocó la suspensión del evento durante dos años seguidos.

"Es un privilegio ser parte de un cambio paradigmático"

ENTREVISTA. A fondo con Cecilia Vicuña, artista premiada en la última Bienal de Venecia.
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Efe

Recientemente galardonada con el León de Oro a la Trayectoria en la 59 Bienal de Venecia, una de las exposiciones más relevantes del mundo, la artista chilena Cecilia Vicuña, de 73 años y fecunda obra centrada en la belleza indígena y la importancia de la naturaleza, afirma que el mundo vive una "revolución silenciosa", un proceso donde la "cooperación humana" es una "necesidad de supervivencia".

En una bienal que contó con la mayor representación femenina en sus 127 años, la artista santiaguina dice a agencia Efe que "es un privilegio ser parte de un cambio paradigmático que refleja un movimiento mundial de mujeres que tienen una claridad moral, intelectual y espiritual extraordinaria. Hay un cambio de conciencia que ha sido universal, repartido por clases sociales y culturales a lo largo de la Tierra. Chile es un ejemplo maravilloso, por el movimiento de estudiantes que nos ha dado esta Convención Constitucional donde la primera presidenta fue una mujer indígena, Elisa Loncon".

-¿Cómo se gesta, a su juicio, este cambio?

-Estoy estudiando el origen de la cultura patriarcal, que en la historia de la humanidad es corta, pero es tan férrea que parece que fuera la única realidad. Durante mucho tiempo hubo sistemas organizativos en los que había paridad. Cuando yo era niña yo ya era feminista. No lo aprendí en ningún lado, era el espíritu de la época.

-Su obra tiene elementos que ponen la naturaleza al centro, el arte y la cosmovisión indígena. ¿De dónde viene eso?

-Crecí en un periodo increíble, donde parecía que había paz y el deseo de justicia era creciente desde muchos sectores. Luego vinieron los años de la gran liberación social, cultural y política. Fui parte también de esa revolución, del sentimiento y de la forma de ver el mundo. Crecí en una casa llena de libros y en el campo, como una niña silvestre. Me di cuenta que era indígena, primero por la sensibilidad, por la simpatía y empatía con la belleza del mundo indígena. Siempre me pareció que era más bello, que las personas se comportaban con otra dignidad.

-Pareciera que Chile siempre ha estado peleado con su identidad indígena. ¿Eso está cambiando?

-El planeta entero ha estado peleado con esa identidad por todo lo que ha traído la cultura del capital y el dominio de los hombres blancos, con la conquista europea y esa idea de que los pueblos originarios eran atrasados, que no tenían inteligencia ni capacidad creativa. Es una fake new de 500 años. Sin duda es parte de esta revolución silenciosa. Los jóvenes están sintiendo el fin, la presencia ominosa de que se acaba el agua. La gente está sintiendo la amenaza que esta cultura está creando.

-La naturaleza y el arte hoy aparecen como elementos claves en Chile. ¿Qué se ha perdido en estos años donde ambos han sido actores secundarios?

-He dicho que el foco en la economía como único valor para una sociedad es una gran mentira, porque necesitamos de valores de cooperación para suplir nuestras necesidades. Si tú eliminas la poesía, el arte y la cultura, estás impidiendo la creatividad. La literatura y al arte aumentan la inteligencia colectiva y el pensamiento crítico, todo lo que necesitamos para reorientar la cultura humana hacia la supervivencia.

-¿Qué le toca al arte hoy?

-Abrir emociones, sentimientos, visiones, hacerlas asequibles. Que formen parte de la vida cotidiana, como sucede en las sociedades indígenas. Ahí siempre hay rituales donde todos se convierten en artistas, bailarines, músicos. Necesitamos esa capacidad de vivir, de ser el arte.