González-Urízar, río de palabras
Fernando González-Urízar (Bulnes 1922 - Santiago 2003), poeta, hijo de Faustino González Púcher y de Francisca Urízar Areitio, ambos españoles. Cinco hermanos: Faustino, Jesús, Fermina, Juan y Fernando.
Estudió en Chillán, en el Seminario y en Santiago en el Colegio Hispanoamericano y el Instituto Luis Campino. En 1939 ingresó a la Universidad Católica de Chile, a estudiar Arquitectura, carrera que abandona en 1941. Durante un año estudió ocho horas diarias en la Biblioteca Nacional y tal vez sin predisponérselo, se educó en forma autodidacta en variados temas de Ciencias Sociales y Artes que conformarían una sólida base para su futuro de escritor y creador. A fines de 1942, retomó la universidad, pero esta vez en la carrera de Leyes en la Universidad de Chile, la que tampoco concluyó, por terminar emergiendo en él, una inmanente fuerza interior por las letras y la poesía. En esta situación vocacional González-Urízar nos recuerda a Fernando Santiván.
En el año 1943 contrae matrimonio con Estela Morales Muñoz, ingeniera agrónoma, con quien tuvo cuatro hijos: Claudio, Fernando, Pablo y Clara.
Laboralmente se desempeñó en variadas funciones, sobresaliendo el ingreso el Servicio de Impuestos Internos, donde permaneció hasta el fin de su vida activa.
En el plano de la Literatura fue Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua y Miembro Correspondiente de la Real Academia Española. Su obra poética asciende a una treintena de volúmenes, traducidos a más de quince idiomas. Incluida en revistas literarias y antologías en vida y póstumas. Motivo de innumerables artículos críticos y de ensayos. Entre ellas: La soledad ardiente (1953), La eternidad esquiva (1957), Las nubes y los años (1960), Los sueños terrestres (1965), Israel, Israel (1970), Los signos del cielo (1971), Nudo ciego (1975), Domingo de pájaros (1977), entre muchas otras.
Pocas veces podemos observar una producción tan vasta y tan premiada en un poeta chileno, sin obtener el Premio Nacional de Literatura. González-Urízar reunió una decena de importantes galardones por su trabajo literario, entre ellos podemos mencionar: Primer Certamen de la Casa de las Américas de la Habana, en 1960, el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, otorgó a su libro Los signos del cielo el Premio Internacional de Poesía Leopoldo Panero, en 1970 y el Premio Regional "Baldomero Lillo" de Artes Literarias, otorgado por el Gobierno Regional del Bío Bío y el Consejo Regional de la Cultura y Las Artes el año 2002. Otras dignidades recibidas en vida fue ser nombrado Hijo Ilustre en las ciudades de Bulnes y Chillán en junio de 1995.
La obra literaria de González-Urízar fue altamente valorada por escritores nacionales como Pablo Neruda, Ángel Cruchaga Santa María, Juvencio Valle, Fidel Sepúlveda y Tulio Mendoza, entre otros. Nosotros lo recordamos en sus versos: "¡Chillán, Chillán tan lejos / Tengo tu nombre inscrito en la raíz / del álamo, / Chillán de la madera. La negra espina de Quinchamalí / se hunde en tu harina con olor / a menta".
Alicia Romero
Historiadora