Más de 10% de habitantes de Quillón no cuenta con suministro de agua potable
COMPLEJIDAD. Familias cuentan cómo es vivir dicha situación.
Cerca de 20 sectores de la comuna del Valle del Sol, donde habitan 1.748 personas no cuentan actualmente con suministro de agua potable, por lo que se le está entregando , ya sea por la municipalidad o la Onemi, con camiones aljibes o estanques transportados en camionetas, lo que corresponde a poco más del 10% de su población.
"Como municipalidad estamos muy preocupados por esta problemática que está afectando a distintos sectores rurales de nuestra comuna. Por lo mismo, seguimos realizando levantamientos para poder abarcar la mayor cantidad de personas y cubrir la totalidad de los casos que se nos presentan. Para lograr esto, estamos fortalecido a nuestro equipo de Emergencias, equipando camiones y comprando estanques para llegar a todos los sectores, sobre todo los de difícil acceso, donde un camión aljibes no llega", indicó el alcalde Miguel Peña.
Los Bello Rivas son una de las familias que la Municipalidad de Quillón a través de su Oficina de Protección Civil y Emergencias, visita semanalmente para surtirlos de agua. Ellos conforman un pequeño villorrio a más de 500 metros de altura, en el cerro Queime, cuyos accesos se vuelven infranqueables con el mal tiempo.
"Los caminos son complicados y a veces los chicos que vienen a dejar el agua se complican un poco, sobre todo cuando llueve. Nosotros tenemos que estarlos llamando y avisándoles que no vengan, porque los caminos están en malas condiciones, pero ellos a veces igual vienen. En los casos cuando hay temporal, tenemos que restringirnos con el agua. Pero en realidad siempre estamos ahorrando, porque no podemos desperdiciarla", explicó Marisela Bello.
Nacidos y criados en Queime Alto, los hermanos Silvia, Omar y Oziel Bello, y sus familias, jamás han vivido la comodidad de estar conectados permanentemente a una red de agua potable. De los 17 hermanos que vivían en el lugar, sólo ellos tres permanecen allí, donde han pasado de abastecerse de vertientes y pozos profundos, a los 5.700 litros de agua que les lleva el municipio, una vez por semana.
"Antes sacábamos agua de un pozo con mangueras y muchas veces se nos tapaban con el sarro que se acumulaba. Un día fui a verlas y me encontré con la sorpresa de que el pozo ya no tenía agua. Ahí corrimos al municipio y gracias a Dios nos empezaron a venir a dejar agüita. Nosotros somos nacidos y criados acá en Queime y mi papá, que murió de 94 años, también nació acá. Gracias a Dios vivimos felices acá, pero la falta de agua nos complica", dijo Oziel Bello.