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El profesor twittero que dictó de atrás para adelante

"El curso que hice al revés y otros apuntes de profesor" (Laurel) muestra el reverso de una vida lectora. En esta entrevista su autor, Ignacio Álvarez, escarba en sus historias dictando clases .
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Ignacio Álvarez lleva dos vidas. En una, la virtual, bajo el seudónimo de @Espelunco, es un activo twittero con más de 32 mil seguidores. En otra, con su nombre real, es Doctor y profesor de Literatura en la Universidad de Chile. En ambas, la lectura lo atraviesa todo. "El curso que hice al revés y otros apuntes de profesor" (Laurel) es la narración en breves crónicas y ensayos del reverso de esa vida docente.

"El curso que hice al revés y otros apuntes de profesor" compila textos creados desde el 2008, escritos cuando comenzó a hacer clases. Varios de los textos fueron publicados en su blog, otros fueron colaboraciones en revistas como la "Dossier" o "Santiago", que se complementan con algunos inéditos. El libro ha tenido un cálido recibimiento en ventas. Álvarez adjudica los méritos a su labor online: "supongo que tiene que ver un poco con el personaje twittero que hay detrás", confiesa.

"El curso que hice al revés", texto que le da el título al conjunto, relata la vez que por la necesidad de trabajar Álvarez sintetizó toda la historia de la literatura en un semestre para unos estudiantes de teatro sin relación con la lectura. Partió desde el presente y se fue al pasado.

"Esa es una historia absolutamente cierta. Vale la pena que los estudiantes entiendan que es lo que le pasa a uno cuando está haciendo una clase, que también es una sensación muy vergonzosa", confiesa.

En otra parte del libro dedica un escrito breve a los talleres literarios, que para el autor sirven "sobre todo para tener la experiencia de ser leído. No tiene nada qué ver con aprender técnicas. Sólo sirve para ser criticado, ser comprendido o incomprendido. Pero no sirve mucho creo yo para aprender nada. Esa fue mi experiencia por lo menos".

LILLO, emprendedor

También relata experiencias de sus autores chilenos favoritos, entre ellas la de Baldomero Lillo como emprendedor avícola: "Su último intento de reconciliarse con alguna forma de capitalismo fue la invención de un gallinero que tenía unas trampas que evitaban que los ratones se comieran a los pollitos y a los huevos de las gallinas. Eso fue en San Bernardo. Era un gran negocio, pero por supuesto sus vecinos le copiaron la idea y no pudo nunca prosperar. Nunca se convirtió en el gran capitalista que no creo que haya soñado con ser. Ahí mismo probó que en el capitalismo hay un problema central", analiza hoy.

Álvarez dedica también un texto a las razones para leer a los clásicos de la literatura. Sobre con cuál sugiere iniciar la lectura, responde que "hay que partir con el que más te tinque, con el que te genere más curiosidad simplemente. Vale la pena leer los clásicos acompañados de textos críticos, porque a veces lo que a uno le parece extraño tiene una explicación muy sencilla y a veces apasionante. Por ejemplo, "La Odisea" y "La Ilíada" no pueden ser leídos como una novela, porque son textos que han sido rimados como los payadores han hecho sus payas".

El libro va armando sus propias paradojas, también. Uno de los textos es "El índice", que resulta de la fantasía de proyectar los temas.

"El curso que hice al revés y otros apuntes de profesor" tiene, más de 30 textos, 30 ideas desarrolladas.

"Si me autosaboteara diría: ¿por qué tan fragmentario? No tengo obra unitaria, sólo se me ocurren estas cosas chicas", reflexiona Álvarez, enfrentado a su propio índice.

Fuera de Chile

"El curso que hice al revés y otros apuntes de profesor" podría perfectamente ser dos libros. Porque a medida que avanza en sus páginas se va metiendo más profundamente (y con más extensión) en autores chilenos, dedicando varios textos a grandes narradores como el mencionado Lillo y Manuel Rojas, de los que Álvarez ha trabajado ediciones críticas, llegando incluso a autores contemporáneos como Isabel Bustos, Andrés Montero y Cristian Geisse.

"Me interesa mucho una tradición narrativa que comienza en Baldomero Lillo y termina en Cristian Geisse. En la que están entremedio Manuel Rojas, José González Vera y Carlos Droguett. '¿Has visto un dios morir?', de Geisse, es el mejor cuento que se ha publicado en los últimos 20 años, lejos".

Enfrentado a su propio canon, reconoce las ausencias. "Me falta escribir y leer más de escritoras, sobre todo en el eje histórico, en el siglo XX y XIX. Responde a que hay bastantes críticos y críticas que están pensando esa cuestión".

Otros capítulos se los dedica a Alberto Blest Gana, especialmente en la segunda parte de su vida, donde tras décadas en Francia sigue escribiendo para nuestro país. Esos libros, para Álvarez, "son libros chilenos, como a contrapelo, en el modo de ser chileno fuera de Chile. Es el que inaugura esa categoría, en la que está Roberto Bolaño también a veces, o Roberto Castillo Sandoval. Hay harta gente que escoge ser chileno fuera de Chile, a veces contra Chile".

hay gente que lee

"Se puede hablar de libros de una forma que no sea pedante, hay gente que lee y que no quiere echarte la lectura encima. Esa idea de que en Chile nadie lee y que todos somos analfabetos funcionales creo que está equivocada, hay un espacio para tener una discusión interesante chistosa a veces, o apasionada", remata, acerca de su forma de ver y compartir la literatura.

Sobre cómo se hace para tener una cuenta exitosa en Twitter, la que abastece varias veces al día, Álvarez asegura que "no tengo idea. Sí sé que es cada vez más difícil discutir, como saltan a lugares inesperados lo que uno dice, cada vez es más difícil el juego de la ironía".

el autor Ignacio Álvarez es académico del departamento de literatura de la universidad de chile.


"El curso que hice al revés y otros apuntes de profesor"

Ignacio Álvarez

Laurel

217 páginas

$13.900

Por Cristóbal Gaete

"Esa idea de que en Chile nadie lee y que todos somos analfabetos funcionales creo que está equivocada", dice Álvarez.

Stefanie Massman