El delirio revolucionario
Acercándose el Día del Niño, nos vemos inundados de agresiva publicidad que al parecer nos quiere transmitir unívocamente el mismo mensaje: si no compras algún juguete de ocasión, eres mal padre o madre. Aunque podamos catalogar este mensaje de "falso" o "perverso", lo cierto es que atrás se esconde una idea de fondo muy peligrosa: la tiranía de la felicidad.
Con este concepto, hacemos referencia a una idea ampliamente difundida y aceptada en la sociedad actual, según la cual tenemos la obligación de ser felices y disfrutar al máximo nuestra vida, de lo contrario algo malo pasa con nosotros, es decir, estamos fracasando. Esta idea, así de nociva, también está permeando la forma en que nos relacionamos con niños y niñas.
Las personas que tienen hijos sabrán que una de las frases más comunes es: "yo solo quiero que mis hijos sean felices". Cuando se han realizado consultas a padres alrededor del mundo, este ideal siempre aparece entre los más relevantes, lo cual en sí mismo no es negativo, el problema surge en el cómo se alcanza esa felicidad.
Teniendo en mente la idea de que "a mi hijo no le falte nada" o "que no sufra lo mismo que yo", muchos padres se están convirtiendo en un servicio de entregas, dispuestos a darles todo, y aunque en las necesidades básicas esto es muy adecuado, con la felicidad es otra historia.
Muchas veces desde la culpa, la necesidad de compensar, forzados por la sociedad o queriendo evitar al máximo las emociones negativas, muchos padres gastan altas sumas de dinero en regalos que no suelen cumplir su objetivo porque los seres humanos somos seres hipersociales y es en los vínculos donde encontramos una de las mayores fuentes de bienestar, y por otro lado, los estamos acostumbrando a que otros se ocupen de sus necesidades de entretenimiento.
Me surge entonces una pregunta: ¿No sería mejor enseñar a nuestros hijos a buscar y encontrar su propia felicidad en lugar de dársela lista desde fuera? En este sentido, si queremos favorecer el desarrollo socioafectivo de nuestros niños (que en último caso los va a llevar a ser felices o al menos a desarrollar las herramientas para su búsqueda), mi propuesta es que pase el día jugando con su hijo.
Con regalo de moda o no, demuéstrele que es valioso, importante y que merece amor y cariño con algo que no se puede comprar: tiempo, y hágalo constantemente, pues al desarrollo infantil no le importan las efemérides realmente. .
Juan Pablo Ogueda.aAcadémico Carrera de Psicología, Universidad de Las Américas Sede Concepción
La pérdida de aprendizaje ya es un desastre mundial
El daño que la pandemia ha hecho a la vida de los niños, no por la enfermedad sino por los confinamientos, es enorme. A nivel mundial millones de niños todavía permanecen fuera de la escuela y las graves consecuencias en términos de aprendizaje y neurodesarrollo perdurarán por muchos años.
Antes de la pandemia, el 50% de los menores de 10 años en América Latina no podía leer y entender una historia simple. Hoy, el valor es cercano al 80%, según cifras del Banco Mundial. Se trata de una alarmante y evidente crisis de aprendizaje que ratifica los resultados de nuestro "Estudio Efectos de la Pandemia en la Primera Infancia", que realizamos en la Fundación Familias Power en Chile este año.
Allí pudimos evidenciar importantes déficits que existen en cuanto a habilidades sociales y emocionales en niños y niñas en una etapa que es crucial para su desarrollo futuro. Es así como observamos niños de 4 años que no pronuncian más de 10 palabras de forma clara y comprensiva, que no conocen las tijeras o no saben tomarlas, que tampoco han tenido acceso a témperas ni mucho menos saben cómo agarrar un pincel. Otro tanto ocurre con la distinción de los colores o las figuras geométricas. Esto se explica mayoritariamente por la pandemia, debido a la ausencia de jardines infantiles y colegios los años 2020 y 2021.
Es urgente visibilizar a quienes tienen pocas o nulas oportunidades de demostrar cómo las medidas adoptadas por las autoridades no siempre suelen considerar un principio básico que debería inspirar la política pública en materia de infancia: el interés superior del niño.
Anne Traub, Fundación Familas Power
Juzgue usted...
¿Existe o no intervencionismo del gobierno del Presidente Boric en la campaña del plebiscito de salida?
Si usted, por ejemplo, invita a un grupo de personas al cine, y para ayudarlos a elegir, les da una completa referencia de cada película que está en la cartelera, actores, géneros, trama, etcétera, eso es información.
Pero si usted les parte diciendo que con esta película se van a aburrir de lo lindo, con esta otra se lo van a dormir todo, pero ésta es la película que siempre han esperado ver y es la que quiero ver yo... eso es intervención. Juzgue usted.
Luis Enrique Soler Milla