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Para el académico de la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Claudio Elórtegui, más allá de esta presentación de principios básicos por parte del oficialismo para sentar las bases de un acuerdo, la coalición "sigue golpeada en lo anímico por el resultado del 4S y por la tensión natural de sus 'dos almas', lo que también se traduce en los márgenes de su negociación y en los ritmos que propone. Los potenciales acercamientos, más que por convicciones muy sólidas, se dan por el crudo sentido de la realidad y el procesamiento de los tópicos que le restaron la adhesión popular y le infligieron, probablemente, la peor derrota de la historia a la izquierda y el progresismo".
Y si bien considera que "nada asegura que el próximo proceso constituyente tenga un mejor destino", el doctor en Ciencias de la Comunicación remarca que "se está buscando un piso para la confianza inicial del voto moderado, que es mayoritario en Chile si las elecciones son obligatorias, transmitiendo un mensaje transversal de reducción de las incertidumbres desde la política institucional y no identitaria-refundacional. En todo caso, de existir un nuevo acuerdo, no le restará fragilidad al próximo proceso constitucional".
Señales del gobierno
Ahora que los dos bloques más numerosos del Congreso, junto con la DC, dejaron en claro sus posturas, cabe preguntarse si podrán acercar posiciones y concretar, más temprano que tarde, el acuerdo para seguir con el proceso constitucional. Sobre esto, el senador y presidente de la UDI, Javier Macaya, planteó en entrevista con CNN que "tenemos que consensuar bordes con el oficialismo. La ciudadanía tiene que ver algo distinto del proceso que recién rechazó".
Y si bien la aspiración del timonel gremialista podría apuntar en la dirección correcta, Elórtegui tiene algunas dudas respecto de si ambos bandos podrán acercar posiciones, sobre todo por algunas de las "líneas rojas" que ha propuesto la centroderecha y que colisionan con derechos sociales y reproductivos defendidos por las fuerzas oficialistas. Así y todo, puntualiza que "hay señales que el propio Gobierno está dando recientemente, por ejemplo, en los énfasis de las políticas públicas que irían de la mano de un nuevo presupuesto, que generarían mayor acercamiento con Chile Vamos".
Lo anterior, a juicio del investigador en comunicación política, aparece "como respuesta a la exigencia que la oposición le efectuó al Gobierno de tener acciones decididas y una agenda clara para combatir cuestiones como el crimen organizado y la delincuencia. No debiera extenderse por mucho tiempo más esta discusión entre los partidos, sobre todo porque el sistema político se percató de que los indicadores económicos ya comenzaron a deteriorarse en cuestiones más sensibles como el empleo, que ingresarán más presión a los actores políticos y harán que la discusión constitucional pueda quedar en un plano relegado de las preocupaciones ciudadanas".
Definición del sistema electoral
Para el académico de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Fernando Wilson, la presentación de estos listados de principios o bordes constitucionales le pone la lápida a la idea de la hoja en blanco, es decir, que el nuevo órgano a cargo de redactar la futura Carta Magna no podrá arrogarse atribuciones que no le competen.
Pero hay un segundo elemento intrínseco en los documentos tanto del oficialismo como la oposición y es que "si bien es cierto que hay elementos de formalización, de presentación que pueden ser distintos, está absolutamente claro que la responsabilidad que va a tener el próximo órgano es gigantesca, en el sentido de que no puede fallar".
A juicio del doctor en Historia, esto entregaría una señal macro de moderación, pero estará sujeta a la discusión que está llevando a cabo en este momento, que es "el sistema electoral a través del cual se va a elegir a los miembros de este órgano, el número de representantes y sobre la cantidad general, donde la oposición tiende a favorecer cifras pequeñas que reproduzcan la mecánica del Senado, mientras el oficialismo hablan de 100 personas".
"Eso va a determinar fuertemente la manera a través de la cual esta entidad se componga y de alguna forma, todo lo que hemos estado viendo hasta ahora queda en compás de espera, hasta que haya una definición clara respecto del mecanismo por el cual se va a elegir el órgano, su composición y sus estructuras generales", puntualiza el docente.
En la misma línea, Wilson destaca que uno de los primeros lineamientos es que a diferencia del proceso anterior, los independientes que quieran participar lo deberán hacer sí o sí en lista con los partidos políticos, lo cual considera que es "una señal de moderación, pero el punto clave es cuando se definan número, sistema electoral y presencia de escaños reservados -de haberlos- para pueblos originarios".
Conversación sobre los bordes
De acuerdo con el cientista político y académico de la Universidad Central (UCEN), Nicolás Freire, las últimas conversaciones han evidenciado que los acuerdos respecto al proceso en sí han sido más fáciles de encauzar, ya que congregan de mejor forma a las fuerzas políticas. En ese sentido, explica que "ya no es la izquierda y la derecha, sino los partidos con representación parlamentaria quienes proponen esos acuerdos y definen determinados mecanismos bajo los cuales se debe llevar a cabo este nuevo proceso; y ahí caben los independientes, la paridad, incluso la reducción o no del número de constituyentes".
Además, Freire señala que hay una segunda línea de acuerdos, la cual tiene que ver con los contenidos de la nueva Constitución, tomando en cuenta que "no se podían imponer y tampoco se podía dejar la manga tan ancha como la primera vez, porque se dieron cuenta de que al dejar tanto espacio, se terminó estirando mucho el chicle", en un debate donde hasta el Presidente Gabriel Boric hizo mención de los "bordes" que debía tener el nuevo pacto, pero donde el analista vislumbra algunos problemas, "sobre todo porque la derecha dejó el tejo muy pasado con el comunicado de la semana pasada".
Como si esto no bastara, el doctor en Estudios Americanos desliza que "entre las dos coaliciones de gobierno, había una más propensa a estos lineamientos, que es el caso de Socialismo Democrático, pero en Apruebo Dignidad no gustaba mucho esta idea de un 'pauteo'. Y empezó a decantar esto en algunos elementos que son novedosos, pero se vienen conversando desde antes del 18 de septiembre, como el comité de expertos, que no van a definir contenidos ni marcar bordes, pero sí van a pautear el proceso".
"Es un puntapié inicial", señala el académico, quien de paso enfatiza en que "esto ha sido posible porque cuando la conversación se mastica un poco más y se da cuenta que desde distintos sectores políticos, hasta los sectores empresariales llegan a estar de acuerdo con un proceso constituyente que contenga estos límites, hace que la política converse más y mejor. Y que el Presidente de la República preste piso a esta idea de los bordes, habla de un proceso que está teniendo suficiente respaldo en distintas instancias".
De todas formas, Freire recuerda que los límites para el trabajo constitucional tampoco es una arista muy novedosa, ejemplificando con que el proceso anterior también tenía límites legales bien definidos, como el hecho de que no se podía cambiar la condición de República dentro del sistema político nacional. "Ese es un borde, por muy absurdo que sería ponernos a conversar eso. Hoy día, lo que llama la atención es una extensión de los bordes, que ya no tiene que ver con el proceso, solo con elementos 'simbólicos', sino que son un poco más profundos y hay un consenso mayoritario en la clase política con respecto de estos mismos", sentencia. 2