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Los traumas y dudas que genera el fin del uso de la mascarilla

Expertos en la materia de Puerto Montt plantean que este proceso debe ser de manera gradual y respetando la historia del "otro". También exponen acerca de los principales problemas que esta situación pudiese provocar, considerando los cambios experimentados por las personas desde que llegó la enfermedad hace más de dos años.
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La vida vuelve a ser sin mascarilla. Los rostros se pueden observar sin ningún obstáculo. Y es que después de más de dos años marcados por las medidas restrictivas a causa de la pandemia del covid-19, entre las que estuvo el uso de tapabocas, a partir de ayer se transformó solo en una opción voluntaria.

Pero ojo. Sicólogos advierten que esta medida debe ser gradual y siempre con respeto hacia el "otro". Y bajo ninguna circunstancia obligatoria.

Y es que desde el 23 de marzo de 2020, fecha en la que se reportaron los primeros casos positivos, y hasta ahora, "todos hemos cambiado", advierten los profesionales.

Por ello es clave comprender que las vivencias de la población no fueron las mismas, y que en este avance hacia el retorno a la normalidad se encuentran personas que han vivido episodios que pueden ir desde la muerte de seres queridos a causa de esta enfermedad, a quedar sin trabajo o sufrir violencia familiar durante los 923 días que han transcurrido desde que se pusieron por primera vez la mascarilla.

"Leer los ojos"

El volver a vernos las caras sin ningún tipo de protección constituye uno de los aspectos más relevantes de esta nueva realidad.

Al respecto, Lorena Agüero, jefa de la carrera de Psicología Vespertina de la Universidad Santo Tomás expone que "quienes nos habíamos acostumbrado a leer los ojos, ahora tendremos que volver a relacionarnos mirando la cara completa, con todo lo que implica el gesto de la boca, que es coherente con la mirada".

"Nos tenemos que volver a relacionar con el lenguaje no verbal. Aquel que durante dos años y medio no se realizó", reflexiona.

Del mismo modo, recuerda que durante este tiempo se tuvo que aprender a "sonreír a través de los ojos para que el otro se sintiera seguro y sin ninguna amenaza. Pero ahora tengo que volver a acostumbrarme a que será nuevamente como antes".

En la misma línea, Jaime Fontbona, director de la Escuela de Psicología de la Universidad Austral de Chile (UACh), agrega que durante este tiempo se registraron "situaciones interesantes, como que muchas veces nos relacionamos virtualmente o con las caras tapadas. Es decir, la forma de conocerse fue un poco distinta".

Por lo mismo, coloca el especialista acento en que la apertura hacia las "otras personas" debiera darse de manera gradual.

"Hemos cambiado mucho"

Para Lorena Agüero, durante estos años "hemos cambiado mucho, porque el confinamiento generó un impacto en el desarrollo social de todas las personas".

Y si bien plantea que es factible estimar que el mayor golpe lo tuvieron los menores, en realidad el efecto nocivo fue transversal para todos los segmentos de la población.

De ahí que para algunos el uso de la mascarilla fue positivo, mientras que para otros no lo fue tanto.

Y si bien estima que el sacarla constituye un paso hacia la normalidad tiene que realizarse de manera gradual, ya que no se puede obviar que hay personas que sienten miedo del "otro" y de contagiarse con una enfermedad que no ha terminado. Más todavía si es que nunca se la han sacado desde que llegó la enfermedad a nuestro país.