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Alcohol y drogas

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La directora regional (s) de Senda Los Lagos, Melissa Almonacid, explicó que "en período de pandemia, se realizaron dos encuestas sobre consumo de alcohol y otras drogas". Es así como el último estudio arrojó que el 33,1% indicó que consumió menos alcohol desde el inicio del covid (36,8% en 2020), con respecto a las causas, el 46,4% señaló como principal razón que existían menos oportunidades, mientras que de los que declararon consumir más alcohol, el 58,5% manifestó que lo hacía por la ansiedad, estrés o por la depresión que le produce la situación. Por otra parte, un 20,0% declaró haber consumido menos marihuana desde el inicio de la pandemia (25,4% en 2020), mientras que un 33,7% señaló haber consumido más (29.3% en 2020) y un 41,1% indicó haber usado la misma cantidad (41,4% en 2020). El 49,3% señaló que aumentó su consumo de medicamentos sin receta médica desde 2020 (45,5% en 2020), el 10,1% indicó que consumió menos (16,7% en 2020) y el 27,7% señaló haber usado la misma cantidad (30,3% en 2020). Entre quienes consumieron menos, el 33,3% manifestó que fue por estar preocupados por los efectos en la salud. Entre los de más, el 82,2% señaló que esto se debe a la ansiedad/estrés/depresión que le produce la situación.

(viene de la página anterior)

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Entre los inconvenientes que advierte la profesional, se encuentra lo complejo que puede ser para algunos adolescentes comenzar a transitar a rostro descubierto, toda vez que usaron la mascarilla desde niños y ahora, que atraviesan por una etapa de cambios físicos, sobre todo en la cara, como la aparición del acné (propio de la pubertad), del bigote o del vello facial, deben sacarla.

Por eso para Lorena Agüero su llamado es al respeto. "Cuando te sientas seguro del espacio en el que estás, que no te contagiarás y que no hay amenaza de ninguna índole, podrás sentir la seguridad de sacarte la mascarilla".

La profesional insiste en que cada persona tiene su tiempo, puesto que producto de los cambios, sobre todo físicos, hay quienes "se pudieran sentir expuestos al no portar este elemento de protección".

Mundo virtual

En la misma línea, Jaime Fontbona, sostiene que en el caso de los menores, como niños y adolescentes, el distanciamiento social, básicamente el período de cuarentena, afectó el desarrollo de las habilidades sociales, puesto que se vivió en un mundo más virtualizado, que no permitió desarrollar las mismas habilidades sociales.

Bajo dicho escenario, postula que se puede pensar que, por ejemplo, en los colegios hay mucho menos tolerancia de parte de los alumnos, lo que se refleja en mayores episodios de violencia o de bullying, y por eso propone la creación de un curriculum emocional en los colegios, ya que a ello se debe sumar que este período afectó la capacidad de frustración.

Ello, porque con el cambio a la presencialidad aparecen algunas dificultades del día a día, como de movilización (costos y tiempos de traslado).

Lo que se suma a que es probable que en períodos de cuarentena sucedieran situaciones de violencia, sobre todo de pareja o doméstica.

Dificultades para readaptarse

En su reflexión, Jaime Fontbona sostuvo que uno de los mayores inconvenientes tiene que ver con la aparición de lo que se conoce como el "Síndrome de la cabaña". Es decir, dificultades de las personas para readaptarse a un mundo más social y con menos medidas de control.

Y en esa línea, advierte que quienes presentan menos capacidades sociales, pudiesen estar presentando problemas de adicción a las redes sociales, debido a la utilización de este medio para vincularse con el mundo. Pero de forma más virtual y si bien se pudo tener una respuesta positiva durante la pandemia, ahora quedarán en evidencia los problemas de este tipo que tenían antes de la llegada del covid-19.

Ahora, como una forma de hacer frente a esta situación, señala que se hace necesario que se empiecen a relacionar, a revivir vínculos de amistades o a retomar actividades, como las de tipo comunitarias.

"Creo que hay que motivar a la gente para que retome acciones sociales, como en el colegio, barrios y empresas; pero evitando el borrón y cuenta nueva una vez que se vuelva a la normalidad, porque la gente vivió problemas, como las muertes. Y ello no se debe olvidar", destaca el profesional.

Autocuidado

Para la antropóloga y docente de Psicología de la Universidad Santo Tomás Rocío Millar, en las sociedades más colectivistas, como la de Chile, el uso de la mascarilla, fue positivo porque existe conciencia del autociudado y del resguardo de las demás personas.

Es por ello que con la claridad de que la pandemia no ha terminado, es que en algunos segmentos de la población, como los adultos mayores, se seguirá usando, porque al estar más expuestos requieren de una mayor protección.

En esta reflexión, Millar incluye a los adolescentes, debido a que producto de los cambios físicos y de identidad que experimentan puede que se sientan más cómodos con portarla. "Muchos de ellos tuvieron la transición, el paso de niños a adolescentes en el encierro y cuando tuvieron que volver a clases se sintieron más cómodos usándola".

"Despersonalización"

Juan Carlos Alvial, docente del Instituto de Filosofía de la Universidad San Sebastián, Sede De La Patagonia, postula que este paso otorga más certezas frente a la incertidumbre, que ha sido "mucha durante el último tiempo al no saber qué podría pasar".

Sin embargo, advierte que es necesario apelar a la prudencia, más si se considera que el autocuidado dependerá de cada uno, lo mismo que se tendrá la posibilidad de "mirarnos cara a cara, al encontrarnos con otros" y sin que nada "nos cubra.

Entonces, "tendremos que ser capaces de reconocernos por el rostro, lo que es un aspecto muy básico, pero al mismo tiempo relevante en estos momentos".

Todo este escenario llevó, según plantea, a una "despersonalización", por cuanto "nos acostumbramos a vernos virtualmente, pero no presencialmente. Nos acostumbramos a estar con la cámara apagada y sin el cara cara. Perdimos la riqueza de encontrarnos. Por eso hay que comenzar a ver cómo vamos a retomar los lazos, pero sin que estos nos agoten".

Alvial reconoce que el ir retomando las rutinas pudiese significar un agotamiento mental, luego de más de dos años en el mundo virtual.

Así también llama a colocar atención "con qué historia contamos, cuál será nuestra historia y al mismo tiempo cómo entenderé la historia del otro".

En este sentido expone que dependiendo del segmento de la población, este período pudo afectar de manera distinta.

Por ejemplo, en el caso de los adultos mayores, al pasar más tiempo en su casa, el golpe pudo ser menor en términos emocionales, pero sí a nivel físico, ya que el moverse menos pudo significar algún deterioro, sumado a las enfermedades de base.

Sobre si es que es un paso relevante para el fin de la pandemia, Gabriela Ramírez, dirigenta gremial de enfermeros y enfermeras, señala que hay que entender que el virus se "mantendrá de aquí hacia adelante, tal y como la influenza, la cual integramos al Programa Nacional de Inmunizaciones".

Ramírez estima que es probable que la pandemia pudiese llegar a su fin hacia fines de año o comienzos de 2023, porque "creamos una inmunidad de rebaño. Pero sí se mantendrá a lo largo de la historia".

Sobre su peligrosidad, la dirigenta señala que "bajará bastante, porque con la inmunidad de rebaño, la población estará bastante más protegida, la carga viral bajará mucho y por ello los contagios serán menores".

Desde ayer Chile vive una nueva fase de la pandemia, en la cual para alcanzar el éxito, según los expertos, debe contener dos elementos claves: la gradualidad y el respeto.

los sicólogos plantean que el término de esta protección debe ser gradual.

el sentirse seguro, es uno de los principios a los que apelan los expertos respecto a la salida definitiva de las mascarillas.