El Padre de la Patria, nacido en Chillán el 20 de agosto de 1778, falleció en Lima, Perú, el 24 de octubre de 1842, a las 12:30 horas, a la edad de 64 años, en su casa de la calle Espaderos (Girón de la Unión), muy cerca de la Plaza Mayor de ese país, rodeado de los suyos. O´Higgins, había escuchado misa todos los días, de su enfermedad, en su habitación. En esos últimos momentos estaba rodeado de su hermana Rosa Rodríguez, su hijo Demetrio O´Higgins Puga y algunas sirvientas mapuches que llevó desde Chile. Su madre, Isabel Riquelme, había fallecido, tres años antes en 1939.
En Perú, Bernardo O´Higgins gozó de tranquilidad. Allí recibió el reconocimiento por haber sido el que envió la expedición libertadora hacia ese territorio, en el período de su gobierno en Chile. En agradecimiento esa nación le había entregado las haciendas de Montalván y Cuiba. Tras su muerte, el periódico El comercio de Lima, publicó el día 26 de octubre: "El espíritu de un hombre verdaderamente grande acaba de dejar este mundo y ascendido a otro mejor. Tal era el general O'Higgins, que falleció ayer en su residencia en esta ciudad, de resultas de una enfermedad en el corazón".
O´Higgins, quería regresar a su país, exiliado desde su abdicación al cargo en 1923, permaneció ininterrumpidamente por diecinueve años en Perú, desarrollándose como hombre de negocios, un estanciero. Sin embargo, no hubo día de su vida, que no recordara a Chile. Así lo acreditan sus documentos de su archivo de documentos en su abultada correspondencia que mantuvo con diversos personeros de Chile, en esas dos décadas. En 1839, se había enterado de que el gobierno de Chile, bajo el mandato de José Joaquín Prieto, le había restituido el título de Capitán General del Ejército de Chile. Lamentablemente su regreso no alcanzó a concretarse, tras varios intentos frustrados, antes de su prematura muerte.
Aquejado de su corazón el Padre de la Patria, falleció en Lima sin poder volver a Chile, ni a su tierra natal de Chillán, cuando estaba cerca de lograrlo. Sus últimas palabras fueron "Magallanes, Magallanes", como recalcando una intención ya manifestada al General Bulnes, de la importancia de ese territorio para Chile, el cual sería anexado un año después de su muerte. En Chile el presidente de la República, Manuel Bulnes dispuso de ocho días de duelo, mientras el héroe nacional de la Independencia de Chile era sepultado en Lima. Veintisiete años más tarde, en 1869, sus restos serían repatriados al Cementerio General de Santiago de Chile y ciento diez años después, en 1979, nuevamente trasladados a una cripta en la Alameda, frente a la Casa de gobierno de Chile, donde descansa hasta hoy.
Alicia Romero Historiadora