Podríamos decir que la emergencia de los incendios ya se ha disipado. Y sí, es verdad que el riesgo más crítico desde el punto de vista de la seguridad de las vidas ya ha pasado. Ahora queda hacerse cargo de la reconstrucción de las viviendas, del patrimonio y de la infraestructura dañada. Con 69 mil 455 hectáreas quemadas en Ñuble y 434 mil 797 en el país, se pueden llegar a cientos de millones de dólares, significando un alto costo para las familias y las empresas que podemos tardar años en recuperar, por lo que es un proceso en el que hay que priorizar.
Hemos visto que en esta primera etapa se ha desplegado bastante ayuda, una reconocida solidaridad, de la sociedad chilena y de las empresas frente a grandes desafíos. Colaboración y coordinación en la que, como Cámara Chilena de la Construcción y sus empresas socias, hemos participado desde las etapas tempranas de la emergencia, poniendo a disposición maquinaria y equipos humanos para combatir los incendios. La región de Ñuble ha recibido ayuda de la cámara local y de otras cámaras regionales del gremio.
Las viviendas de emergencia tendrán que estar antes del invierno. Son hasta la fecha 334 viviendas totalmente destruidas en Ñuble y 1.392 viviendas, considerando a las regiones de Biobío y Araucanía.
Los equipos de trabajo en los gobiernos regionales, seremis de vivienda, Serviu, y municipios, se han organizado y enfocado para atender esta nueva emergencia que, por su gravedad y envergadura, debería copar toda su atención.
La clave está en que la autoridad y sus equipos de trabajo tengan claridad de la gran responsabilidad que les cabe y del gran esfuerzo que va a significar sacar adelante esta segunda emergencia hasta normalizar las cargas de trabajo.
El plan de emergencia como respuesta al déficit habitacional del país, ha sido un gran proyecto de este gobierno que busca entregar 260 mil viviendas durante sus cuatro años de gestión. Un desafío que se puede descuidar. Cada llamado, cada proyecto, comité y cada vivienda es importante para las familias y el empleo.
En este contexto, sería de gran ayuda para el cumplimiento de ambas metas que el proceso de instalación de la Región de Ñuble se pudiera terminar. Para ello, falta contratar un gran número de funcionarios públicos en áreas en las que más se necesita: reparticiones que manejan las mayores cifras de inversión regional como el MOP, Vivienda y Salud, áreas sensibles y de gran beneficio para la comunidad. Esta situación pendiente constituye la tercera emergencia que tenemos en la Región, la cual urge que sea resuelta por las más altas autoridades del país y la Dirección de Presupuestos.
El costo económico y en vidas humanas por esta emergencia ha sido cuantioso, pero esperemos que este no se vea incrementado por la eventual postergación y retraso que pudieran sufrir los planes de gobierno en cuanto al Plan de Emergencia Habitacional y a la instalación de la Región de Ñuble.
Ricardo Salman
Presidente CChC Chillán