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Gota a gota desaparecen los colosales glaciares que Darwin admiró en Cabo de hornos

MEDIOAMBIENTE. El cambio climático está desequilibrando el ecosistema.
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Agencias

Donde antes había gigantes de hielo, ahora hay fiordos: gota a gota, el campo de hielo más austral de Sudamérica acelera su deshielo y destruye paisajes que fueron documentados por un joven Charles Darwin en su primer viaje por Tierra del Fuego en 1832 y que le ayudaron a hilar sus teorías científicas.

"Los glaciares se extienden desde las montañas hasta el borde de las aguas. No puedo imaginar nada más hermoso que el azul berilo de esos glaciares, especialmente cuando se contrasta con la nieve", escribió Darwin en uno de sus diarios sobre su paso por el canal Beagle, en Cabo de Hornos.

El creador de la teoría de la evolución describió el paisaje como "imponente", con glaciares que llegaban al mar y aves, plantas y animales marinos que sorprendían por su exuberancia, pero el cambio climático está desequilibrando el ecosistema.

El geógrafo de la Universidad de Chile Andrés Rivera explicó a Efe que la cordillera Darwin, que alberga el principal campo de hielo de Cabo de Hornos, perdió en promedio, de 1870 a 2016, 1,7 kilómetros cuadrados de hielo al año. En los últimos 30 años, alertó, "la velocidad es de hasta cinco kilómetros cuadrados anuales".

"Hoy llueve mucho más y nieva mucho menos que en el pasado. Es uno de los efectos que estaba predicho por los distintos modelos de cambio climático, y se ha cumplido", añadió Ricardo Rozzi, que dirige el nuevo Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC).

Si bien Rivera negó que el hielo de Cabo de Hornos vaya a desaparecer "por completo" en las próximas décadas, señaló que algunos glaciares son muy vulnerables al cambio climático, sobre todo los que se deslizan en la ladera norte de la cordillera de Darwin, que alberga cerca de 2.000 kilómetros cuadrados de hielo.

Impacto global

Más allá de los glaciares, Darwin quedó impactado por los inmensos bosques marinos de algas pardas que, con decenas de metros de largo, sirven de nido para la fauna acuática en Cabo de Hornos.

El naturista los describió como "camas de algas" y descubrió que las Macrocystis pyrifera, popularmente conocidas como huiros, eran de gran utilidad para los navegantes porque indican costas rocosas y poco profundas y actúan como rompeolas.

"Conozco pocas cosas más sorprendentes que ver crecer esta planta… Su talo es redondo, viscoso y suave, alcanzando rara vez el diámetro de dos y medio centímetros. Reuniendo unas cuantas se forma una cuerda de resistencia suficiente para sostener el peso de las grandes piedras sueltas a las que crecen en los canales interiores", detalló Darwin.

Andrés Mansilla, investigador del CHIC que estudia los cambios en las algas a raíz de la emergencia climática, aseguró que esos ecosistemas absorben grandes cantidades de carbono de la atmósfera y que su retroceso, además de un impacto local, puede aumentar la velocidad del cambio climático a nivel global.

"El sur chileno alberga las mayores reservas de algas pardas en el mundo, que son extremadamente vulnerables a las descargas de aguas dulces producto del deshielo", apuntó y agregó que "el glaciar se derrite cada vez más rápido, y lo que pareciera algo imperceptible son en realidad toneladas de agua vertidas al ecosistema marino".

El viaje por Cabo de Hornos marcó los estudios de Darwin y, a pesar de que sus ecosistemas albergan aspectos clave para estudiar el cambio climático en la actualidad, la región aún está rezagada en investigación científica. "El efecto real del deshielo glacial sobre los ecosistemas marinos en Cabo de Hornos aún es desconocido -añadió Mansilla-. No hay datos concretos, porque no hay investigación. Sabemos que afecta, pero falta mucho para saber cuánto".

Islas Maldivas reclama "solidaridad climática" para no desaparecer

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Maldivas necesita la "solidaridad climática" de la comunidad internacional, que debe "agilizar el financiamiento" comprometido para paliar los impactos de la emergencia del clima, que están causando la erosión y la subida del nivel del mar en estas islas del océano Índico, explica el representante de Unicef, Edward Addai.

El delegado en Maldivas del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), coincidiendo con el Día Internacional del Medioambiente, hizo un llamado sobre la "angustia climática" que sufren los niños y jóvenes ante la erosión y la subida del nivel del mar en Maldivas y las islas del Pacífico.

"El cambio climático y sus impactos van más rápido y por delante de la acción climática" y puede provocar la "desaparición" de muchas islas a final de siglo y obligar a miles de personas de los 579.000 habitantes de Maldivas a emigrar, alerta a Efe el médico nacido en Ghana.

Explica que Unicef tiene un Plan de Acción Climática basado en pilares, pero "siempre con los niños en el centro de la respuesta al cambio climático, algo por lo que merece la pena seguir abogando".

Desde Unicef trabajan para lograr "infraestructuras resilientes", porque "la evolución de la erosión es más rápida que la capacidad para frenarla", es un "gran reto", asevera desde Maldivas, el país más bajo del mundo, situado a poco más de un metro sobre el nivel del mar.

Además, la acidificación del agua del océano por el calentamiento global está provocando el "blanqueamiento de los arrecifes de coral" presentes en las islas y afectando a los ecosistemas, según Addai.

A estos problemas se añade la "invasión de plásticos que llegan a través del océano desde otros países y afectan a la vida marina" de estas cerca de 1.200 islas, divididas en 26 atolones y con una superficie total de tan solo 297 kilómetros cuadrados.

El Gobierno impulsó "legislación contra los plásticos de un solo uso", en un país en el que el océano constituye más del 99%, explica, el "acceso al agua dulce" es otro "grave" problema que afecta a la población, especialmente a los niños, y es necesario desplazarse para buscarla en otros lugares.

DESALINIZACióN NO BASTA

Según Addai, el Gobierno está trabajando en la desalinización del agua, porque los cambios en los regímenes de lluvias y el ascenso de las temperaturas, se han convertido en "un desafío" para la población que habita unas 200 islas y que "necesita ayuda".

Sostiene que una de las consecuencias del calor es que se están volviendo a ver casos de enfermedades que se pensaban erradicadas "como la malaria o el dengue".

A ello se suman las inundaciones asociadas al ascenso del nivel del mar, que está afectando a las infraestructuras de viviendas, hospitales y colegios que están "cada vez más cerca del océano", asegura.

Para "adelantarse a las emergencias climáticas en Maldivas", Unicef está preparando a los jóvenes para trabajar en comunidad, para formar parte de los equipos de respuesta ante previsibles inundaciones.

Insiste en que "el financiamiento tiene que seguir aumentando", porque los gobiernos deben destinar más fondos a la reparación de daños.

"Los efectos del cambio climático están en las islas, pero las causas están fuera", sostiene y subraya "el Gobierno de Maldivas necesita ayuda para financiar la respuesta".