El silencioso, masivo y costoso problema de la depresión en chile y en el mundo
MENTE. La OMS, que hoy lanza una campaña global para crear conciencia sobre esta enfermedad, alerta sobre una tristeza creciente que puede causar discapacidad social, pérdida de trabajo y, en el peor de los casos, hasta el suicidio.
La Organización Mundial de la Salud fue creada el 7 de abril de 1948 y, cada año, dedica la efeméride a un problema sanitario global, que este año corresponde a la depresión. La campaña busca socializar un problema que, según las proyecciones de los especialistas, en poco más de una década constituirá la tercera causa más frecuente de discapacidad en el mundo.
El número de personas que viven con depresión aumentó un 18% entre los años 2005 y 2015, informó el organismo, alza dada por los bajos niveles de reconocimiento y acceso a la atención para la depresión y la ansiedad.
Estos males conducen a una pérdida económica global estimada en más un billón de dólares cada año, por lo que se habla de un estigma social de alto costo, señala el informe "Depresión y otros trastornos mentales comunes. Estimaciones globales de salud", publicado por la OMS.
Chile depresivo
El reporte señala que en Chile viven más de 840 mil personas diagnosticadas con depresión, cifra tomada de los organismos de salud. Sin embargo, con la cifra silenciosa, la realidad de la patología puede alcanzar a un par de millones de habitantes.
Este número es traducido en el 5% de la población nacional, número en línea con el resto de Latinoamérica. En Brasil, por ejemplo, la depresión afecta al 5,8% de las personas y, en Uruguay, al 5%.
Estigma
La representante en Chile de la OMS, Zohra Abaakouk, dijo a este medio que para su oficina es importante que la población hable del trastorno depresivo, porque "cualquier persona lo puede sufrir en algún momento de su vida, además de ser una enfermedad en aumento y que cuenta con un que un factor limitante, que es el estigma de la discriminación".
"Las personas no se sienten cómodas al hablar sobre los signos depresivos que pueden tener, por lo que su entorno lo desconoce, y tampoco acuden a un centro de salud a buscar ayuda profesional, por lo que se aislan y desarrollan más su patología", sostuvo la psicóloga.
Escuchar
"Por eso consideramos que es importante hablar, reconocer algunos signos, hablar con la familia y el entorno, junto a un profesional de la salud en el caso que sea necesario. Esto es un primer paso, por lo que nuestra campaña pretende que estas personas sean escuchadas", agregó Abaakouk.
La OMS aconseja estar atentos a las repetitivas pérdidas de ánimo, el interés por las cosas y la capacidad de disfrutar, sumado a una reducción de la energía, todo esto durante un mínimo de dos semanas.
Muchas personas con depresión también padecen síntomas de ansiedad, alteraciones del sueño y del apetito, sentimientos de culpa y baja autoestima, dificultades de concentración e incluso síntomas sin explicación médica.
"Estimamos que, en 2030, la depresión será una de las tres primeras causas de discapacidad en el mundo, independiente del nivel de ingreso de los países, por lo que es importante ampliar la cobertura y la calidad del tratamiento", explicó la profesional de la OMS. No obstante, "si hay un tejido social que apoye al paciente, el tratamiento es casi gratuito".
Pasos a seguir
El médico residente del Instituto Psiquiátrico, Julio Azúa, explicó que, "en general, Chile tiene una buena política de salud mental, por lo menos a nivel latinoamericano, debido a su amplia cobertura que va desde el primer nivel, de detección".
Este peldaño en los consultorios de salud pública es abarcado por "médicos generales que se dedican a la salud mental, junto a psicólogos, trabajadores sociales, enfermeras y nutricionistas. Estos médicos pueden interconsultar al segundo nivel de atención, los consultorios de salud mental, cuando tienen dudas, cuando el caso es más grave. Por ejemplo, alguien que tiene ideas de muerte o que no está respondiendo a los tratamientos. En esa oportunidad, el psiquiatra tiene el deber de realizar esas consultorías", continuó Azúa.
En el segundo nivel, los profesionales son más especializados y están distribuidos a nivel nacional, mientras que el último escalafón incluye la hospitalización.
Plan auge
Dado el alto costo del tratamiento, derivado principalmente de la ausencia de plazos, que pueden ir desde un par de meses a décadas, la depresión está cubierta por el Plan Auge, junto al trastorno bipolar. Esto, "desde la sospecha de esquizofrenia, porque hay plazos acotados para la atención especializada y el comienzo del tratamiento", antes de que el malestar evolucione y termine en suicidio, comenta Azúa.
En Chile, dos de cada 100 mil personas, de entre diez y 19 años, pone fin a su vida con sus propias manos.
Falta de médicos
A pesar de que el plan de salud pública existe, "en la práctica muchas veces no se da, porque existe un estigma desde los profesionales de la salud contra los pacientes; no los quieren atender porque los consideran problemáticos, crónicos, incurables e intratables, es decir, una persona que me va a reclamar, que no va a seguir el tratamiento, se va a dedicar a insultarme, hay una suerte de esperanza perdida. Nadie dice 'no lo voy a hacer', pero es considerado un problema" a nivel profesional, indicó Azúa.
Largas esperas
Por estas razones, junto con la escasez de médicos especialistas en los hospitales, "los pacientes tienen largas horas de espera, no son atendidos, no tienen medicamentos. Se supone que debiesen haber planes de rehabilitación (para la reinserción social, pero) no siempre hay un terapeuta ocupacional", detalló el médico.
"No hay muchos profesionales en el área de salud mental, principalmente, porque pagan muy poco", agregó. "Tengo 45 horas como becado y veo pacientes del servicio público, pero me pagan un 25% de lo que pagan los privados", finalizó el especialista.
años tiene la mayoría de quienes atentan contra su vida por depresión en Chile. Dos de cada 100 mil personas se suicidan. 10-19
de depresivos hay en Brasil, el índice más alto en Latinoamérica, de acuerdo al último reporte de la OMS. 5,8%