Chillán es cuna de talentos. Lo decimos cuando nos referimos a los representantes del mundo de la cultura. Incluso, a los deportistas y a los investigadores. Pero nunca nos fijamos en los funcionarios públicos que se destacan, que son respetados a nivel nacional y que dejan muy en alto el nombre de Ñuble.
Vasco Sepúlveda Landeros, en la hora de su jubilación, es uno de esos funcionarios públicos. Es un verdadero talento que, con la sencillez y discreción de los que de verdad saben, ha desempeñado las funciones de Secretario Municipal por más de medio siglo, siendo hoy el más antiguo del país.
Nació en Coihueco en febrero de 1945 y cursó estudios en el liceo de Hombres de Chillán y en la Universidad de Chile, obteniendo el título de Técnico en Administración Pública, que lo convalidó después en el Instituto Profesional de Chillán. Además, se diplomó en Administración Municipal en el Instituto de Administración Local de Madrid, España.
Entre 1964 y 1978 fue Secretario Municipal de Coihueco. Y desde julio de 1978 hasta diciembre de 2019, lo ha sido en la Municipalidad de Chillán. Esto significa que ha desempeñado sus labores en forma impecable bajo diversas administraciones, con alcaldes de todo tipo, bajo dictadura y democracia.
En la hora de su despedida, en el último Concejo Municipal Ordinario que le correspondió actuar como Secretario Municipal, se escuchó la palabra de todos los concejales asistentes. Fue emocionante escuchar la coincidencia en los reconocimientos provenientes de los concejales de todas las sensibilidades políticas representadas en el municipio.
Vasco Sepúlveda fue leal al espíritu de su cargo, a los requerimientos de los ciudadanos en cuanto a la rectitud de los actos municipales. Y lo hizo con la suavidad de quien sabe conducir por el camino de las ordenanzas, pero con la firmeza de quien no renuncia ante requerimientos alejados de la ética correspondiente.
Y se dio tiempo para aconsejar a los políticos que llegaban por primera vez a desempeñar las funciones de representantes populares, así como a los Alcaldes que buscaban las fórmulas para avanzar por los caminos de la viabilidad jurídica de proyectos de bien común.
Con respecto a su relación con los demás funcionarios, puedo dar fe de su bonhomía, rectitud y ecuanimidad en los juicios. Y en cuanto a la amistad, un hombre leal y sincero. Por eso, creo necesario rescatar su figura como un verdadero talento de Ñuble. Un servidor público de gran nivel, que prestigia a la gente noble de esta tierra.
Miguel Ángel San Martín Periodista.