Apoyo a la tercera edad
En los últimos años han ido surgiendo varios beneficios para los adultos mayores, aunque aún son insuficientes.
La situación de la tercera edad no puede ser más compleja y, en algunos casos, dramática, ante la carencia de recursos mínimos para subsistir. El tema ha sido puesto sobre la mesa en reiteradas ocasiones en el último tiempo y la preocupación se ha extendido a todos los niveles y por fortuna han ido surgiendo soluciones, mínimas por ahora pero sí esperanzadoras.
Todo este panorama se ha ido creando de la mano de las pésimas jubilaciones y los bajísimos montos de las pensiones solidarias, que hasta hace años ni siquiera existían.
Soluciones mágicas no hay; los montos vergonzosos se fueron perpetrando en el tiempo y ahora es imposible ofrecer respuestas que solucionen los problemas básicos de los desvalidos. El Estado no está en condiciones de desviar recursos de tanta cuantía como para mejorar en forma sustantiva las pensiones y jubilaciones.
En el marco de esa realidad nacieron las farmacias municipales, las que con debilidades y fortalezas entregan medicamentos a valores accesibles que ayudan, en especial, a los segmentos mencionados.
A lo anterior se suman ayudas importantes -las ópticas municipales- con rebajas de hasta un 70 por ciento, permitiendo que pacientes de muy escasos recursos adquieran lo que necesitan.
Lo otro trata de una rebaja en los boletos del sistema de la locomoción pública para cuantas veces las personas de la tercera edad lo deseen. Son tres ejemplos de cómo la institucionalidad pública o privada puede asistir indirectamente a personas que, por otros caminos, jamás accederán a soluciones para su día a día, al menos en parte de su problemática.
Sistemas fracasados en el sector salud, previsional, farmacológico, transporte, donde por muchos años se fueron acumulando errores sin soluciones, han llegado a provocar crisis que perjudican gravemente a los desposeídos de la tercera edad.