Coronavirus
En relación a la gran cobertura mediática relacionada al coronavirus y, recientemente, a la llegada de una chilena que estuvo en contacto, es importante hacer un llamado a la población a mantener la calma. No porque seamos inmunes, y menos porque nos encontremos en el "mejor sistema de salud del mundo", sino más bien por una simple razón: Hay que ser racionales.
En Chile, los datos sobre defunciones totales se concentraron en un pequeño grupo de causas de muerte: Enfermedades del sistema circulatorio, tumores malignos, enfermedades del sistema respiratorio, y causas externas de morbilidad y de mortalidad. En pocas palabras, aunque siempre es preocupante lo desconocido, lo nuevo, hay que tener presentes los males que ya aquejan a los ciudadanos en Chile.
Gente de todas las edades puede ser infectada por el virus. Sin embargo, las personas de edad avanzada y las personas con afecciones médicas preexistentes (asma, diabetes o enfermedades cardíacas) parecen ser más vulnerables a enfermar gravemente con el virus. Esto implica que es más importante cuidar nuestra salud y la de nuestras familias siempre, y no solo en este caso.
La OMS aconseja que se tomen entre otras medidas para protegerse del virus, una buena higiene de las manos.
Las farmacias podrían funcionar como centro de información, siendo centros de salud según el código sanitario.
Insisto en la necesidad de disminuir una histeria colectiva, teniendo en cuenta que tenemos otras epidemias en el país que matan más personas anualmente que lo que lleva el coronavirus en todo el mundo (hasta el momento (1.873): El tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo o la falta de una política integral de salud mental.
Jorge Cienfuegos, académico Química y Farmacia Universidad Andrés Bello.
Consumo
En cada trance económico del país, los consumidores aprenden nuevos comportamientos. Los fenómenos sociales, como el consumo, nunca van y vuelven. Después de un cambio, siempre van avanzando. Ejemplos claros de esto en Chile, han sido el "descubrimiento" de La Vega por una parte del segmento ABC1, el crecimiento de las distribuidoras mayoristas y de las ferias. La pregunta, entonces, es ¿qué están aprendiendo los consumidores en este período? ¿cómo tendrán que adaptarse los productos y servicios al nuevo contexto? Pero lo más importante ¿cómo podemos aprovechar esta tremenda oportunidad de satisfacer a consumidores que están claramente insatisfechos?
Es cierto, el consumo se contrajo durante las semanas posteriores al estallido social. De hecho, por primera vez en 15 años la canasta de productos medida por Kantar Worldpanel no creció. En el período octubre-noviembre 2019, comparado con el mismo período del año anterior, el consumo se contrajo un 19%, más del doble de lo que cayó para el terremoto del 2010, otro hito histórico donde decreció el consumo.
Esta retracción se debió a varios factores, pero fundamentalmente a la menor disponibilidad de lugares de compra, al desabastecimiento inicial, al temor y dificultades de la gente a salir de su casa. Pero también al cambio de prioridades de ese momento, donde la mayor parte del consumo de indulgencia se vino abajo, pues primaba la sensación de emergencia y la incertidumbre respecto a cuánto iba a durar la contingencia. Esto último generó un aumento en la compra de productos básicos, como son el arroz, fideos y harina.
En suma, los cambios que trajo la crisis están afectando sólo temporalmente los niveles de consumo. La caída que se registró fue un hecho esperable dado el contexto. Pero su recuperación probablemente irá mostrando con más fuerza fenómenos globales que ya se habían iniciado en Chile, y que son la expresión de las nuevas formas de consumo. Más empoderados, y más tecnologizado, que demanda una relación horizontal con las marcas.
Marcela Pérez de Arce, Gerente Comercial de Kantar Chile
Agricultura
Nuestro país ha tenido y sigue teniendo una transformación muy importante en materia de equidad, libertad y respeto por el género femenino. Afortunadamente, el rubro agropecuario no ha quedado exento de ello aunque no con el protagonismo que quisiéramos para los tiempos actuales. Históricamente, se ha considerado al agro un sector donde la fuerza física y el enfrentamiento a condiciones extremas se asocian a capacidades masculinas. Sin embargo, pese a esto, la mujer ha podido aumentar su participación en el rubro, trazándose un camino en forma admirable, dando los primeros pasos en trabajos de temporada, para luego ocupar cargos de jefatura.
Estos cambios nos motivan, pero aún queda trabajo por hacer. Todavía existen brechas en cuanto a salarios y capacitación, por ejemplo, donde los mismos estudios muestran menores avances.
Aniriam Manríquez, gerente de RR.HH. y RSE de Manuka.