Evelyn Silva
La crisis social y ahora el coronavirus, son factores que este último periodo han incidido, de gran manera, en la forma habitual de cómo la sociedad se desenvuelve. El despertar que todos hablan que se ha desarrollado a nivel social, también se ha producido a nivel de consciencia. Sobre todo, en estos momentos de encierro, la humanidad, cada día, más se da cuenta que durante décadas se mantuvo en una ceguera total -lucidez que está en vías de progreso- respecto a la relación que ha tenido con sí mismo, su familia y con el planeta.
Este último aspecto, durante un largo tiempo, no ha sido muy bien tratado por parte de las economías que manipulan el mundo, es algo que la mayoría se cuestiona. Un sistema que ha producido individualismo, competitividad, consumismo, despilfarro y segmentación de clases, características que hoy, en Chile, han afectado enormemente la relación de las personas, sobre todo, con los últimos acontecimientos, que ha sido mucho más notorio.
"El Papa Francisco nos está llamado hace tiempo a una ecología integral. En el mundo no hay un problema humano, por un lado, y ambiental, por otro, sino que se trata de una sola crisis socioambiental. Todo está conectado, y la degradación del ser humano implica la degradación de la naturaleza. Tenemos que enfrentar la crisis desde la ciencia, la filosofía, la religión, etc. El conflicto es que se imponen miradas economicistas, pareciera que lo único que importa es sacar beneficio económico a costa de muchos otros valores. Quizás el coronavirus partió por un descuido de unos pocos, porque vieron solo sus intereses", comenta el nuevo obispo de Chillán, Sergio Pérez de Arce.
La convivencia social, el trabajo, la salud, el estudio, la recreación, los viajes, todo ha sido tocado por esta pandemia, es un fenómeno del que nadie prácticamente se escapa. Desde ahí, entonces, "surgen temores, tristezas, aburrimientos. También incertidumbres económicas y laborales, además de las sanitarias: ¿me contagiaré con el virus? ¿Algún familiar adulto mayor se enfermará? Es un golpe fuerte el que estamos viviendo. Hay personas que se angustian. Tenemos que ayudarnos unos a otros en el núcleo familiar y acompañar al más frágil", dice Pérez de Arce.
La religión católica llama a que la sociedad se debe unir, pero también ser responsables. Las personas deben saber de qué manera repercuten en el exterior. Cómo consumen, producen, se relacionan. "Las situaciones de crisis siempre son una oportunidad para revisar las cosas superfluas o secundarias que a menudo ocupan mi vida, para ver la calidad de mis relaciones personales, también para reencontrar mi vínculo con Dios. A veces vivimos un momento difícil, pero después volvemos a lo mismo. Ojalá que como humanidad aprendamos de esta situación. Como la segunda guerra mundial, por ejemplo, abrió caminos de paz en el mundo: se creó la ONU, Alemania comenzó una senda nueva, pero también es verdad que luego siguieron carreras armamentistas. El ser humano es porfiado, pero tenemos la capacidad de replantearnos la vida y dar saltos de verdadero progreso", explica el religioso.
Mientras tanto, la opinión del sector evangélico no se distancia mucho del mundo católico, plantean que para llevar una vida mejor hay que ser conscientes de los sentimientos y emociones. "Hay que fijarse en nuestros pensamientos, nuestro interior, no solamente, acumular y acumular riquezas. Porque, sucede que la gente vive para trabajar y trabaja para vivir, olvidándose que es persona, quiero decir de que tienen cuerpo, alma y espíritu. Eso es lo que está faltándo para vivir. La sociedad se está despersonalizando e individualizando, porque ya no le importaba la familia. En ese sentido, nos encontramos ahora en una oportunidad para poder plantearnos una espiritualidad que sea beneficiosa para cada uno de nosotros", sostiene el pastor evangélico, Leonardo Uribe.
En momentos, la espiritualidad, que es un estado de conexión, de estabilidad y armonía, se ha visto afectada, ya que ha desequilibrado las vidas de las personas. "Tenemos que reflexionar y replantearnos el día a día, de lo que estamos haciendo. ¿Deberíamos seguir con la vida vertiginosa que llevábamos antes? Esto nos está llevando a una repercusión espiritual. Muchas veces sucede que la gente cuando está en aprietos recurre a Dios y después lo olvida, por eso espero que esta situación nos haga tener un encuentro real con Dios.", expresa Uribe.
Aunque, agrega que es común que, "en estos tiempos, la gente se pregunte ¿acaso Díos no se compadece del mundo? Sí, pero ¿quién tiene la responsabilidad? Muchas veces nosotros le cargamos a otros las responsabilidades, pero la verdad es que somos los responsables de lo que está sucediendo y aconteciendo", indica el pastor.
El mundo escucha poco y nada, y la justicia, la paz, el cuidado del medio ambiente, se van abriendo con muchas dificultades, opina, por otro lado, Sergio Pérez. "Espero que esta pandemia abra caminos de atención a los más pobres, pero tampoco me hago ilusión de que los líderes mundiales, los dinamismos que nos hacen buscar solo el bienestar personal a toda costa, cambien por arte de magia. Más bien creo, que es una lucha constante que habrá que seguir librando, es un llamado urgente a que el mundo enmiende sus caminos", finaliza el líder del mundo evangélico.
"Tenemos que ayudarnos unos a otros en el núcleo familiar y acompañar al más frágil".
Sergio Pérez de Arce, Obispo de Chillán
"Hay que fijarse en nuestros pensamientos, nuestro interior, no solamente, acumular y acumular riquezas".
Leonardo Uribe, Obispo evangélico