En los primeros años del cristianismo se realizó una clasificación de los vicios en un intento de educar sobre una forma de "moral cristiana". Estos pecados fueron denominados "pecados capitales", del latín capitis, cabeza. Estos son considerados capitales, porque ocasionan otros pecados y son siete: soberbia, ira, avaricia, envidia, lujuria, gula y pereza. Reflexionando, en estos días, en que celebramos el Día del Patrimonio Cultural, he concluido que se han cometido algunos pecados capitales contra el patrimonio de Ñuble.
Comenzando con la Soberbia, cuando se ha estimado que algunos patrimonios materiales o inmateriales de la provincia, son más valederos por sobre otros, descuidando los últimos por considerarlos menos significativos. Generalmente, esto ocurría comparando ciertos patrimonios inmateriales como son, los oficios, fiestas costumbristas, arte popular, cantores populares etc., en contraposición a los consabidos patrimonios materiales, declarados Monumentos Nacionales.
Continuamos con la Ira, sentimiento no controlado con que algunas personas de la misma región, rompieron piezas de bronce de los bajorrelieves del Monumento a O´Higgins del escultor Roberto Negri; rayaron o arrojaron pinturas a los monumentos, esculturas, monolitos que están dentro o rodean la Plaza de Armas de Chillán.
La Avaricia, en que en un acto desmesurado, se ha querido acumular para sí, una o más piezas patrimoniales para goce particular. Este atentado se materializó mediante el hurto de objetos de valor regional, como fueron: piezas del museo de San Francisco; libros de la Biblioteca del Convento de Los Carmelitas; un óleo de Narciso Tondreau del Liceo que lleva su nombre; el Libro de Oro del Liceo Marta Brunet; obras plásticas de Tanagra; la espada del monumento del monumento de Bernardo O´Higgins de la Plaza de Armas, etc.
La Envidia, consiste en desear algo que tiene otro y tratar de obtenerlo. Fue la envidia, la que nos llevó a perder el único "libro incunable" de la ciudad. La Lujuria, es el uso ilícito de placeres carnales, llevado al patrimonio, sería el uso indebido de los monumentos para escalarlos, como el Mural de piedra de Chillán Viejo; el templete para la banda de música, hoy lugar de reunión de tribus urbanas y otros actos irregulares.
La conocida Gula, es un pecado de exceso de glotonería en la bebida y comida. Llevado al plano patrimonial, podríamos considerar como gula, el exceso o abuso de bienes patrimoniales como el monumento a O´Higgins de la Plaza de Armas de Chillán, como cancha de skateboarding, entre otros casos.
Y por último la Pereza, es un pecado de abulia, dejarse estar en la irresponsabilidad. Es lo que ha sufrido gran parte del patrimonio material de Ñuble, cuando éste cae en el abandono de mantenimiento eficaz y constante en manos de expertos, por parte de los responsables de ello, como ha sido el caso de monumentos del espacio público, edificios, piezas de arte, archivos, museos, puentes, cementerios, lugares de memoria, etc. También la pereza y desinterés nos hizo perder para Ñuble, los Museos particulares sobre O´Higgins y el de Bordados religiosos de Darío Brunet; un óleo del retrato de Marta Brunet de María Tupper; correspondencia de Bernardo O´Higgins y tantas piezas más que ameritan una columna completa.