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Hace 3 años | 29 de octubre 2017

Buscan instalar nuevos centros dediálisis

De los 572enfermos renales que hay en la región, un27% debe viajar largos tramos para llegar a una de las cinco ciudades que tienen el tratamiento.

Hace 2 años | 29 de octubre 2018

Licitación de áreas verdes podría caerse una vez más

Municipalidad de Chillán respondió 87 preguntas realizadas por empresas, aunque en varias materias dichas interrogantes quedaron en el aire.

Hace 1 año | 29 de octubre 2019

Reorientarán Plan Ñuble considerando demandas

Se busca mejorar la calidad de

vida de los habitantes sin dejar de lado lo que es prioritario, adelantó el intendente Martín Arrau.

El día después

xEn el triunfo del Apruebo hay muchas esperanzas de que las cosas cambien para bien.
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Los grandes procesos políticos mundiales han sido consecuencia de movimientos sociales, ciudadanos o de trabajadores y es la política (y los políticos) quien los han encausado institucionalmente. Y cuando no lo han hecho, han devenido en revueltas, revoluciones o guerras civiles.

Lo cierto es que, en el caso de Chile, la creciente molestia social expresada con mayor nitidez a partir de octubre de 2019 a través de manifestaciones pacíficas demandaba ser encauzada para que derivara en una salida institucional a la crisis de nuestra democracia. Algunos lo llamaron "estallido social", pero hay que reconocer que también fue un "estallido político", contra el sistema, las formas y el permanente bloqueo a las reformas necesarias para mejorar las condiciones de vida. Así las cosas, tanto el movimiento social de 18/O como el acuerdo político del 15/N permitieron lo que vimos ayer, un plebiscito ejemplar con masiva participación y celebraciones pacíficas.

A partir de lo ocurrido, hay muchas preguntas en el ambiente: La primera es ¿cómo se satisfacen las expectativas ciudadanas? Cuando casi 8 de cada 10 votantes respaldan el cambio a la Constitución, la tarea no será fácil. En el triunfo del Apruebo hay muchas esperanzas de que las cosas cambien para bien: desde las condiciones económicas, la equidad en oportunidades, el reconocimiento a nuestra diversidad, en fin, cientos, sino miles de sueños particulares que se resumen en el concepto de "dignidad" que se ha levantado con fuerza y quienes ejerzan la función constituyente, deberán ser capaces de aterrizar ese concepto al articulado del nuevo pacto social.

Una segunda es ¿cómo seguimos ahora? A mi entender, este es un menú de dos tiempos: Lo primero y urgente, es que la política tenga la capacidad de ponerse de acuerdo en 2 o 3 temas claves que no pueden esperar a la nueva Constitución. Mejoramiento de las pensiones, de las prestaciones de salud y recuperación económica y empleo. Por ello es clave que el gobierno reordene su agenda y priorice estos tres puntos para hacer frente a lo expresado en el resultado del plebiscito y que la oposición comprenda la urgencia de llegar a acuerdo. El segundo tiempo estará marcado por la necesidad que los partidos políticos, gremios, organizaciones territoriales y ciudadanos independientes comiencen a elaborar discusiones de contenidos para la nueva Constitución. Es fundamental iniciar conversaciones sobre los temas que deberían abordarse en el nuevo pacto social. Descentralización, pluriculturalidad, régimen político, libertades, derechos y garantías, acciones constitucionales. En fin, son múltiples y complejos los temas que un texto constitucional debe abordar de cara a ser el nuevo pacto social del Chile del siglo 21.

Así como hace algunos años fuimos capaces de crear y hoy celebramos la existencia de la región de Ñuble, ahora el desafío -entre otros- será consagrar que Chile debe ser un Estado unitario descentralizado, para una mejor distribución territorial del poder y reconocer a las regiones las potestades y recursos para resolver problemas y mejorar la calidad de vida de las familias.

Felipe Harboe

Senador

Un realidad latente

Chile ha sido reconocido como un país alejado de los excesos y la corrupción, sin embargo, esa imagen se ha ido perdiendo progresivamente. Según un estudio de la ONG Transparencia Internacional, casi un tercio de los latinoamericanos pagó sobornos para acceder a servicios públicos.
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La corrupción es un fenómeno que ataca de preferencia a los países latinoamericanos y a las democracias jóvenes, y que genera un impacto negativo en el desarrollo, por la desconfianza en el sistema institucional y por el mal uso de recursos que podrían utilizarse en áreas deficitarias.

Por años, Chile ha sido reconocida como una nación alejada de los excesos y la corrupción, sin embargo, esa imagen se ha ido perdiendo progresivamente, mientras se conocen hechos delictivos en gran parte de la sociedad.

El problema se presenta no solo a nivel de las instituciones, sino también personal. Hace unas semanas se conoció que 437 mil chilenos no cumplían con los requisitos para obtener un bono estatal para la clase media, entre los cuales hay unos 37 mil funcionarios públicos, en un hecho que si bien no es homologable a los casos anteriormente mencionados, parece revelador de la laxitud con que se aborda lo correcto y lo ético.

Según un estudio realizado en 2018 por la ONG Transparencia Internacional, casi un tercio de los latinoamericanos pagó sobornos para acceder a servicios públicos, concluyendo que existe un alto nivel de corrupción en Latinoamérica. Chile ha tenido un desempeño con altibajos en los últimos años. En 2018 descendió un puesto, pasando del 26 al 27 (en lo que fue el cuarto retroceso consecutivo desde 2014) y se recuperó el año pasado al regresar al 26.

Es cierto que los rankings internacionales no son demoledores; sin embargo, el problema existe y cada cierto tiempo un nuevo escándalo nos recuerda que el deterioro del comportamiento es real, porque para muchos, todo vale con tal de conseguir sus objetivos. Lo bueno es que nos sorprendemos, pero lo malo es que hacemos poco por erradicar esa conducta. También es cierto que no son las instituciones las corruptas, sino algunas personas que trabajan en ellas, por lo que no se puede generalizar ni estigmatizar. Ante estos casos, como falsear datos para obtener beneficios, la toma de acciones es urgente y debe venir de las propias instituciones, que son las encargadas de dar respuesta para corregir tal realidad.