El desafío de sumar nuevas camas críticas
Ya lo anunció el Ministerio de Salud a principios de marzo, cuando ordenó que la red asistencial integrada -entre hospitales públicos y prestadores privados- restituya los 3.216 cupos UCI habilitados en julio de 2021, cuando se registró la mayor capacidad de camas críticas en pandemia.
Esto, porque, con cifras de contagios al alza de manera transversal en todo el territorio nacional, la cartera se está preparando para una tercera ola de Covid-19. De hecho, el Hospital El Carmen de Maipú ya anunció una situación crítica, con la totalidad de camas críticas y ventiladores mecánicos ocupados.
¿Cómo volver a implementar camas críticas a un año de la pandemia? Y es que junto con la tecnología médica necesaria para habilitar una cama UCI, es necesario contar con personal de la salud especializado que, después de un año, se encuentra sumamente fatigado y con licencias médicas. Es un escenario diferente al de hace un año, cuando no se tenía casi información del virus, pero los profesionales de la salud estaban en plena capacidad para afrontar la crisis.
En este complejo contexto, los especialistas clínicos de dispositivos médicos pueden cumplir un rol clave en este momento de reimplementación de camas críticas. El especialista clínico puede colaborar con el equipo de salud en una rápida implementación y uso de los distintos dispositivos médicos requeridos en el tratamiento de los pacientes Covid-19, que forman parte de una cama UCI, como los ventiladores mecánicos o las máquinas de circulación extracorpórea, por ejemplo.
Recordemos que las "Camas UCI" se definen como un espacio que permite un monitoreo estricto de la condición de una persona en estado crítico. Por ejemplo, si llegan a fallar sus pulmones, no permitiendo la adecuada oxigenación, la cama UCI contempla desde monitores que evalúan el ritmo del corazón, la respiración, la presión sanguínea y la saturación de oxígeno a través de la piel hasta los ventiladores, dispositivos mecánicos que facilitan la respiración usando presión para enviar aire, o una mezcla de gases, hacia los pulmones. Las máquinas de circulación extracopórea, por otro lado, son vitales en la atención de pacientes que presenten falla multisistémica, en los casos graves de COVID-19.
Sin embargo, y considerando que muchos pacientes no Covid y con otras patologías graves pueden necesitar de una cama crítica, hacemos un llamado urgente a la ciudadanía a perseverar en sus esfuerzos de cuidado, evitando las reuniones innecesarias y manteniendo el lavado de manos, la distancia física y el uso de la mascarilla, además de acudir a los controles de salud en casos de enfermos crónicos, ya que aún faltan meses para que el proceso de vacunación tenga impacto en la población.
Gabriela Garnham, gerente general de la Asociación de Dispositivos Médicos, ADIMECH.
Semana Mundial de Sensibilización sobre la Sal
La sal es la principal fuente de sodio en nuestra alimentación, aunque también puede aportarlo el glutamato de sodio, aditivo alimentario utilizado ampliamente en la industria alimentaria.
La población consume en promedio entre 9 a 10 gramos de sal al día, lo que equivale al doble de la recomendación, la que señala que sea menor a 5 gramos. El elevado consumo de sal, sumado a la disminución de consumo de potasio (menos de 3,5 gramos por día), contribuyen al desarrollo de hipertensión arterial y aumentan el riesgo de cardiopatía y accidente cerebrovascular en todo el ciclo vital, no solo en la adultez, pues cada vez más niños desarrollan estas patologías.
Es por esto que la reducción del consumo de sal, la disminución de alimentos procesados, más la elección de alimentos naturales altos en potasio como frutas y verduras, ayudará a prevenirlas.
Algunas recomendaciones para disminuir el consumo de sal son: cocinar sin sal, no utilizar salero en la mesa, limitar el consumo de snacks, utilizar condimentos naturales en las preparaciones como orégano o laurel, aumentar el consumo diario de agua mayor a 2 litros y muy importante, revisar el etiquetado nutricional, prefiriendo aquellos alimentos sin sello "alto en sodio".
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Daniela Gómez, Académica Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas UDLA