Frases
"El llamado es a seguir cuidándonos con las medidas conocidas por todos y todas".
Max Besser,
Subdirector de Gestión Asistencial
"El arribo de este nuevo cargamento confirma la eficiente gestión del Gobierno".
Marta Bravo,
Seremi de Salud
"El llamado es a seguir cuidándonos con las medidas conocidas por todos y todas".
Max Besser,
Subdirector de Gestión Asistencial
"El arribo de este nuevo cargamento confirma la eficiente gestión del Gobierno".
Marta Bravo,
Seremi de Salud
La "Encuesta de consumo de alimentos y ansiedad durante la cuarentena por covid-19 en Iberoamérica" arrojó que el 44% de los chilenos aumentó de peso en cuarentena. Cuando se considera la calidad de la dieta, los españoles son los que están mejor evaluados, con una dieta mediterránea, con más frutas y alimentos integrales. Chile es el que tenía la peor calidad, con menos consumo de frutas, mucha pastelería casera y frituras, y con alta ingesta de alcohol. En consecuencia, con mayor consumo de alimentos muy calóricos y menos gasto energético por la poca actividad física, el resultado es el sobrepeso. También un estudio de la Asociación de Municipalidades de Chile reveló el año pasado que el 47% de los chilenos no desarrollaba actividad física.
No obstante, hace unos días se han dado a conocer los resultados de un estudio de consumo de productos del mar, encargado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) y ejecutado por el Instituto de Fomento Pesquero (Ifop), que arrojó un incremento de 1,7 kilos desde su última medición realizada por la FAO en 2013 que la fijó en 13,2 kilos al año. En consecuencia, hoy el consumo de pescados, mariscos y algas es de un promedio de casi 15 kilos por persona al año, lo que ha sido calificado como una buena noticia.
El sobrepeso y la obesidad tienen impacto directo en enfermedades como la diabetes, patologías cardiovasculares e hipertensión, que se encuentran entre las que provocan más muertes. Por el contrario, los ácidos grasos Omega 3, presentes en los productos del mar, están asociados a los beneficios de la salud del corazón, disminuyendo los riesgos de enfermedades cardiovasculares. Su consumo también se ve reflejado en la salud mental, ya que ayuda a mejorar la atención y el aprendizaje, el soporte de la memoria y la reducción de los síntomas de depresión. Por ello, los expertos en nutrición recomiendan reemplazar la ingesta de dietas ricas en grasas y azúcares por alimentos en su estado natural, como frutas, verduras, lácteos, legumbres, granos enteros, carnes magras, pescados, mariscos y algas.
La nueva entrega del escritor y poeta Germán Carrasco, nos convoca a una travesía despiadada y absolutamente llena de realidades y recuerdos, desde su visión periférica enfocando todo, especialmente las cosas mínimas a las que le atribuye un poder creador significante en la poesía actual y que, naturalmente no está exenta de su ojo crítico y de su singular forma de escribir.
La mantis en el metro, alude a una conversación metafórica con un insecto, que bien podría ser cualquier humano sensato refugiado en su actual mascarilla. De alguna manera todos hemos adquirido una semejanza con los neópteros. "Así ingresan las plagas, dice mi facista interno. Así tendría que colarse el poema en la prosa, infiltrándose." Todo esto exquisitamente hilvanado por el bagaje de un autor que no escatima en intertextualidades de toda índole, desde comparaciones de la revuelta con la pintura (otra vez la imagen) el rock chileno (Los prisioneros) y unos cuantas declaraciones de cuero de diablo para desestabilizar la retórica: "esa adoración por la certeza, el carpetazo, ese desprecio al fragmento, de la miniatura, de la levedad, esa oda al atropello que atraviesa las prácticas culturales."
Germán Carrasco, interviene el canon, lo desnuda y bombardea a sus protagonistas poniéndose en la fila, sin tasar tiempo, ya que asegura que todos tienen su turno y que el susurro en la poesía es un instrumento imprescindible. Los antiformatos y la rigidez en el discurso, una especie de decantación de los hechos relevantes en este horroroso Chile de Linh, del cual no se puede escapar, sencillamente no se puede, porque el arraigo a esta estructura repetida, a esta imagen pseudo snobista constituye una patria diversa, en su lenguaje con sus alegrías y hostilidades. Un enjambre, eso este libro, un enjambre de crónicas ensayísticas sin anestesia, sin cifras, un viaje a lo inmediato desde la cámara atrevida de Germán, un cuestionamiento a lo establecido en este país llamado Chile, desde los rincones mas inciertos y lugares poco comunes. ¿Cuánto pesa el entorno social en lo que leemos y escribimos? ¿Está presente? Uno de estos cuestionamientos que hoy debemos hacernos, cuando la concentración es esquiva, la mirada superflua y el bombardeo de ilusiones a través de la pantalla llega a niveles tóxicos. Aire, es lo que falta, aire al otro lado del aire.
Laura Daza Valenzuela Gestora cultural independiente
Desde los inicios, los cristianos tuvieron plena certeza de que su identidad los llevaba a participar del mundo y de sus leyes. De alguna manera se sintieron ciudadanos de dos mundos. Se integraron plenamente en las sociedades en que participaban provocando sorpresa, admiración, a veces, rechazo pero, siempre siendo un aporte. Lo que los animaba e impulsaba era su fe, la vida y construir un mundo mejor como algo que vale la pena, porque la vida no se acaba con la muerte y, finalmente, lo que triunfa es el bien.
La sociedades cambian pero algunas tensiones permanecen. Actualmente, los cristianos, de esta parte de mundo, vivimos inmersos en sociedades que, con matices, tienen dos grandes instituciones: el estado y el mercado y, en ambas, sus dinámicas de funcionamiento tienen algo en común, operan como si Dios no existiera. Así funciona la sociedad de hoy, negarlo es negar la realidad. Al mismo tiempo, todos los ciudadanos tienen el deber y el derecho de participar y opinar en la sociedad de la que son parte.
Como en los primeros tiempos, para los cristianos, la vocación de ser buenos y auténticos ciudadanos de dos mundos entra en conflicto, primero fue con las leyes del imperio, con las leyes del estado y del mercado, en estos días. Sobran los ejemplos y, es una constante que provoca preguntas en todos los sectores. ¿Cuál ha sido la mejor solución? ¿Qué se puede exigir a los católicos, sin que se pueda afirmar que hay discriminación o algún tipo de persecución? ¿Qué tenemos que hacer los católicos?
Un discípulo de Jesús tiene que aportar en el mundo en que vive, y una aplicación de esta convicción, en los primeros siglos, fue que los cristianos con su comportamiento superan las leyes de la sociedad civil. De cara a tantas leyes, protocolos y códigos, algunos difícilmente comprensibles, otros al borde de la irracionalidad, muchos creyentes se podrían preguntar: ¿tenemos que obedecer más a las autoridades que a lo que creemos? La pregunta es equivocada, no se trata de ponerse de un bando u otro, lo que tienen que hacer los cristianos es ser un ejemplo y colaborar en la construcción del mundo y de la sociedad; de tal forma que su manera de vivir sea incuestionable por su servicio, por el cuidado de la vida, del planeta y de las relaciones sociales, incluso en la elaboración de las leyes civiles. Para Jesús lo que se cree tiene que manifestarse en una manera coherente de vivir, aunque nos rodeen leyes y reglamentos imperfectos. Al mismo tiempo, no podemos quejarnos de que la sociedad nos exija un comportamiento que busque el bien de todos.
Luis Flores Obispado de Chillán