"Las redes sociales están produciendo un efecto de destrucción del espacio público"
El legislador analiza las amenazas a la libertad de expresión en Chile, explica por qué denunció las barreras a la prensa en la Convención, por qué se debe legislar con sumo cuidado una "ley antifunas", y opina sobre los amedrentamientos, "barrabravas" y el poder inhibidor de las redes sociales.
No hay país en el mundo en donde no se debata sobre la libertad de expresión, especialmente en aquellos donde la democracia está en peligro o derechamente es ahogada por autoritarismos.
El diputado Luis Pardo Sáenz (Renovación Nacional, Distrito 6) llegó en el 2017 a la Cámara luego de una larga trayectoria como presidente de la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi), de la Federación de Medios de Comunicación Social e incluso de la Asociación Internacional de Radiodifusores (AIR), y actualmente ve con preocupación cómo la libertad de expresión podría estar en peligro en Chile.
-¿Qué entendemos por libertad de expresión?
-Todas las libertades y derechos fundamentales tienen límites, pero para que sean legítimos tienen que estar conformes a ciertos estándares. En cuanto a la de expresión, hay estándares universales que la doctrina recoge y que están vigentes en todo el mundo democrático. Por ejemplo, debe ejercerse sin censura previa, pero debe someterse a responsabilidades ulteriores si yo al hacer uso de esa libertad deshonro u ofendo a alguien, o cometo algún tipo de daño a terceros. Y eso se hace en los tribunales, también de acuerdo a estándares que tienen que ver con el debido proceso. No es que la libertad de expresión sea un valor absoluto en sí mismo. Ninguna libertad lo es, así como tampoco todas las restricciones son completamente legítimas.
-En cuanto a las restricciones hay un dilema. Hay una corriente que dice que está permitido decir de todo, porque luego la persona debe hacerse responsable. Pero hay otra que dice que no todo está permitido, que debe haber limitaciones. ¿Dónde está el equilibrio?
-En una sociedad democrática no puede existir la censura previa. Y eso es algo que ya está sumamente asumido y debatido, porque cuando se introducen condicionamientos previos, como los llama la literatura previa, que lo que se diga tiene que ser fidedigno, cierto, veraz y oportuno, ¿quién califica si se están cumpliendo esos estándares? Ahí es donde mete la cola el diablo y aparecen los consejos, los organismos públicos, los censores que se atreven y se permiten decir qué se puede y qué no se puede decir. Por eso es tan importante que no exista censura previa y que exista pluralidad de voces y pluralidad de medios y todas las posibilidades tanto para emitir información como para recibirla y buscarla.
-Hay un discurso famoso de Angela Merkel en que indica que la sociedad no debe permitir que se emitan discursos de odio. ¿Eso es censura previa?
-No, porque si yo emito un discurso de odio y esa descripción está en la legislación vigente en forma explícita y objetiva, yo voy a ser sancionado por ese discurso. Pero después de, no antes de. No hay alguien que antes de que yo hable me diga "cuidado con lo que va a decir, porque es un discurso de odio". Esa es la diferencia entre los regímenes democráticos donde existe libertad de expresión en esos términos. Ahora, también existe el riesgo, cuando se establecen este tipo de reglamentaciones, que la ley sea tan restric-
"Me parece escandaloso que una Convención que va a deliberar la Carta Fundamental no tenga conciencia de que el acceso a la información y la transparencia son valores inherentes a la democracia y que son indispensables".
"Estamos llegando a un punto en que no se está promoviendo el respeto a las minorías, sino que se están imponiendo determinados códigos desde las minorías y que las mayorías hoy tienen que asumir como reglas del juego".
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tiva que se genere autocensura.
-Lo que usted menciona tiene sentido en el esquema tradicional de los medios de comunicación. ¿Es válido en las redes sociales, que no tienen domicilio conocido?
-Las redes sociales plantean un escenario mucho mayor que eso, y es que están produciendo un efecto de destrucción del espacio público, porque el espacio público que producían los medios de comunicación tradicionales, con todos sus defectos, era un espacio de algún modo común, donde accedían libremente unos y otros y se confrontaban las ideas y el público podía sacar sus propias conclusiones. Las redes sociales están produciendo bolsones de opinión de gente que piensa igual, que se autoconvence de sus propias ideas que circulan dentro de sus redes, de sus propias argumentaciones y que no se confrontan con los que piensan distinto salvo para insultarse unos a otros. Pero no hay un debate, no hay un proceso de deliberación. Y eso le está haciendo un daño enorme a la política y a la democracia, porque en definitiva eso está polarizando a la política y a la democracia.
-Las redes tienen además un efecto inhibidor para el que piensa algo distinto a lo que circula en ellas. Se ha visto que el autor está expuesto a una avalancha de insultos y "funas".
-Ese es otro fenómeno que es una suerte de hegemonía de lo políticamente correcto para determinados sectores que logran imponerlo. Y lo imponen a través de estas técnicas de "funas", de cancelación, de amedrentamiento de quienes se atrevan a opinar distinto de aquello que se está instalando públicamente. Curiosamente, muchas de estas imposiciones tienen que ver con sensibilidades de minorías que obviamente en democracia tienen que ser respetadas, pero estamos llegando a un punto en que no se está promoviendo el respeto a las minorías, sino que se están imponiendo determinados códigos desde las minorías y que las mayorías hoy tienen que asumir como reglas del juego. Eso es lo que está pasando por ejemplo con la discusión absurda de la Negrita, que en torno a un término y algo que está incorporado dentro del lenguaje y que no necesariamente es peyorativo, se van estableciendo estereotipos y códigos que finalmente la sociedad tiene que aceptar y el que los transgrede es objeto de "funas", es objeto de todo tipo de ataques en las redes sociales y eso es una restricción muy importante a la libertad de expresión. Esta libertad es un bien que busca facilitar la deliberación, esa facultad racional de los seres humanos para llegar a acuerdos, para confrontar ideas. Pero acá lo que tenemos es un proceso en que se van instalando determinados conceptos que son indiscutibles y quien ose cuestionarlos cae en pecado ante la barra brava de las redes sociales y de quienes están imponiendo esta verdad oficial en distintos ámbitos
-Usted encabezó la Archi y hoy los medios tradicionales son objeto de críticas en las redes. ¿Tienen responsabilidad en este ambiente tan negativo que hay?
-Creo que sí, los medios sí tienen mucha responsabilidad en el sentido de que en un sistema abierto como el que tenemos en Chile, donde hay libertad para la creación de medios, donde hay pluralismo abierto en le sentido de que hay pluralidad de opciones. Independientemente de que tengan una determinada línea editorial, tienden a acoger dentro de sus entrevistados, de sus noticias, visiones distintas de la sociedad. Sin embargo, hay una tendencia natural de los medios, y que hoy se ha traspasado fuertemente a la política, de seguir la ola, de sumarse a la temperatura ambiente, y eso supone reproducir determinadas consignas y códigos y no propender a un debate más profundo de las distintas materias. Y bueno, eso tiene mucho que ver con la naturaleza de cada medio. La prensa escrita, por ejemplo, tiene un espacio de mayor profundidad, pero tienen menor alcance en cuando a la cantidad de personas que acceden a ella. Mientras mayor es la cobertura o el alcance de los medios menor es la profundidad con la que se abordan los temas. Entonces, ahí tenemos también una responsabilidad permanente de los medios que no tiene que ver con necesariamente el pluralismo, sino más bien con la profundidad con la que se abordan los temas que son sensibles para la sociedad y, dentro de esa profundidad, con la posibilidad de propender a un debate más riguroso y más racional. Me parece bien que haya política en los matinales, siempre que la política en los matinales se adecue a la racionalidad propia del debate político. Pero si la política en los matinales significa que vamos a jugar con las emociones del público y los políticos y los conductores de los matinales van a sumarse a lo que es la emocionalidad, no va a ser un aporte al debate deliberativo, sino que va a ser más bien la imposición de una determinada corriente o temperatura del momento.
-¿Le preocupa el debate que se produjo en la Convención Constitucional por el acceso de la prensa a las sesiones?
-Yo lo denuncié públicamente, porque me parece escandaloso, primero, que una Convención que va a deliberar la Carta Fundamental no tenga conciencia de que el acceso a la información y la transparencia son valores inherentes a la democracia y que son absolutamente indispensables para poder ejercer esta libertad de expresión, y que tiene este doble sentido de poder publicar, de poder difundir, de dar a conocer ideas, informaciones y opiniones, pero también del público de poder acceder a ellas. Lo que estaba haciendo la Convención, que creo que lo corrigió, pero no satisfactoriamente, es justamente no entender esa dimensión de lo que es la libertad de expresión en una democracia.
-¿Cómo debiera consagrarse ese derecho en la nueva Constitución? ¿Tal como está o con una actualización, considerando la experiencia internacional?
-Tal como está en la Constitución, la libertad de expresión está salvaguardada. Existe la libertad de fundar y operar medios, existe la libertad de expresión sin censura previa; están bien definidas las responsabilidades ulteriores. El grueso de lo que debe significar el marco regulatorio de la libertad de expresión está contenido en la Constitución y está, de alguna manera, bien representado en el marco regulativo, que es la Ley de Prensa y las normas que tienen incidencia en la libertad de expresión. Probablemente para mejorar la libertad de expresión haya políticas públicas que sea necesario incentivar, como por ejemplo hoy sostener financieramente un medio de comunicación es cada vez más difícil. Lo es incluso para los medios nacionales que están compitiendo, como los locales y regionales, con los gigantes del espacio cibernético. Hoy Google y Facebook venden casi el 50 por ciento de lo que era la torta publicitaria que antes se transaba en Chile y que permitía financiar a los medios de comunicación. Si eso está afectando hoy a los grandes medios de comunicación, con mucho mayor razón a los pequeños, a los regionales; por tanto, es necesario que haya políticas públicas de respaldo, de incentivo para que pueda sostenerse o mantenerse una prensa en el sentido amplio, de todos los niveles y espacios sin que eso signifique ningún condicionamiento a las líneas editoriales de estos medios. Deben revisarse también los incentivos tributarios. Si yo puedo poner publicidad en Facebook sin pagar impuestos, bueno, si el Estado no es capaz de cobrarle impuestos a Facebook, que liberen de impuestos entonces a los medios que compiten con ellos, pero que están entregando un bien público tan importante como es el acceso a la información de la población.
-¿Hay peligros para la libertad de expresión en Chile?
-Lo que pasa es que los peligros para la libertad de expresión suelen venir de gobiernos autoritarios o dictatoriales y lo que estamos viendo son amenazas que vienen más bien de la propia sociedad, como son las "funas", las acciones de cancelación como son todos estos intentos de amedrentamiento. El peligro en esto está en que ese tipo de corrientes que ejercen ese tipo de acciones, si llegan al poder tal como lo señalan los propios programas de gobierno, van a institucionalizar esa forma de imponer su discurso y su visión oficial. Por lo tanto, en Chile la libertad de expresión está amenazada en tanto y cuanto puedan llegar al poder grupos ideológicos que no comparten los estándares y las formas de ejercer la libertad que existe en las naciones del mundo.
-¿Apoya la ley "antifunas"?
-Creo que se puede legislar en algunos ámbitos, pero hay que ser muy cuidadosos. Efectivamente, y con todo lo que pienso y critico que son las "funas" y lo que son esas prácticas, también en una legislación "antifunas" se corre el riesgo de dejarles a eventuales gobiernos autoritarios futuros, herramientas de presión y de destrucción de la libertad de expresión que pueden ser peligrosas. Yo recuerdo una reunión muy entretenida cuando era presidente de la AIR con el presidente Mujica en Uruguay. Estuvimos más de una hora conversando sobre la Ley de Medios de Uruguay. Al principio no me pescaba mucho, como que pensaba "qué me viene a hablar este tipo de algo que ya sé". Cuando le empecé a dar los detalles de lo que tenia la Ley de Medios pescó una hoja y empezó a decirme: "A ver, repítame eso". Empezó a anotar y movió la cabeza y dijo: "Estos chicos -refiriéndose a sus colaboradores- legislan pensando que siempre van a estar en el gobierno y no se dan cuenta de que las cosas pueden cambiar". Era un comentario sabio. Hoy podemos hacer una ley "antifunas" que puede ser muy buena, pero a lo mejor en manos de un gobierno autoritario en el futuro puede ser una de las peores herramientas en contra de quienes creemos en la libertad de expresión. Estoy de acuerdo en legislar, pero hay que hacerlo con mucho cuidado. No podemos pisarnos la cola en eso.
pardo cree que es escandaloso que la convención no quisiera dejar entrar a la prensa a cubrir libremente sus actividades.
"Hoy podemos hacer una ley 'antifunas' que puede ser muy buena, pero a lo mejor en manos de un gobierno autoritario en el futuro puede ser una de las peores herramientas en contra de quienes creemos en la libertad de expresión".
"Los peligros para la libertad de expresión suelen venir de gobiernos autoritarios o dictatoriales y lo que estamos viendo son amenazas que vienen más bien de la propia sociedad, como las 'funas' y acciones de cancelación como todo intento de amedrentamiento".