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Queremos tanto a Seinfeld

500 millones de dólares gastó Netflix para traer de vuelta la serie más hilarante en la historia de la televisión. Un show sobre la nada, sacado adelante por Jerry Seinfeld y Larry David. Bienvenido sea.
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La compra de toda la serie "Seinfeld" realizada por Netflix nos hunde en nostalgia a todos los admiradores de esta obra maestra de los años 90, principalmente porque una producción como ésta hoy sería impensable. En tiempos en que los proyectos se realizan mediante focus groups y operaciones del algoritmo, el plan de los comediantes Jerry Seinfeld y Larry David no hubiese pasado los primeros controles de proyección de rentabilidad.

Tampoco la tuvieron fácil en esos años de transmisiones televisivas y rating. Se cuenta que en la exhibición interna de "The Seinfeld Chronicles", el piloto de la serie hecho en 1989, los ejecutivos de la NBC permanecieron serios en sus butacas. Nadie esbozó ni siquiera una sonrisa. "No puedes entusiasmarte demasiado con dos tipos que van a la lavandería", opinó uno de ellos. Otro fue más duro: "Demasiado New York, demasiado judía". Lo interesante de "Seinfeld" es que estas críticas podrían servir también como elogios. Las clásicas rutinas neoyorquinas (desplazarse por el café del barrio, la lavandería, los restaurantes, los teatros) eran diseccionada con la lupa del absurdo y condimentadas por cierta inclinación del humor judío a la negrura (el guionista Larry David llevaría aún más lejos la incorrección política en sus posteriores proyectos, como la excelente serie "Curb your enthusiasm").

La suerte quiso que, a pesar de la actitud del canal, el piloto se estrenara para probar la reacción de la audiencia. No pasó mucho. "Seinfeld" regresó a la televisión en 1990 y tuvo que esperar un tiempo para convertirse en el fenómeno que es gracias a los elogios de la crítica y el boca a boca. "Es un show sobre la nada", opinaba George Constanza (personaje interpretado por Jason Alexander) en un episodio, acudiendo a la metarrealidad para referirse a la misma serie.

Cuando luego de nueve temporadas se emitió el capítulo final, Estados Unidos se paralizó por completo. Un dato curioso es que Frank Sinatra sufrió un ataque al corazón esa misma noche. La ambulancia tardó apenas cuatro minutos en llegar a su mansión de Beverly Hills porque las calles estaban vacías. La operación de rescate fue eficiente. A pesar de todo, La Voz no lo logró. "Seinfeld", sí. El final fue visto por más de 76 millones de personas. Esa noche, un aviso publicitario de 30 segundos de duración costaba un millón de dólares.

Los desajustes técnicos y culturales del regreso fantasmagórico de "Seinfeld" reflejan su contraste con los principios de esta era de streaming. Por un lado, la diferencia en la relación de aspecto (es decir, la proporción entre el ancho y la altura de la pantalla) corta parte de las imágenes, defecto que atenta en contra de la coherencia de algunas escenas. Por otro lado, un artículo publicado en la revista "Bustle" cuestionó la incorrección de algunos capítulos y puso en el tapete la discusión sobre la cancelación. Es una mala lectura para una serie que, al igual que esas lavadoras neoyorquinas que Jerry Seinfeld disecciona con agudeza brillante, procesan ideas, chistes y prejuicios en la misma maquinaria entrañable, dando vueltas y vueltas en medio del universo infinito del absurdo. ¡Larga vida a "Seinfeld"!

La noche que se emitió el capítulo final de "seinfeld", 30 segundos de publicidad costaron un millón de dólares en eeuu.


En resumen

Las 9 temporadas ya están disponibles en la plataforma Netflix.

Por Andrés Nazarala R.

Seinfeld

La bordadora de memes y amores

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1¿Cómo recuerdas que eras de niña y por qué optaste por estudiar estética?

-Creo que de niña era más bien tímida e insegura y si bien tenía inclinación hacia el arte, no tuve un adulto en mi entorno que pudiera guiarme. En cuanto al colegio, me iba bien en las notas, pero no excelente. Al terminar Cuarto Medio no tenía muy claro cuáles eran mis intereses, qué era lo que realmente me gustaba, así que primero estudié Pedagogía Básica, una carrera que al terminar me di cuenta que no quería ejercer, así que entré a estudiar Estética, y esa carrera sí que me gustó.

2¿Cómo fue que llegaste al bordado?

-Después de la universidad estudié diseño de zapatos y me dediqué a eso varios años, pero no me satisfacía. Continué en una búsqueda intuitiva y me inscribí en un taller de bordado y mi vida se encaminó hacia ese oficio que me ha realizado y desarrolló mi sensibilidad estética, mi entendimiento del color y ganas de dar lo mejor de mí en cada proyecto. Una buena bordadora es disciplinada y paciente. La amistad que surge bordando es agradable: nunca se acaban los temas de conversación. Compartir un pasatiempo con otras personas reconforta el espíritu.

3¿Cuáles son tus puntos favoritos y con qué materiales te gusta trabajar?

-Me encanta el punto largo y el corto, también el punto atrás que son los básicos y permiten "pintar con hilos" con facilidad. Bordo ideas figurativas y no de texturas, por lo que me acomodan esos puntos. Los materiales que más me gusta usar son bastidores de plástico, tela de sábanas recicladas e hilos mouliné marca DMC. Me gusta bordar lo que siento en el momento, puede ser un meme que me de risa o la persona de la que estoy enamorada. También bordo imágenes de lo que me rodea, objetos y tonteras.


En resumen

Sus vivencias afectivas entre bastidores e hilos de colores es la trama de "El club del bordado" (Editorial Libros de Mentira), primer libro de Carolina Pareja, licenciada en Estética y bordadora que hace más de siete años dicta talleres. Carolina, además, es conductora del podcast El Gosip y creadora de La Librería Secreta.

Carolina Pareja hizo una "librería secreta" con libros chilenos que venden en su garage.

3 preguntas

Carolina Pareja, autora de "El club del bordado"

cedida